El portero suplente del Athletic Club, Raúl Fernández, se ha ganado en el amistoso ante el Celtic en favor del fútbol vizcaÃno un crédito del que aún carecÃa para ser alternativa a Gorka Iraizoz, indiscutible para JoaquÃn Caparrós.
Raúl (Bilbao, 13-03-1988) era un guardameta casi sin testar en el primer equipo rojiblanco y segundo portero de la primera plantilla por una serie de circunstancias. Entre ellas, que el club bilbaÃno no se decidió a fichar o no encontró un portero más veterano para guardarse las espaldas ante un hipotética ausencia del meta titular.
No estaba muy claro hasta ayer que Raúl, a pesar de sentarse en el banquillo jornada tras jornada, fuese a ser el elegido por su técnico cuando necesitase un relevo para la porterÃa. Las sospechas apuntaban a Aitor Fernández, otra promesa de la cantera, ahora lesionado y aún más joven.
El bilbaÃno habÃa abierto ciertas expectativas hasta su paso por el Basconia, el segundo de los filiales del Athletic, el de Tercera División. Su imponente presencia en la porterÃa (1,96 de estatura) ayudaba a ver en él el futuro inquilino de la porterÃa de San Mamés.
Pero su trayectoria posterior, el paso por el Bilbao Athletic, un par de cesiones sin el rédito previsto, en Cuenca y en Granada, y algún amistoso desaprovechado desviaron la mirada de un meta que vio hasta como un rival por el puesto en edad casi de jubilación, Armando Ribeiro, le ganaba por la mano en lo que podÃa haber sido su primera oportunidad.
Aunque aún era joven -acaba de cumplir 23 años-, Raúl, como su coetáneo Iago HerrerÃn, también foco de atención por entonces y ahora en el Atlético de Madrid, parecÃa más pasado que futuro en el club bilbaÃno.
Pero por esas cosas que a veces tiene el fútbol, comenzó la temporada como segundo portero del primer equipo. Aunque sin excesiva confianza de su entrenador, que no utilizó ni en la primera eliminatoria copera ante el Alcorcón.
Su presencia se habÃa limitado a algún amistoso sin mayor enjundia hasta que le llegó la oportunidad ante el Celtic. No es que el choque tuviese una gran trascendencia, dado que se trataba de un amistoso, pero sà era un partido con entidad ante un histórico europeo y en San Mamés.
Respondió casi como no se esperaba. No es que los escoceses le pusieran demasiado a prueba, pero sà que le exigieron en varias ocasiones. En todas respondió bien: en el primer balón que le llegó, sencillo, pero con cierta complejidad; en un tiro cruzado tras una contra rival; y, sobre todo, en un remate a bocajarro que fue capaz de repeler.
Despejó en esa tercera intervención un balón destinado a gol y, de paso, las enormes dudas que suscitaba entre los aficionados rojiblancos, que casi ni le conocÃan. Todos ellos, los que acudieron a San Mamés, salieron tranquilos ante una eventual indisposición de Iraizoz.
Por las paradas que hizo, pero fundamentalmente por la solidez y el aplomo que mostró a lo largo de todo el choque en los balones que le fueron llegando, por abajo o por arriba. Que no fueron muchos, pero si suficientes para que el desconocido Raúl se ganase algo su confianza. Que hace 24 horas era prácticamente nula.