¿Tiene razón Richard Dawkins?

Los británicos R. Lynn y J. Harvey, y el danés H. Nyborg, se preguntaron si la idea que Richard Dawkins expresa en The God Delusion de que no es inteligente creer en la existencia de Dios es o no correcta. Y la respuesta a esa pregunta la publicaron en abril de 2008 en la edición digital de la revista Intelligence en un artículo con el expresivo título “Average intelligence predicts atheism rates across 137 nations”. El estudio da cuenta de la existencia de una correlación significativa entre la inteligencia (valor del índice “g”) y el grado de religiosidad de la población de diferentes países. Los autores, en su introducción, revisan los trabajos anteriores al respecto, e indican que las evidencias de la existencia de una relación negativa entre inteligencia y fe religiosa proceden de cuatro fuentes diferentes: 1) Correlación negativa entre las dos variables (como ejemplo, el IQ varió así en un estudio realizado con más de 14.000 norteamericanos jóvenes: No religiosos = 103’09; ligeramente religiosos = 99’34; moderadamente religiosos = 98’28; muy religiosos = 97’14). 2) Menores porcentajes de personas con creencias religiosas entre las personas más inteligentes que en el conjunto de la población. 3) Disminución de las creencias religiosas de niños y adolescentes conforme crecen y desarrollan sus habilidades cognitivas. 4) Disminución de la creencia religiosa durante el siglo XX conforme aumentaba la inteligencia de la población.

El resultado sintético del estudio se resume en que la correlación entre “g” y “descreimiento religioso” (religious disbelief) es de 0’60 para un conjunto de 137 naciones. Si se analizan por separado los dos segmentos, superior e inferior, en que puede dividirse el conjunto de datos (para comprobar si la relación es consistente en todo el rango) se obtienen correlaciones positivas en ambos, aunque esa correlación es alta en el tramo superior y baja en el inferior. Esto es, es entre los paises con mayor nivel de inteligencia y mayor “descreimiento” entre los que se produce la máxima variación.

Un último elemento de interés es que los autores atribuyen las diferencias observadas a factores de naturaleza genética y aducen que religiosidad (o creencias religiosas) es altamente heredable (heredabilidad de 0’4-0’5).

No sé por qué me parece que los creyentes no se van a creer las conclusiones de este estudio y los agnósticos y ateos, por el contrario, sí se las van a creer. Es natural que así sea. Yo me he limitado a poner aquí lo que he leído en una revista de investigación de cierto nivel. Que cada cual juzgue como mejor le parezca.

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