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El cielo profundo

La observación del cielo nocturno desde un lugar alejado de la gran ciudad, con un cielo desprovisto de contaminación lumínica, en una noche tranquila de cielo despjado, en una noche sin Luna o donde está esté cerca de estar en su fase de luna nueva, muestra un par de miles de estrellas estrellas observables por el ojo entrenado del aficionado a la astronomía. Con un pequeño telescopio o incluso con unos binoculares el número de estrellas visible se dispara pero empiezan a surgir también objetos ténues, difusos casi fantasmagóricos visibles capaces de ser confundidos con nubes tenues y extremadamente fines. Se trata de nebulosas, objetos de muy diferente origen físico pero caracterizados como objetos tenues y extensos dificiles de ver por el ojo desentrenado. Entre estas nebulosas se encuentran los 100 objetos más hermosos del cielo nocturno. A estos objetos ténues los llamamos en su conjunto el cielo profundo, pues muchos de estos objetos astronómicos extensos están muy lejos de nosotros.

 

Tesoros del cielo nocturno

Algunos de estos objetos son galaxias como M31: la nebulosa de Andrómeda que aparece como una estrella tenue de luz difusa cuyo entorno brilla débilmente. Otros son regiones de formación estelar como M42: la nebulosa de Orión; lugar en el que inmensas masas de gas y de polvo se están contrayendo para dar lugar a la formación de centenares de estrellas algunas de las cuales ya están formadas e iluminan el espectáculo de su formación. Otros de estos objetos nebulosos son grupos de estrellas, centenares o centenares de miles de ellas juntas en un espacio muy pequeño formando un cúmulo globular, un auténtico satélite de nuestra propia galaxia.

El cielo profundo desde Bilbao

Objetos del cielo profundo capturados por los telescopios del Aula Espazio desde Bilbao. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: M13, el gran cúmulo globular de la constelación de Hércules con más de 300.000 estrellas rojizas; M3, un cúmulo globular de los más impresionantes de nuestra galaxia situado en la constelación de Canes Venatici; M57, la nebulosa del anillo en la constelación de Lira mostrando los restos de las capas exteriores de una estrella central moribunda; M42, la gran nebulosa de Orión constituye la región de formación estelar activa más cercana al sistema solar y se encuentra a una distancia de tan solo 1350 años luz; M33 y M31 dos de las galaxias más cercanas a la Vía Láctea.


 

El catálogo Messier

El Catálogo Messier fue la primera lista de estos objetos “nebulares” constando de 110 objetos astronómicos recopilados por el astrónomo francés Charles Messier y publicado entre 1774 y 1781. Messier había llegado a la astronomía como un consumado dibujante capaz de dibujar los elaborados mapas celestes de la época. En efecto, era costumbre que se superpusieran en las cartas celestes y mapas de observación elaboradas recreaciones artísticas de las figuras mitológicas de las diferentes constelaciones. Poco a poco Messier fue convirtiéndose en un diestro observardor. Preparándose para la llegada del cometa Halley prevista para 1758 y cuya confirmación demostraría las leyes de gravitación de Newton Messier observaba el cielo con asiduidad. Observó para su sorpresa que había varias figuras nebulosas en puntos fijos de diferentes constelaciones que podían confundirse con cometas. En 1764 años después de la llegada del Halley al descubrir más y más de estos objetos nebulosos decidió hacer un catálogo de ellos inicialmente para evitar que otros astrónomos pudieran confundirlos con cometas. Más tarde fue incorporando también todo tipo de objetos difusos aunque no pudieran ser confundidos con cometas como las Pléyades dando un gran paso en el avance de la astronomía. El catálogo contiene físicamente muy diversos: desde restos de supernovas como M1 (la nebulosa del cangrejo), nebulosas planetarias, cúmulos de estrellas y galaxias cercanas. También contiene algunos grupos de estrellas más conocidos como M45: Las Pléyades.

En cualquier caso no es este el conjunto completo de objetos nebulosos que puede observarse. Se trata de una lista parcial de los objetos observables desde el hemisferio norte con los telescopios de finales del siglo XVIII y existen catálogos más modernos como el catálogo: NGC (New General Catalogue) con unos 7800 objetos. Las observaciones con telescopios modernos permiten explorar el origen de estos objetos tan diversos observándolos con tipos de luz a los que el ojo humano es insensible como el infrarrojo el ultravioleta mostrando la evolución de estos objetos y permitiéndonos aprender de la riqueza de la naturaleza.

Dos de los objetos más populares del catálogo: M1 (la nebulosa del cangrejo; los restos de la explosión de una supernova acaecida en 1054 y situada tan solo a 6500 años luz) y M31 (la nebulosa de Andrómeda, la galaxia gigante vecina de la Vía Láctea).

 

El cielo ultraprofundo

Observando con telescopios aun más potentes podemos recoger la luz de galaxias increíblemente distantes. La imagen inferior muestra una región del cielo casi desprovistas de estrellas. Fue elegida por ello para obtener una imagen de larguísima exposición utilizando el telescopio más preciso del mundo: El telescopio espacial Hubble. El resultado es lo que se conoce como el campo “ultraprofundo”, una pequeña muestra del “cielo ultrapofundo” que podríamos ver desde fuera de nuestra propia galaxia. Este campo visual está compuesto por miriadas de objetos brillantes cada uno de los cuales es una galaxia con literalmente decenas de miles de millones de estrellas.

Hubble Ultra deep field

El cielo ultraprofundo observado por el telescopio espacial Hubble. La ampliación de algunos detalles en la derecha muestra como cada uno de estos objetos es una galaxia lejana. La imagen izquierda es una pequeña subsección de lo que se ha llamado como El campo ultraprofundo del Hubble que pone de manifiesto la pequeñez de nuestra galaxia en el contexto del Universo observable.


Esta imagen muestra el universo juvenil con tan solo 800 millones de años y la luz de estas galaxias ha estado viajando 13.000 millones de años para alcanzarnos. La enorme cantidad de galaxias visible recuerda aquellas frases de Carl Sagan en su obra Cósmos al hablar del inmenso océano cósmico que representa el Universo y el pequeñísimo punto azul pálido que constituuye nuestro mundo.
 
Enlaces recomendados:
Lista de objetos Messier – Wikipedia
Fotografías de objetos Messier por aficionados
 
Bibilografía:
– Catálogo Messier, Jose Luis Comellas. Ed. Equipo Sirius, 1995.