Versus, el náufrago metafísico de Linazasoro

Un náufrago llamado Versus y una isla. Esos son los recursos concretos con los que Karlos Linazasoro —autor de una extensa obra—  estructuró esta novela breve sin trama que tras haber sido publicada por Elkar en euskera, llega ahora en castellano de la mano de Jekill & Jill. De Versus sabemos que naufragó cuando tenía veintidós años cuando se dirigía a cumplir con algún tipo de negociado poético, que fue al parecer el único superviviente, que la noche anterior a la tragedia conoció a una mujer, Alice, “más bella que un delirio de Chagall”,  de la que se acuerda a menudo, y de que a su regreso quiere escribir un libro sobre náufragos del que toma notas mentales: Versus no pierde la esperanza de que algún barco asome y lo devuelva a su hogar; de hecho, tiene escrito un discurso para leerlo a su vuelta. De Versus también sabemos algo que condiciona el aliento mismo del libro: que a pesar de su juventud, es un hombre muy culto, instruido y sensible.

Un náufrago y una isla. En Versus leemos: “Es difícil escribir una narración digna con cuatro elementos. Eso solo lo logran los grandes escritores, pero no tenemos más”. Sin embargo, el autor tira también de los recuerdos de su protagonista absoluto —echa de menos los baños en la piscina, las sesiones de cine-club de los lunes, los besos de miles de siglos que daban a la cruz en la cima de los montes, las ganas de hacer patria de cuando fue concejal, los sempiternos hombros cansados de su padre, el tocino de cielo de su madre…—. Otro de los elementos abstractos de los que se vale Linazasoro es el de los pensamientos, a veces muy sofisticados, de Versus, y que sitúan esta narración en un vaivén entre la metafísica y el absurdo, en cuyo manejo el tolosarra es todo un maestro. “Ahora ya la metafísica no le interesa lo más mínimo -leemos-. ¿Por qué? Pues porque ya se sabe todas las respuestas. Se mira a sí mismo, a su hondo interior, y ahí tiene todas las respuestas”. Además de sumergirse en hondas disquisiciones filosóficas,  Versus quiere montar un zoo, a veces se hace el muerto, descubre mediante complejas fórmulas matemáticas que en la isla los días tienen más minutos, y mil cuitas de extraordinaria ineficacia práctica.

En Versus hay humor, emoción y lirismo, un lirismo que contrasta con los descensos a asuntos más terrenales, como el sexo, que tampoco se rehúyen. Son noventa y nueve estampas escritas a golpe de ingenio, que revelan el amor por las palabras, algo tan sencillo, pero tan importante, de un autor que siempre resulta capaz de robarnos una media sonrisa, incluso en esta narración minimalista, honda y clara, como el agua del mar.

Txani Rodríguez

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