X

El Templo de Afaia: el tesoro de Egina

En el Golfo Sarónico, a unos 20 kilómetros del Pireo se sitúa la isla de Egina. En su costa norte, en un enclave envidiable se alza, sobre una colina que domina el mar, el antiguo santuario de la diosa Afaia.

Egina, ocupada desde el IV milenio a.C., está situada en la confluencia de las principales rutas marítimas, entre Atenas y Epidauro, al sur de la isla de Salamina y al norte de la de Poros. Hacia el 1100 a.C., el pueblo dorio introdujo en la isla el culto a Afaia que se identificó con Britomartis, una divinidad de origen cretense a la que se rendía culto en la isla.

El lugar ocupado por el actual santuario de Afaia estuvo relacionado con el culto desde el siglo XIII a.C. En la colina se sucedieron hasta tres santuarios dedicados a la diosa, de los cuales se conserva el último que data de en torno al 510-490 a.C.

El complejo estaba integrado por diversas edificaciones. En el centro del área sacra se levantaba el templo de Afaia, propiamente dicho. Al este del templo, existió un altar destinado a la realización de sacrificios quemados, ante el cual parece que se alzaron cuatro estatuas a tenor de las cuatro bases de piedra conservadas. Con toda probabilidad, existieron también junto  al altar otras dos edificaciones abiertas preparadas para albergar más estatuas.

El templo de Afaia es un edificio hexástilo, períptero, con un total de 32 columnas dóricas en su perímetro. Está construido en piedra caliza con unos pocos elementos, principalmente las tejas, en mármol. A pesar de haber sido construido a finales de época arcaica, el templo presenta ya algunos detalles que anuncian el clasicismo.

Mucho se ha hablado en el mundo del arte sobre las sutiles correcciones que se observan en la arquitectura del Partenón y que nos permiten contemplar un edificio en el que todas las líneas parecen rectas. Aunque a veces lo parezca, esta no es una característica exclusiva de la gran obra maestra de la arquitectura clásica. Templos anteriores muestran ya un avance del conjunto de medidas adoptadas por los arquitectos del Partenón, a mediados del siglo V a.C.

En el templo de Afaia, de hecho, las características arcaizantes se mezclan con las innovaciones clásicas y así, se puede observar como los intercolumnios de los extremos se estrechan ligeramente, tal y como era costumbre durante la época arcaica, mientras, a la vez, se corrigen la inclinación y el tamaño de las columnas de las esquinas para que el espectador tenga una perspectiva de total verticalidad.

Esta mezcla de estilos está también presente en los frontones que reúnen las características más llamativas e interesantes del templo.

Itziar Martija: