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William Holman Hunt

Junto a Sir. J. E Millais y D. G. Rossetti, W. Holman Hunt fue uno de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita. Su obra, fiel a los principios impuestos por John Ruskin en su tratado, Pintores Modernos, se caracteriza por un detallismo exacerbado, absolutamente hiperrealista que se acompaña de una especial atención hacia los efectos producidos por la luz sobre los objetos.

Hunt toma para esta obra un pasaje de la obra de Shakespeare, Los dos hidalgos de Verona.

Hunt nació en Londres en el seno de una familia evangélica. Ingresó como estudiante en la Royal Academy y allí estableció una estrecha relación con Millais y Rossetti. Su descontento juvenil respecto a la cambiante sociedad industrial de la época victoriana y al arte del momento y, sobre todo, hacia el practicado en la Royal Academy, les llevó a constituir la Hermandad Prerrafaelita, en 1848. Un año de revoluciones en toda Europa que no dejaría de influir en la forma en la que los artistas de la Hermandad entendieron la sociedad en la que vivían.

En este sentido, Hunt demostró, a lo largo de su trayectoria, mucho interés por las relaciones personales y, sobre todo, por el papel de la mujer en esas relaciones. Veía a las mujeres como iguales de los hombres, con todo el derecho a elegir con quién querían estar y cómo querían vivir. Por vez primera en la sociedad victoriana, Hunt pintará a la mujer mantenida no como algo abyecto y moralmente despreciable, sino como un ser que es capaz de ver su propia situación y reaccionar ante ella. Como una mujer que se despierta y decide por sí misma.

En este detalle de la Virgen, del cuadro La sombra de la muerte, puede observarse la precisión de Hunt en la representación de las texturas de los objetos, así como de la cálida luz de Tierra Santa

A lo largo de toda su carrera como artista, Hunt se sentirá también muy atraído por la representación de las diferentes texturas de los objetos y muy en especial por las de los tejidos que conocía bien al trabajar su padre en un almacén textil. La representación de cada detalle es precisa hasta el extremo, como lo es la expresión de los principios de fidelidad a la naturaleza que se impuso la Hermandad, siguiendo las teorías ruskinianas.

Hunt se convierte en uno, sino el primero, de los artistas modernos en pintar sus obras completamente al aire libre. Una técnica que más tarde también emplearán los impresionistas franceses. Siente una auténtica fascinación por la observación y análisis de cómo la luz incide sobre los objetos, transformándolos y, en muchas ocasiones, disolviéndolos más que precisándolos.

Cuando su búsqueda religiosa personal le lleve al Medio Oriente, Hunt pintará como nadie la luz cálida de Jerusalén. Su maestría en la combinación de los colores fue tal y su técnica tan minuciosa que sus pinturas son extremadamente difíciles de reproducir. Trabaja en base a una pincelada diminuta, con la que hace que los vibrantes colores que utiliza se mezclen en la retina del espectador y no en el lienzo.

Con este viaje al Próximo Oriente se iniciará una fase en su obra durante la cual se centrará en los temas religiosos y espirituales. Hunt quedará fascinado por Tierra Santa, por su mezcla social y política y verá la religión como una oportunidad para acercar posturas, como algo práctico que puede unir a las personas en lugar de separarlas.

Una de las pinturas producidas durante este viaje, El descubrimiento del Salvador en el Templo le reportaría a Hunt una fama y unos ingresos incomparables a los de otros pintores de su época. Hunt decidió no seguir los cauces habituales para la venta de este cuadro, exhibiéndolo directamente en galerías en lugar de en las muestras de la Royal Academy. Esto permitió que su obra itinerase por toda Gran Bretaña con gran éxito de público y crítica.

Itziar Martija: