Más sobre curvas femeninas

En una entrada anterior me referí a los modelos estéticos femeninos de moda y a lo alejados que, en general, se encuentran del gusto masculino. Vuelvo sobre esta cuestión.

Hace una temporada, Eduardo Angulo, en su Biología Estupenda, dió cuenta de los resultados de un estudio de William D. Lassek y Steven J. C. Gaulin,  en el que se ponía de manifiesto que las mujeres con una ratio cintura:cadera más baja (o sea, caderas más anchas) tenían hijos más inteligentes. Esto puede sonar extraño, y habrá quien no se lo crea, pero el estudio se publicó en una revista acreditada y, además, el fenómeno tiene una explicación bastante lógica, basada en el valor adaptativo de poseer caderas anchas.

La actriz Ava Gardner (para quien no la conozca, que los hay)

La actriz Ava Gardner (para quien no la conozca, que los hay)

La razón de que exista esa relación se debe a que en las mujeres, las caderas, las nalgas y los muslos son almacenes de ácidos grasos poliinsaturados (los que abundan en el pescado azul), y esos ácidos grasos son transferidos, durante el embarazo al feto en desarrollo, ya que son esenciales para la formación del cerebro fetal. Estos resultados son consistentes con otros publicados unos meses después, en los que se muestra que la ingestión de pescado graso tiene más efecto en la inteligencia de las adolescentes que en la de los adolescentes.

Por esa razón, cuando en la anterior entrada decía que a los hombres nos atraen más las mujeres con curvas (ratio cintura:cadera = 0’67), no estaba hablando de una preferencia caprichosa, ya que se trata de una preferencia orientada a favorecer una progenie con mayores habilidades cognitivas. Una vez más, y como diría mi amigo Thooby, Darwin ataca por donde menos se espera uno.

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