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La caída de Icaro

La caída de Icaro

“La caída de Icaro” es una obra de Brueghel, pintada en 1558. Tiene unas dimensiones de 74 x 112 cm y podemos encontrarla en los Museos Reales de Bellas Artes, en Bruselas

En esta escena y como el título nos lo narra, el pintor ha representado un tema mitológico como es el de Dédalo e Icaro.

Según cuenta la leyenda griega, Dedalo era un herrero mañoso e ingenioso, pero uno de sus aprendices llego a saber más que éste con tan solo 12 años. Este aprendiz se llamaba Talos. De Talos se cuenta que fabricó la primera sierra después de haber observado la espina dorsal de pez. También inventó el compás y el torno de alfarero y se hizo muy famoso por ello en Grecia, lo que enfadó a su maestro. Dedalo llevó entonces a Talos a la Acrópolis, subieron al tejado del templo de Atenea y lo arrojó desde lo alto.

Cuando se descubrió el crimen, Dedalo mintió y dijo que su aprendiz había tropezado, pero no le creyeron y lo enviaron al destierro.

A Brueghel le gustaba pinta barcos grandes, veloces, dotados de cañones e impulsados por el viento. Dibujó muchos como modelos para grabados. Los editores, que eran quienes vendían los grabados, solo encargaban aquello que demandaban los compradores, y las imágenes de barcos tenían mucho éxito.

Cuando Brueghel pintó este cuadro, Amberes era una ciudad que vivía de la navegación, esto explica el gusto por los barcos.

La ciudad de Amberes acabó convirtiéndose en la ciudad clave. Los grandes veleros que garantizaban el tráfico e mercancías, se convirtieron para los amberinos en el símbolo de la prosperidad de su ciudad. Se construían muchas casas nuevas, que eran muy caras.

El florecimiento de la urbe no solo favorecía a los comerciantes, sino también a los artesanos, los arrendatarios de casas, y por supuesto a los fabricantes de artículos de lujo como orfebres y pintores. No es casualidad que Brueghel residiera tantos años en la ciudad.

El cuadro que analizaremos la semana que viene será “La bandera” de Chardin.

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