De vuelta a la Basílica de San Lorenzo, vamos a dedicarle unas líneas a esta obra maestra del arte renacentista. Diseñada por Brunelleschi, en conjunto con la Sacristía Vieja, no fue terminada hasta 1461, años después de la muerte del célebre arquitecto.
Brunelleschi, tras haber concluido el Hospital de los Inocentes, trazó para San Lorenzo un diseño que nada tenía que ver con las iglesias de tradición gótica precedentes. Tomó como punto de partida la planta basilical de tipo romano, a la que añadió un crucero condicionado, en parte, por la estructura del antiguo edificio que allí se levantaba.
Sin embargo, serían la nueva concepción espacial del edificio y su alzado las principales novedades del mismo, que pasarían a convertirse en características esenciales del arte renacentista. Brunelleschi concibe para la Basílica de San Lorenzo un espacio nítido, limpio, articulado en base a unidades que permiten crear una relación matemática constante entre todos y cada uno de los elementos del edificio. El concepto se expresó en primer lugar en la Sacristía Vieja, a la que se conoce con este nombre para diferenciar la de la nueva, que un siglo después, levantaría Miguel Ángel.
Su diseño es de una simplicidad abrumadora. Por encima de un cubo se levanta una cúpula sobre pechinas. Un vano de medio punto con en una de las paredes del cubo, nos da acceso a un nuevo espacio, el del altar, que repite la estructura precedente. Sobre las paredes blancas, Brunelleschi utiliza la pietra serena para enfatizar las claves arquitectónicas del conjunto.
En la basílica, Brunelleschi volvió a utilizar este sistema de unidades cúbicas tanto en planta como en alzado, de tal modo que todas las dimensiones, de cada uno de los espacios del templo, están relacionadas entre sí. Además, hizo converger todas las líneas trazadas por cada uno de los elementos arquitectónicos en un punto de fuga común, aplicando, así, la perspectiva lineal al espacio arquitectónico. De nuevo, la pietra serena da presencia a los elementos arquitectónicos que definen el conjunto.
La puesta en práctica de la nueva arquitectura renacentista de Brunelleschi dio como resultado un edificio sobrio, amplio, luminoso en el que la relación entre los espacios es fácilmente comprensible y en el que las relaciones matemáticas de sus partes se intuyen de forma espontánea.
La muerte del arquitecto hizo imposible que Brunelleschi terminara su proyecto. De la basílica que hoy en día vemos, sólo la Sacristía Vieja y la cabecera de la iglesia, incluido el transepto, fueron realizados por él. Todo el espacio de las naves corrió a cargo de Antonio Manetti el Viejo y su hijo quienes hicieron algunas modificaciones con respecto al plan original.
Please comment with your real name using good manners.