El pasado 18 de abril el diario Deia publicó dos interesantes artículos de Concha Lago. En el primero de ellos se refería al hecho de que la imagen que recibimos de actrices y modelos se aleja cada vez más de la realidad, en parte por obra y gracia de los retoques hechos mediante programas informáticos. En el segundo, denunciaba que el estudio que hizo el Ministerio de Sanidad para adaptar el tallaje de las prendas femeninas a modelos reales no había servido para nada. Las prendas siguen sin adaptarse a la morfometría femenina real.

Una de los rasgos más llamativos del modelo estético femenino preponderante, o al menos del modelo que promocionan las firmas de alta costura, es que es un modelo de mínima curvatura, por decirlo de un modo simple. Pero ese es un modelo que tiene dos problemas: 1) Hay poquísimas mujeres que se le aproximen; 2) A los hombres (heterosexuales) no nos gusta. Hay estudios que avalan esto que acabo de decir. El gusto masculino por una determinada morfometría femenina varía con el tiempo y entre culturas, pero sólo hasta cierto punto. La ratio cintura/cadera preferida por los hombres es de 0’68, y se considera una ratio universal. Con el tiempo lo que ha cambiado, y lo que cambia entre culturas, es otra cosa, que tiene más que ver con cómo se valora o se valoraba, en cada caso, la estructura y masa corporal en términos de salud y de probabilidad de supervivencia.

Si te ha interesado este asunto, puedes darte una vuelta por Animaladas; encontrarás una bonita entrada al respecto de las curvas femeninas.

Juan Ignacio Pérez Iglesias

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  • Como caribeña, aplaudo estas afirmaciones, ya que siempre hemos estado esclavizadas por el modelo comercial europeo que impone pocas y suaves curvas.

    Ojalá la industria de la moda, mire más hacia este amplio mercado.

  • Quien a dicho que nos gustan las mujeres sin curvas, el toque africano y arabe es irresistible.

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Juan Ignacio Pérez Iglesias

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