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Los mosaicos de Rávena: el Mausoleo de Gala Placidia

En el entorno de la muy celebrada iglesia de San Vital de Rávena se conserva un edificio extremadamente austero en su exterior pero con tal riqueza decorativa interior que ha sido merecedor de ser considerado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Se trata del Mausoleo de Gala Placidia, erigido, en el siglo V de nuestra era, por la que fue regente del Imperio Romano de Occidente. Gala Placidia, nacida en torno al año 399, fue la primogénita del emperador Teodosio. Nieta, hija, hermana y madre de emperadores tuvo un papel destacado en los acontecimientos del momento y llegó a ser la regente de su hijo, el futuro emperador Valentiniano III.

El edificio, en el que según la tradición se conservan los restos de la Emperatriz, es uno de los mejores ejemplos de decoración musivárica de las primeras etapas del cristianismo. En el momento de su construcción, el mausoleo, estuvo adosado al extremo sur del nártex de la iglesia de Santa Croce. Sin embargo, hoy en día, el visitante se encuentra con una edificación exenta, íntegramente realizada en ladrillo, sin apenas decoración exterior.

Las palomas bebiendo de una fuente son un símbolo frecuente del primer cristianismo. La imagen representa la idea del renacimiento y de la pertenencia al seno de la Iglesia a través del bautismo.

Sin embargo, al acceder a este edificio de reducidísimas dimensiones nos sumergimos en un universo azul, plagado de primitivos símbolos cristianos que nos habla del triunfo sobre la muerte y del Paraíso, de la salvación, personificada en Cristo y del Cielo.

Alrededor de un espacio central coronado por una cúpula, se resuelve una cruz latina de cuatro brazos desiguales repletos de mosaicos y mármoles hasta donde alcanza la vista.

A pesar de que todavía existen dudas con respecto a la función de la edificación, se piensa, en general, que la propia Gala Placidia eligió este espacio como lugar de enterramiento. Por este motivo, el programa iconográfico del mausoleo está especialmente relacionado con la muerte y la salvación.

En el centro de la cúpula, una cruz dorada, rodeada de estrellas y flanqueada por el tetramorfos, es decir, la representación simbólica de los cuatro evangelistas, preside el conjunto. Bajo ellos, señalando  el paso del mundo celestial al terrenal, ocho de los Apóstoles flanquean pequeñas ventanas rectangulares, cubiertas con mármoles. Destacan entre ellos, las figuras de San Pedro y San Pablo.

Además de estas imágenes de los Apóstoles, de otra de Cristo representado como Pastor de la Iglesia y de una última figura masculina, de difícil interpretación, situada frente a una estructura ardiente, se suceden en el mausoleo las imágenes de palomas acudiendo a beber a fuentes, así como las vides y todo tipo de estilizaciones vegetales, junto a esquematizaciones florales encerradas en formas circulares.

Estos motivos tenían para los primeros cristianos una clara simbología relacionada con la Salvación y el Paraíso terrenal. Un lugar en el que los Justos podían esperar la segunda venida de Cristo y el día del Juicio Final.

Itziar Martija: