Los pecados que cometemos los hombres y los que cometen las mujeres

La Iglesias Católica no da puntada sin hilo. El pasado miércoles, 3 de junio, el diario La Stampa publicó unas declaraciones del padre Wojceich Gierteych, teólogo de la Casa Pontificia. Por lo visto, la Iglesia Católica ha elaborado un ranking de pecados. Lo primero que hay que decir es que, contra lo que se suele decir de ella, la Iglesia Católica, en lo que al pecado se refiere, se “aggiorna”. Eso de hacer rankings, por ejemplo, está de superactualidad (¡que nos lo digan a los universitarios!). Pero además, ha sumado nuevos pecados mortales a la lista de los que estudiábamos de pequeños en la catequesis. Nuevos son la manipulación genética, los experimentos con personas, la contaminación ambiental (¿¡cuánto habrá que contaminar para caer en pecado!?), la droga, la injusticia y la desigualdad social, causar pobreza y la riqueza excesiva. Parece ser que esto lo ha decidido el Dicasterio Vaticano dedicado a la Confesión.
La verdad es que se me ocurren más preguntas como la de la contaminación, pero qué quieren que les diga, a mí me siguen interesando, sobre todo, los siete pecados capitales, los genuinos, verdaderos, inigualables siete. Los demás no me los acabo de tomar lo suficientemente en serio.
La cosa es que, como no podía ser de otra forma, hombres y mujeres, en esto también, somos diferentes; el ranking que ordena los pecados capitales en función de la frecuencia con que los cometemos es muy diferente en uno y otro sexo. Y lo mejor de todo es que, desde una perspectiva adaptacionista, el ranking, o al menos los dos primeros y dos últimos pecados más frecuentes en cada sexo, lo hubiera podido haber predicho un biólogo evolucionista. Ahí van, ordenados de más a menos en cada sexo (clikando en las palabras con enlace se puede consultar la definición que da la RAE):

Hombres: lujuria, gula, pereza, ira, soberbia, envidia, avaricia.

Mujeres: soberbia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza, avaricia.

Juan Ignacio Pérez Iglesias

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