¡El rey bebe! de Jacob Jordaens

 

jordaens4[1]¡EL REY BEBE! aclaman los convidados cuando el viejo de la corona lleva su copa  a los labios  y todos vaciaban sus vasos. Esta era la costumbre en numerosos países católicos de Europa el día de Reyes. Todavía hoy se sigue celebrando en muchos lugares el 6 de enero, aunque sea una fiesta más comedida y menos tumultuosa que la de este cuadro. Aquí todo el mundo grita y gesticula, uno de los personajes incluso está vomitando. La inscripción de la pared del fondo no parece molestar a nadie: “ Nil similius insanu quam ebrius : Nada se parece más a un loco que un borracho “.

A través de la ventana se ve que todavía es de día. Un festín como éste duraba desde el mediodía hasta la medianoche, entre plato y plato los comensales se divertían cantando y jugando.

En esta fiesta del rey de las habas, se invitaba a parientes, amigos y servidores; también los niños asistían e incluso podían tomar un trago de vino como la niña rubia del primer plano. Los perros y los gatos tampoco podían faltar.

Probablemente Jordaens tomó como modelo a su familia y servidores, así como el interior de su casa en Amberes.

Este cuadro no fue adquirido por ningúna familia adinerada del momento sino que por un miembro de la casa de los Habsburgo: Leopoldo Guillermo, gobernador del rey de España en Bruselas. En 1656 se llevó el cuadro a Viena.

Jordaens representó en repetidas ocasiones al viejo obeso que porta la corona de papel dorado. Se trataba de su suegro que vivió en casa de Jordaens hasta su muerte. La corona designa al anciano como el rey de la fiesta. En Amberes se tenía como costumbre de elegir por sorteo a la pareja real y su cortejo. La señora de la casa compraba papeletas del sorteo a los mercaderes ambulantes algunos días antes del 6 de enero. Dos de esas papeletas con las inscripciones aparecen tiradas por el suelo entre el perro y el gato, el resto se ha repartido entre los invitados que las llevan colgadas a la ropa. El hombre con el pescado es el encargado de trinchar la carne y el bebedor vomitando lleva en el gorro la papeleta del “médico “. Sin embrago, Jordaens no recoge en ninguna de sus representaciones de la fiesta el momento preciso del sorteo. En su caso, el convidado de más edad es el rey y la mujer más hermosa la reina.

En otras regiones se metía una moneda o un haba en la masa de un bizcocho. Quien lo encontraba se convertía en el rey y podía elegir al cortejo.

El 6 de enero siempre fue una fecha señalada en el calendario católico. Originariamente siempre se celebraba en este día el nacimiento de Cristo; después de largas discusiones entre las distintas comunidades católicas, se terminó adelantando el nacimiento al 25 de diciembre. De esta forma se pretendía acabar con las populares fiestas paganas que se celebraban ese día, los ritos de la diosa egipcia Isis y el nacimiento del “Sol Invictus” ( sol invencible ) festejado en el imperio romano.

La tradición de celebrar un opulento banquete ese día se remonta al siglo XIV: en las iglesias del norte de Francia, el deán ofrecía después de la misa una gran comida que él mismo presidía como rey.  Una mesa repleta de alimentos consideraba un buen augurio para el nuevo año y estaba mal visto dejar restos. 

La costumbre de festejar eventos con grandes banquetes era muy frecuente. Sin ir mas lejos, durante el entierro del gran Rubens en 1640 se celebraron en Amberes nada mas y nada menos que cuatro comidas de duelo: una en la casa del difunto con la familia y amigos, otra en el ayuntamiento para los caballeros de la magistratura, la tercera en la posada para la cofradía a la que él pertenecía y otra más en otra posada para los miembros de la cofradía de San Lucas para quien tanto trabajó el pintor.

 

( YOUTUBE VÍDEO JORDAENS )

Article written by

Please comment with your real name using good manners.

Deja una respuesta

Confianza online