Hace casi un mes escribí aquí que es posible que la aparición de la escritura se remonte en el tiempo hasta hace unos 40.000 años, bastante más atrás de lo que se pensaba. Pues bien, un equipo de investigadores de la Universidad de Burdeos (Pierre-Jean Texier et al) acaba de publicar un trabajo en PNAS, en el que dan cuenta de la existencia de marcas grabadas en conchas de huevo de avestruz que tienen 60.000 años de antigüedad. Son 270 fragmentos de conchas encontradas en Western Cape, Sudáfrica.
Los mismos signos se repiten con frecuencia y consisten en series de líneas, a veces perpendiculares unas a otras, en algunos casos como si se tacharan. También aparecen puntos y otras figuras geométricas. Es muy posible que los huevos se utilizasen como recipientes y que las marcas indiquen su contenido o, quizás, su propietario. Parece ser que las gentes san (conocidos comun e impropiamente como bosquimanos) han utilizado, hasta hace poco tiempo, marcas en huevos de avestruz utilizados con el mismo propósito para indicar a quién pertenecen.
Si la interpretación que hacen los autores es correcta, la comunicación simbólica tiene una antigüedad en la especie mucho mayor de lo que se pensaba hace muy poco tiempo. Tampoco hay que descartar que la escritura haya surgido en más de una ocasión y en diferentes lugares en la historia de la especie.
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