El sufrimiento avala las creencias

El sufrimiento por las creencias propias hace que otros también crean. Otorga credibilidad a las creencias, religiosas y de otro tipo. Esta es la tesis que sostiene Joseph Henrich, de la Universidad de la Colombia Británica (Canada), en un trabajo que acaba de publicar en la edición digital de Evolution and Human Behavior (DOI: 10.1016/j.evolhumbehav.2009.03.005).

Según Heinrich, las personas valoran tanto el prestigio de una persona como el que realice actos costosos o que acarreen sufrimiento. Por eso, en las primeras fases de las religiones que tienen éxito suelen aparecer personas de prestigio que realizan ese tipo de actos. La gente se fija, sobre todo, en personas que son modelos o referencias comunitarias y la credibilidad de su fe es mayor si están dispuestas a sufrir o pasarlo mal para demostrarlo.

Esa es la razón por la que el martirio se convierte en una poderosa herramienta para que las creencias del mártir sean aceptadas por otras personas y para que éstas se comprometan, a su vez, con la causa. El argumento vale igual para los terroristas, sobre todo si son suicidas. Por esa razón, las medidas de carácter público que pueda adoptar el poder para punir determinados comportamientos pueden, en la práctica, servir de estímulo para la aparición de nuevos seguidores de la causa. Los mártires del primer cristianismo son ejemplos claros de este fenómeno.

El mismo mecanismo subyace al hecho de que los líderes religiosos hagan votos de castidad y pobreza, o ayunen, porque la renuncia (real o aparente) a los correspondientes bienes, supone una muestra de lo genuíno de las creencias y actúa facilitando la adopción de esa mismas creencias por parte de otras personas.

Y a mí se me ocurre que es esa la razón por la que todavía quedan terroristas entre nosotros. Dudo que hagan votos de castidad o pobreza, o que ayunen de forma voluntaria, pero ante su gente aparecen como personas dispuestas a renunciar a bienes, como la libertad o el bienestar material, de los que disfrutamos todos y que tenemos en altísima estima. Desde ese punto de vista, la militancia terorista podría asimilarse a una especie de sacerdocio.

3 pensamientos sobre “El sufrimiento avala las creencias

  1. José Luis Ferreira

    En economía hablamos de “señalización” para referirnos a comportamientos de este estilo. En resumen, uno pude enviar un mensaje diciendo qué clase de persona es (en economía una empresa puede decir si tiene costes altos o bajos, un trabajador puede decir si tiene o no habilidades para un trabajo,…). Pero sucede que hablar es gratis, así que hay que enviar una señal inequívoca. La señal tiene que ser costosa para el tipo de agente que no dices ser. Así, la empresa que quiere aparecer de costes bajos (y avisar que será una rival fuerte para cualquiera) puede hacer ofertas que no serán fáciles de imitar por una empresa con costes altos. Un trabajador puede mostrar un currículum que solo puede ser obtenido por alguien de verdadera habilidad.

    Si he entendido bien, en los caso que examinas ocurre lo mismo. Para que los demás crean que yo también creo en mi causa y soy un líder sincero, debo hacer esos sacrificios o cometer locuras y crímenes que un farsante no haría. El desdén por los demás es una consecuencia de esta lógica dentro de la locura.

  2. Juan Ignacio Pérez Iglesias

    No sabía que en Economía estaba formalizada esta figura, pero encuentro perfectamente lógico lo que dices.
    Nunca había pensado en lo que dices del desdén, pero es verdad: en esos comportamientos subyacen considerables dosis de arrogancia.

  3. Pingback: La religión protege de la enfermedad « Desde Chiloé

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