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Assur: arte en relieve

El acceso al Salón del Trono era flanqueado por Genios guardianes y protectores que gozaban de una fuerza sobrenatural capaz de hacer frente a los demonios..

Las fuentes históricas nos cuentan que en el siglo XVIII a.C. el rey Shamshi-Adad fundó un nuevo imperio al Norte de Mesopotamia, en el cruce de los caminos comerciales entre las montañas y el desierto. Ese nuevo centro de poder se conoció con el nombre de su dios principal, Assur, y su hegemonía se extendería, con algunos intervalos de crisis, hasta finales del siglo VII a.C.

Los principales reyes asirios, de nombres casi indescifrables, Asurnasirpal II, Tiglath-Pileser III, Sargón II, Senaquerib o Asurbanipal, trazaron complejos programas iconográficos para glorificar la figura del rey, de forma que el mensaje fura comprensible para toda la población, incluso para la mayoría analfabeta. La decoración de los palacios que incluía relieves, textiles y mobiliario con adornos de marfil, se acompañaba de inscripciones que se encargaban de reforzar el mensaje principal y de situar al monarca al frente del aparato burocrático del Estado, encargado de controlar los dominios reales.

El deseo de expresar la grandeza de la monarquía asiria se refleja, en el arte, a través de arquetipos en los que se representa la esencia de seres y objetos y no, necesariamente, su forma real. De este modo, el rey se entiende como concepto de realeza, es decir, aquel que es custodio de la tierra de Assur y debe garantizar su supervivencia y progreso, mediante la abundancia y la victoria.

Esta representación arquetípica de las cosas contribuyó a fijar unas características iconográficas que perduraron, con unos pocos y sutiles cambios, a lo largo de siglos.

Entre todos los reyes arriba mencionados, Asurnasirpal II pasará a la historia por ser el primero en utilizar la decoración en relieve, de forma extensiva, en sus construcciones. Durante su reinado, en el siglo IX a.C., Asurnasirpal abandonó la que posiblemente fue su primera residencia, Nínive, para establecer su nueva capital sobre el antiguo asentamiento de Kalkhu, también conocido como Nimrud, a orillas del rio Tigris. Allí, cubrió las paredes de su nuevo palacio con algunos de los más famosos relieves del mundo asirio.

Asurnasirpal II aparece representado de forma doble, vistiendo un atuendo ritual y sosteniendo la maza que simboliza su poder.
Itziar Martija: