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Hechas añicos

    Categories: Escultura
El guerrero moribundo del Templode Afaia en Egina tras la eliminación de las integraciones decimonónicas realizadas por Thorvaldsen

Muchas de las más famosas esculturas de la antigüedad están rotas. Algunas han aparecido hechas añicos y los arqueólogos, historiadores del arte y artistas de tiempos pasados han intentado, en ocasiones, devolverles su aspecto original.

En algunos casos, estas reintegraciones se llevaron a cabo y, en otros se quedaron en el campo de la hipótesis. Otras, habiéndose llevado a cabo en siglos pasados, se han eliminado en la segunda mitad del siglo XX. Pero, sin duda, cuando paseamos por las salas de algunos museos, se nos viene inevitablemente a la cabeza la pregunta ¿Cómo serían en su época? Y.. ¿Cómo averiguan los expertos la forma correcta de recomponer cada pieza?

Las fuentes utilizadas para realizar semejante reconstrucción son muy variadas: la propia forma y anatomía que se conserva en cada pieza, otras obras similares (pequeñas esculturas en bronce u otros materiales), monedas, pinturas, obras literarias…

Muchas son las obras que podrían ejemplificar este proceso: los frontones del templo de Afaia en Egina, el Hermes de Olimpia o los frontones del Partenón. Tomaremos como ejemplo dos piezas emblemáticas del mundo griego: el Laocoonte, una de las primeras piezas en ser reintegrada en el siglo XVI y la Victoria de Samotracia, sobre cuyo aspecto original se ha especulado largamente pero que no ha sido reintegrada en su totalidad.

El Laocoonte tras la eliminación de las reintegraciones del siglo XVI y la colocación del denominado brazo Pollack
Copia del Laocoonte en la que se observan las integraciones realizadas en el siglo XVI

 

El Laocoonte fue descubierto un 14 de enero de 1506 en Roma y un mes más tarde entraba a formar parte de la Colección Vaticana. En el momento de su hallazgo a la escultura le faltaban diversos elementos: el brazo derecho de la figura principal (con fragmentos de serpiente), la mano derecha del hijo mayor y el brazo derecho del menor. Para la restauración de estos elementos y, en especial, del brazo de Laocoonte, se propusieron varias hipótesis en base a la musculatura de la figura y a la composición general de la misma. El brazo fue colocado en una posición alzada, siguiendo la diagonal formada por la pierna izquierda y el cuerpo del personaje. Sin embargo, en pleno siglo XX se halló el brazo original de la figura. Su posición flexionada por el codo representaba una notable variación con respecto a la hipótesis utilizada en el siglo XVI.

Reconstrucción hipotética del monumento de la Victoria de Samotracia
La Victoria de Samotracia tal y como puede verse en el Louvre

 

La Victoria de Samotracia, por su parte, fue hallada en 1863 en la isla griega del mismo nombre. Las excavaciones sacaron a la luz diversos fragmentos de la escultura: una parte del busto, el cuerpo y fragmentos de plumas y ropas. La escultura se identifica inmediatamente como una victoria y las piezas se envían a París donde se restaura la imagen para poder exhibirla. Se procede a recomponer las piezas obtenidas y se reintegran, además, en escayola, la parte izquierda del busto y el ala derecha, desaparecidas.

A partir de este momento se establecen diferentes hipótesis sobre la posición adoptada por la figura que se cree portadora de una trompeta en base a las imágenes de victorias habituales en las monedas helenísticas. Sin embargo, en 1950, se recupera la mano derecha que demuestra lo incorrecto de esta teoría.

Estos dos ejemplos nos demuestran cómo difícilmente conseguiremos averiguar la concepción original de muchas de estas esculturas pero cómo, también, esa falta ha servido de aliciente a lo largo de los siglos para comprender mejor el arte y a sus creadores.

Itziar Martija: