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Florencia. La Capilla Brancacci

Sin ningún tipo de criterio organizativo, hoy nos vamos a lanzar al otro lado del río Arno (Oltrarno) para visitar el Convento de Santa María del Carmine. En él, en la Capilla Brancacci, se conservan los que suelen considerarse los primeros frescos renacentistas, obra de Masaccio.

Generalmente, el convento se visita, exclusivamente, para ver esta capilla, aunque nunca está de más darse una vueltecita por la iglesia, donde puede verse una Crucifixión de Vasari o la tumba de Pier Soderini, notable dirigente florentino de los siglos XV-XVI.

Para visitar la Capilla Brancacci es necesario realizar una reserva previa. En los mese en los que el turismo no es tan abundante puede hacerse allí, directamente. En la taquilla nos dan el turno de entrada y puede que tengamos que esperar un poco, pero es sencillo. En otros momentos, es mejor planificarse un poco, porque la visita merece la pena, sin ninguna duda.

La Capilla Brancacci fue mandada construir por Pietro Brancacci, en 1386, mientras la decoración pictórica fue sufragada por Felice Brancacci, notable comerciante de sedas florentino. Los trabajos comenzaron en 1424 de la mano del pintor Masolino da Panicale quien pronto llamó a colaborar en los mismos a Masaccio.

Tommaso di Ser Giovanni di Mone Cassai, Masaccio, (1404-1428) es considerado el primer pintor plenamente renacentista del Quattrocento. Nació en Castel San Giovanni, pero muy pronto, hacia 1417, se trasladó a Florencia, ciudad en la que llegaría a la cumbre de su carrera artística. Durante mucho tiempo, se pensó que había sido alumno de Masolino, 22 años mayor que él, pero hoy se descarta la idea, considerándoseles, exclusivamente, colaboradores.

El mejor ejemplo de esta fructífera relación entre ambos pintores, lo encontramos, precisamente, en esta Capilla Brancacci. A partir de 1424, ambos comenzaron a decorar sus paredes con escenas de la vida de San Pedro. Sin embargo, en 1426, Masolino fue convocado a Budapest como pintor de la corte Húngara que era y Masaccio se quedó, solo, a cargo de la decoración de la capilla. Para cuando Masolino regresa, en 1427, se puede apreciar, claramente, como Masaccio le ha superado artísticamente. El año siguiente, será trágico para la continuidad de la obra. Mientras Masolino es convocado a Roma, Masaccio muere de forma repentina y la capilla queda sin finalizar.

Años después, en 1436, Felice Brancacci será expulsado de Florencia por sus rivales, los Medici y los trabajos en la capilla se verán definitivamente interrumpidos. Tendrían que pasar 50 años para que se terminara la decoración, de la mano de Filippino Lippi, quien hizo una excepcional imitación de la técnica de Masaccio. Tal es así, que hasta el siglo XIX, no se descubrió la diferente autoría de cada uno de los frescos.

Esquema general de la decoración de la Capilla Brancacci. Temática y autoría por secciones.

El conjunto tiene como tema central la vida de San Pedro como primer Papa. Algunas de las escenas que completaban el ciclo se perdieron con el tiempo, a consecuencia de las sucesivas intervenciones que se realizaron en la capilla. Además, en 1771, un pavoroso incendio destruyó la iglesia, pero los frescos se salvaron milagrosamente.

En el conjunto de la decoración pueden observarse obras de Masolino, de Masaccio y de Lippi, así como paneles en los que participaron Masolino y Masaccio y Masaccio y Lippi. Pero, entre todos ellos, destaca la interpretación de Masaccio del Tributo de la Moneda (San Mateo 17, 24) a la que le dedicaremos el siguiente capítulo de nuestra pequeña tourné por Florencia.

Itziar Martija: