Las mujeres con curvas gustan a los hombres… en todo el mundo

Vuelvo a referirme aquí a las curvas de las mujeres y al hecho, nada casual, de que gusten a los hombres, a los hombres a los que gustan las mujeres, claro está. Antes de entrar en materia, repasaré lo que ya sabemos sobre curvas femeninas, y empezaré por lo básico. A los hombres nos gustan las mujeres de cintura estrecha y caderas anchas. Además, nos gustan más cuanto mayor es esa desproporción entre los dos diámetros (sin llegar a figuras grotescas, claro). Expresado en forma de índice, a los hombres nos gustan las mujeres cuyo índice cintura-cadera (WHR: waist-hip ratio, en inglés) se aproxima al valor de 0’7. Se considera que 0’7 es un valor bajo (y deseado) para ese índice, mientras que por encima de 0’8 ya son valores altos. Precisaré más aún: 0’67 es el valor de la ratio que tenían la admirada Ava Gardner, por ejemplo.

La ratio cintura-cadera se diferencia entre chicos y chicas durante la pubertad y cuando las chicas alcanzan un determinado valor (bajo) de esa ratio, se produce la menarquía. La posterior elevación de los niveles de estrógenos hace que se agrande el hueso pélvico y que se acentúe la acumulación de grasa en gluteos, nalgas y caderas. Esto hace que el valor de WHR se diferencie claramente del de los varones. Las mujeres caucásicas premenopáusicas sanas suelen tener valores de WHR entre 0’67 y 0’80. Con la edad se reduce la producción de estrógenos y eso hace que, poco a poco, la ratio suba y se aproxime a la de los hombres.

Existen, además, correlaciones significativas entre el valor de WHR y determinados parámetros fisiológicos y de salud. Un valor bajo del índice está relacionado con un perfil óptimo de hormonas sexuales, es un buen predictor del éxito del embarazo, y está asociado con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y otro tipo de afecciones. Además, también está relacionado con superiores capacidades cognitivas.

Hay, pues, razones objetivas para que siendo como es un indicador de buena salud en general y de salud reproductiva en particular, los varones prefieran emparejarse con mujeres con un índice cintura-cadera bajo. Al fin y al cabo, la probabilidad de que mujeres con ese rasgo tengan mayor éxito reproductivo es una buena razón para que sean preferidas por los hombres. Y esto es lo que ha venido comprobando D. Singh desde que en 1993 publicó su primer trabajo (Adaptative significance of female physical atractiveness: Role of waist-to-hip ratio) sobre estas cuestiones en Journal of Personality and Social Psycology (vol. 65: 293-307).

En alguna ocasión se ha sugerido que, en realidad, las mujeres que gustan a los hombres no son las de baja ratio cintura-cadera, sino las delgadas y que lo anterior es, en realidad, un indicador de lo segundo. Pero hay bastantes datos en contra de esa hipótesis. Por otro lado, al grupo de Singh le interesaba saber si los resultados obtenidos con varones occidentales, de origen caucásico y de una cierta homogeneidad cultural, eran extrapolables a otras zonas del planeta, porque la información con la que contaban, aunque parecía indicar que sí lo eran, no permitía despejar las dudas de forma clara. Por esa razón han realizado un estudio que se acaba de publicar en la revista Evolution and Human Behavior (vol. 31: 176-181), en el que han estudiado esta cuestión en un buen número de poblaciones humanas de muy diferentes procedencias: Camerún, Isla de Komodo (la del dragón), Samoa y Nueva Zelanda. El trabajo lleva por título: Cross-cultural consensus for wist-hip ratio and women’s attractiveness.

Los “estímulos” que han utilizado han sido fotos de 10 mujeres que se habían sometido a una cirugía estética consistente en succionar tejido lipídico de la cintura para insertarlo en la cadera (¡qué cosas!), de manera que el índice de masa corporal (BMI: body mass index) variase lo menos posible para una misma mujer. De esa forma se pudo descartar el efecto del grosor o delgadez. No obstante, cuando el valor de BMI cambió en uno u otro sentido tras la cirugía, ello no incidió en la valoración que realizaban los varones a los que se mostraban las fotos.

Como era de esperar, los resultados del trabajo confirman la tendencia general observada en estudios anteriores. Así pues, con independencia del origen geográfico y del contexto ambiental y cultural de las poblaciones estudiadas, en general, a los varones gustan más las mujeres con valores de WHR próximos a 0’7. O, dicho con palabras, a los hombres a los que nos gustan las mujeres nos gustan las mujeres con curvas y esto es algo que vale para cameruneses, samoanos, británicos y vascos. Y que nos gusten esas mujeres tiene razones biológicas muy poderosas, no es un capricho estético arbitrario.

Nota: Este tema me ha interesado desde hace tiempo y por eso, he escrito esto antes: Inteligencia femenina, nalgas y caderas; Las mujeres de verdad tienen curvas; Más sobre curvas femeninas; Curvas femeninas III; Curvas femeninas IV; Curvas femeninas de nuevo.

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