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Los mosaicos de Rávena: la Capilla Arzobispal

Posiblemente el más desconocido de los monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en la ciudad de Rávena, sea la pequeña Capilla Arzobispal o Capilla de San Andrés.

Decoración de la bóveda de crucería central en la que se ve a cuatro ángeles, sosteniendo el crismón, junto a los símbolos de los cuatro Evangelistas

La capilla se ubica en la primera planta del Palacio Arzobispal. Según el Codex Pontificalis Eclesiae Ravennatis, escrito en el siglo IX, por Andrea Agnellus, la capilla habría sido fundada por Pedro, Arzobispo de Rávena, que habría hecho representar su efigie en el luneto oeste del edificio, escribir su nombre sobre el acceso principal, en el nártex, y colocar su anagrama sobre el altar.

Tradicionalmente, se había relacionado a este Pedro con el primero de los obispos de Rávena de ese nombre. Sin embargo, en la actualidad, se apuesta por Pedro II como constructor de la capilla, en la primera década del siglo VI, poco después de haber accedido al cargo. La advocación a San Andrés de la capilla también ha sido objeto de controversia y parece bastante posible que, en un primer momento, el edificio estuviera dedicado a San Pedro, santo-patrono del comitente y que, la dedicación a San Andrés fuera un cambio realizado, posteriormente, por Maximiano, Arzobispo de Rávena.

La capilla, de cruz griega, presenta un nártex, sobre el que se sitúa una habitación sólo accesible desde una trampilla en el techo que, posiblemente se utilizase durante los tiempos difíciles, para guardar los tesoros eclesiásticos. El edificio al completo estaba decorado con mosaicos, aunque muchos de ellos se han perdido debido, sobre todo, a las numerosas intervenciones que se han realizado en él. En especial al cambio de orientación que se operó en el siglo XVI. Esta alteración trajo consigo la destrucción del ábside para crear un nuevo acceso desde el Palacio y el traslado del altar a la pared oeste del nártex, es decir, al extremo opuesto del edificio. En el siglo XX se revirtieron estos cambios pero los mosaicos eran ya irrecuperables.

Detalle de un pájaro que forma el motivo entrelazado con flores de lis, que decora las paredes del nártex

A pesar de los grandes vacíos de decoración original, en especial, en la zona del altar, la decoración de San Andrés no deja de ser notable y espectacular. Las paredes y los techos están decorados con un doble motivo entrelazado: flores de lis y pájaros. Pero la iconografía más llamativa se encuentra en la bóveda de crucería del tramo central de la cruz griega. En ella se puede ver como cuatro ángeles, situados en las cuatro esquinas, de puntillas sobre pequeños macizos de hierba, sostienen un espacio circular en el que se inserta un crismón, símbolo de la presencia de Cristo. La imagen parece casi una ventana hacia la Eternidad. Entre los ángeles, se instalan los símbolos de los cuatro Evangelistas.

La Capilla Arzobispal de Rávena abre el marco cronológico del siglo VI, la época más floreciente de la producción artística en la ciudad, coincidente con el mecenazgo del Emperador Justiniano.

Itziar Martija: