Ya hemos comentado unos descubrimientos fortuitos en Amarna, porque hubo que esperar a 1911 para que comenzase un estudio arqueológico ordenado a gran escala. Fue la misión alemana dirigida por Borchardt la que llevó a cabo una gran labor topográfica, levantando un plano minucioso de gran parte de la ciudad.
Los alemanes inician una excavación metódica cuyos esfuerzos se vieron colmados, pues entre las casas descubiertas se encontraba la de un escultor desconocido hasta entonces, Tutmosis, hoy considerado como uno de los artistas consumados del arte universal. Esparcidas por el estudio se encontraron varias esculturas de la época y en una habitación tapiada hallaron el famoso busto de Nefertiti junto a otras sesenta esculturas representando a miembros de la familia real, especialmente las princesitas, hijas de Nefertiti.
Según las leyes de entonces, las piezas de gran valor debían quedarse en Egipto, por lo que Borchardt logró sacar el famoso busto y llevarlo a Alemania como resto sin valor. Por esto insistió en ocultar la escultura y lo consiguió desde 1913 que llegó a Berlín hasta 1924, fecha en la que el entonces director del Museo Egipcio ordenó su exhibición. La escultura desencadenó un entusiasmo sin precedentes y Lacau, entonces presidente del Servicio de Antigüedades egipcias pidió su inmediata devolución a El Cairo. Hubo varios intentos por parte de las autoridades alemanas para devolver el busto a su país de origen, pero todas fracasaron por las protestas del público y la prensa.
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La estela de Akenatón que atesora El Cairo (Egipto) podría ser la pieza que sirvió de moneda de cambio para que el busto de la reina egipcia Nefertiti fuera finalmente a Berlín?