La importancia de saberse capaz (aunque no se sea)

Tendemos a pensar que la confianza en uno mismo es determinante a la hora de tener éxito en nuestros propósitos. Yo tengo la impresión, por ejemplo, de que es la enorme (y no del todo justificada) confianza de los británicos en su capacidad, lo que les condujo a conquistar un imperio (aunque confieso que también podría ocurrir que fuese al revés).

Bueno, me van a perdonar esta, quizás no del todo justificada, digresión previa. Viene al hilo de un trabajo que ha publicado la revista Psycological Science (Vol. 20, nº 6, pp.: 753-762) hace poco. La investigación la ha desarrollado un equipo de psicólogos de una universidad londinense con niños de entre 7 y 10 años. En ese trabajo han comprobado que, efectivamente, a la hora de predecir los resultados que se obtendrán en un examen, la confianza de los sujetos en sí mismos es un factor determinante (y positivo). Los efectos de este factor persisten una vez descontado el del Cociente de Inteligencia (IQ) y factores de carácter ambiental. Hasta aquí, poco nuevo.

Lo nuevo es más divertido. Resulta que la confianza en uno mismo es un rasgo que, como tantos otros rasgos de carácter, se hereda y es independiente del propio cociente de inteligencia. El trabajo se realizó analizando datos correspondientes a miles de gemelos y por ello, se ha podido determinar que los factores genéticos explican la mitad de la varaibilidad de ese factor, la confianza en la capacidad propia. La otra mitad de variabilidad es debida a factores ambientales.

Estos estudios están bien. Aparte de su interés teórico, siempre tienen una vertiente aplicada. En lo que a mí respecta, en lo sucesivo, cada vez que me encuentre a uno de esos tipos arrogantes que desbordan seguridad en sí mismos recordaré que ese rasgo es independiente del QI, pero también pensaré que la culpa es, quizás, de sus ancestros.

4 pensamientos sobre “La importancia de saberse capaz (aunque no se sea)

  1. José Luis Ferreira

    La mitad de la variabilidad por factores genéticos la entiendo. La mitad de los factores ambientales no tanto. Por lo que he leído sobre otras características, de la mitad de la variabilidad no explicada genéticamente sólo una pequeña parte es ambiental, en el sentido de que se se sabe qué ambiente es la causa, mientras que del resto no se sabe. Si es ambiental, no son los sospechosos habituales (familia, educación,…), cuyo control ya se ha intentado en los estudios, sino que sería otro factor ambiental desconocido. O eso, o puro azar. ¿Dicen algo de eso en este estudio particular?

  2. Juan Ignacio Pérez Iglesias

    No, en el estudio no dice nada de eso, que yo recuerde. No he podido volver a consultar la fuente original, por lo que no puedo darte detalles de cómo lo argumentan (la estadística sencillamente se me escaparía). No obstante, la idea que yo tengo es algo diferente. Para mí lo del azar en estos asuntos no tendría mucho sentido, salvo que aceptemos que parte de los factores ambientales son azarosos, lo cual puede ser así pero nos dejaría en ninguna parte. Yo también tengo tendencia a pensar que la mayor parte de lo que somos lo heredamos vía ADN, pero contra lo que opinas, sí creo que en determinados casos el entorno familiar y educativo sí participa en la fiesta, aunque poco. Eso se ha podido medir comparando gemelos criados juntos y gemelos criados separados. Es lo que recuerdo haberle leido a Steven Pinker en “The blank slate (The modern denial of human nature)” (excelente libro, dicho sea de paso). Pero bueno, a lo que iba: aunque no mucho, sí creo que el entorno afecta algo a estas cosas; y en el caso de la confianza en uno mismo, estoy convencido, por lo que he visto a mi alrededor que no es lo mismo que a alguien le digan que es una mierda o que le digan que es capaz. No consigues que quien no tiene muy buena opinión de sí mismo la tenga excelente, pero sí que la tenga aceptable. Y al revés: si a alguien le machacas un día y otro con que es un inútil, lo acaba siendo salvo que su ADN sea pura arrogancia.

  3. José Luis Ferreira

    La pequeña parte a la que me refería era ese 5-10% que, justamente, Pinker nos dice en su libro. Eran cifras generales, supongo que para algunas características podrá ser más y para otras menos. De todas maneras, situaciones ambientales (o las que sean) que no conocemos, serán azarosas, de momento.

  4. Juan Ignacio Pérez Iglesias

    Sí, supongo que habrá factores “ambientales” que ahora debemos considerar azarosos, pero que antes o después (en algunos casos al menos), podrán caracterizarse con cierta precisión. Pero, en definitiva, mi problema con el azar es que solemos incluir en ese término todo lo que desconocemos. En lo sustancial, no obstante, coincido con tu apreciación.

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