Egina, ocupada desde el IV milenio a.C., está situada en la confluencia de las principales rutas marítimas, entre Atenas y Epidauro, al sur de la isla de Salamina y al norte de la de Poros. Hacia el 1100 a.C., el pueblo dorio introdujo en la isla el culto a Afaia que se identificó con Britomartis, una divinidad de origen cretense a la que se rendía culto en la isla.
El lugar ocupado por el actual santuario de Afaia estuvo relacionado con el culto desde el siglo XIII a.C. En la colina se sucedieron hasta tres santuarios dedicados a la diosa, de los cuales se conserva el último que data de en torno al 510-490 a.C.
El templo de Afaia es un edificio hexástilo, períptero, con un total de 32 columnas dóricas en su perímetro. Está construido en piedra caliza con unos pocos elementos, principalmente las tejas, en mármol. A pesar de haber sido construido a finales de época arcaica, el templo presenta ya algunos detalles que anuncian el clasicismo.
En el templo de Afaia, de hecho, las características arcaizantes se mezclan con las innovaciones clásicas y así, se puede observar como los intercolumnios de los extremos se estrechan ligeramente, tal y como era costumbre durante la época arcaica, mientras, a la vez, se corrigen la inclinación y el tamaño de las columnas de las esquinas para que el espectador tenga una perspectiva de total verticalidad.
Esta mezcla de estilos está también presente en los frontones que reúnen las características más llamativas e interesantes del templo.