#Budapest2020 | ‘El tamaño sí que importa’

Eco de Budapest 2020:

El tamaño sí que importa

La altura de los equipos masculinos

Hungría confirmó con su título de campeón de Europa de Budapest que la altura de los jugadores sigue siendo un factor importante en el waterpolo.  La media de los 13 dirigidos  por Tamas Marsz  fue de 1,98 m. Cuatro jugadores húngaros miden más de 2 metros: el cierre Daniel Angyal (2,03), el zurdo Marton Vamos (2,03), el boya Balazs Harai ( 2,03 ) y  el MVP del torneo Denes Varga (2,02).  A veces Hungría alineaba un siete con una media de 2,00 m.  El “pequeñín” del equipo fue su capitán Khristian Manhercz con “apenas” 1,92 m.  Los campeones de Europa de 2020 superaron en este aspecto a sus compatriotas del equipo – triple campeón olímpico (Sidney 2000, Atenas 2004 y  Pekin 2008), que tenía una media de 1,95 m. con su techo en Tamas Kasas (2,01) y con Gergely Kiss (1,98) , Tamas Molnar (1,93) y Tibor Bendek (1,90) como máximos exponentes.

En esta clasificación de las torres en el waterpolo europeo segundo fue Croacia con una media de 1,96 m. (el más alto Maro Jokovic (2,04),  el más bajo – Loren Fatovic  (1,85).  Esta selección croata se quedó a unos 4-5 centímetros por debajo del equipo más gigantesco de la historia del waterpolo: aquella Croacia de  Ratko Rudic que ganó el título olímpico en Londres 2012, con 6 jugadores por encima de 2 metros: Damir Buric (2,05), Maro Jokovic (2,04), Igor Hinic (2,02), Sandro Sukno (2,01), Andro Buslje (2,01) y Petar Muslim (2,01) y si eso fuera poco, Niksa Dobud (198) e Ivan Buljubasic (198)  rozaban los dos metros.

Serbia fue tercera con una media de 1,95 m.(el más alto, el zurdo Dusan Mandic (2,02) y el más bajo, el habilidísimo Andrija Prlainovic  (1,89). Montenegro  cuarto – 1,93 (por arriba el portero Dejan Lazovic  (1,98) y por abajo Bogdan Durdic  (1,84).  Alemania también con una altura media de 1,93 m., con 4 jugadores por encima de 2 metros, entre los cuales se encontraba  el techo del Europeo en Budapest – Ben Reibel (2,07) y el teutón más bajo fue Denis Eidner (1,80).

España se presentó con una media de 1,91 m. de altura que no estaba nada mal, superando con 4 cm la media de la legendaria selección – campeona olímpica de Atlanta 1996.  En el actual equipo de David Martín el más alto es el boya sevillano Miguel De Toro (2,03), seguido por Marc Larumbe (1,93), Alberto Munárriz  (1,97), Roger Tahull  (1,95), Alejandro Bustos  (1,94), Eduardo Lorrio  (1,93),  Bernat Sanahuja  (1,92), Daniel López-Pinedo  (1,91), Alberto Granados ( 1,90) , Blai Mallarach  (1,87), Fran Fernandez  (1,85), Felipe Perrone  (1,83) y Adriá Delgado (1,83).

Recordamos también la altura del histórico equipo de España – campeón olímpico de Atlanta: Jesús Rollan (1,86), Salvador Gómez (1,94), Pedro García (1,93), Angel Andreo (1,91), Sergi Pedrerol(1,90), Ivan Moro (1,90), Miki Oca (1,87), Jose María Abarca (1,87), Jordi Payá (1,85), Jordi Sanz (1,80), Dani Ballart (1,78), Manuel Estiarte (1,76), Carles Sanz. La actual selección ha crecido con 6 centímetros. ¿Y qué decir de la futura selección? De momento diez jugadores del 2002 de la selección nacional juvenil miden más de 1,92!

La altura de los equipos femeninos:

Entre las mujeres la selección más alta en el Europeo de Budapest fue la de Hungría con una media de 1,80 m. Natasa Rybanska (1,90) es la más alta y Krisztina Garda  (1,70) la más baja.  Paises Bajos fue segunda con 1,78 de media: arriba Maud Megens (1,83) y abajo Nomi Stomphorst (1,72). España y Grecia compartieron el tercer-cuarto lugar con 1,77 de media.

Las dos boyas españolas Maica García y Paula Leiton marcan la diferencia con 1,88 cada una, la MVP del campeonato Beatriz Ortiz (1,76), Anna Espar (1,80), Elena Sánchez (1,78), Clara Espar (1,77), Marta Bach (1,76), Paula Crespi (1,75), Pili Peña (1,74), Judith Forca (1,73), Irene Gonzalez (1,73) y la pequeñina del equipo es la gran tiradora de media y larga distancia Roger Tarragó (1,71).

Sorprendió que la finalista Rusia no tuviera más de 1,73 m. de media: María Borisova (1,86) es la más alta, pero con cinco jugadoras rusas por debajo de 1,70, de las cuales la más baja es Anastasia Simanovich (1,64).

El éxito de la genética

¿Para qué sirve ser alto en el waterpolo?  La altura es sin lugar a dudas un factor importante sobre todo a la hora de defender. Una mayor envergadura permite  abarcar más espacio, conseguir una mayor  intimidación sobre el rival y representa una inestimable ayuda para bloquear  tiros, interceptar pases en el aire o robar balones etc. En ataque los brazos largos permiten proteger mejor la posesión en el arco estático y aseguran una mayor aceleración rotativa aumentando la potencia de los tiros.  La altura y la fuerza eran importantes con un  arbitraje que permitía el contacto físico y la lucha estática, conceptos alrededor de los cuales giraba la táctica.  Como resultado de todo esto,  la genética ha influido mucho en el rendimiento de los jugadores y se ha convertido en una de las claves de los éxitos de selecciones  como Hungría, Croacia y Serbia.

Apoyándose en las características físicas innatas de sus jugadores, estos países han desarrollado un estilo de juego estático y vertical, gracias a  durísimos e interminables sesiones de entrenamiento, asegurándose  de esta manera una hegemonía en el waterpolo. Sus títulos en los grandes campeonatos internacionales han convertido este estilo en una tendencia que todo el mundo quería copiar, pero no todos llegaron a hacerlo por las limitaciones  genéticas y la falta de dedicación exclusiva.

El futuro es del jugador versátil y listo

Afortunadamente este estilo pasó de moda, porqué perjudicaba el espectáculo y se tomaron medidas para sacar el waterpolo de un estancamiento. Los cambios en el reglamento han abierto un nuevo horizonte. Además de la altura y el físico de los jugadores, hay muchos más aspectos a tener en cuenta, como la agilidad, la velocidad, la improvisación y la inteligencia de juego. La gran estatura es fundamental en el waterpolo, pero no lo es todo. El juego ha cambiado y el estatísmo de los gigantes quedará en la historia.  Lo visto en el Europeo en Budapest es esperanzador. La selección de David Martín ha sacado más provecho de las nuevas normas. No quiero decir con esto que  los jugadores altos van a disminuir, pero se adaptarán a este nuevo estilo los más hábiles , más veloces , más coordinados y con menos peso.  La selección antropométrica en edad temprana seguirá siendo importante, pero a la virtud física innata habrá que añadir  la agilidad de movimientos y la velocidad que requiere el waterpolo moderno.

Probablemente, aunque sea debatible, un jugador de 1,96 m. aproximadamente, rápido, flexible y polifacético podría ser ideal para el waterpolo moderno y dinámico, compaginando fuerza y envergadura con velocidad y habilidad. Características que reúnen por ejemplo Alberto Munárriz – segundo máximo anotador con 20 goles en el Europeo,  excelente defensa y que puede jugar de boya, o el máximo goleador del campeonato (21 goles) – el zurdo ruso Konstantín Kharkov

Lo incuestionable  es que  mejor que un jugador alto, es un jugador listo.  Un ejemplo: Felipe Perroné  autor de 16 goles de 32 tiros! + 13 asistencias en Budapest, pero también un gran defensor. El waterpolo es para gente inteligente.

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