Individualismo y serotonina

La coevolución genético-cultural está suscitando mucho interés. Ya me he referido aquí a esas cuestiones antes en relación con diferentes asuntos. Hoy vuelvo a tratar el tema, porque a finales de 2010 se publicó un trabajo en el que se analiza la posible relación entre el grado  de individualismo de una sociedad, la frecuencia de determinado alelo de un gen relacionado con el funcionamiento del cerebro y la prevalencia de ciertas afecciones mentales.

La serotonina es un neurotransmisor, o sea, un mensajero químico que comunica una neurona con otra. El transportador de un neurotransmisor lo retira de la hendidura sináptica (espacio que separa el área de comunicación entre dos neuronas), una vez ha cumplido su función. Si hay pocas unidades del transportador, el neurotransmisor se acumula en la hendidura sináptica y sigue surtiendo efecto, y lo contrario ocurre cuando abunda.

El gen que codifica el transportador de la serotonina es polimórfico; tiene dos alelos (dos formas o versiones), la L y la S, que codifican transportadores del neurotransmisor que difieren en su nivel de actividad. El alelo S da lugar a una menor producción del transportador, por lo que la concentración de serotonina en la hendidura sináptica suele ser mayor en las personas que lo portan. Los estudios de genética del comportamiento realizados en Occidente han puesto de manifiesto que las personas que portan el alelo S son más propensas a los estados emocionales negativos y por ello, a la depresión.

Por otro lado, también se ha comprobado que ese alelo, el S, es más frecuente en el Este de Asia (70-80% de los individuos), mientras que en Europa vienen a ser del 40-45% sus portadores. No se sabe la razón por la que se producen esas diferencias entre unas zonas y otras, aunque sí se ha comprobado que las diferencias geográficas el grado de colectivismo[1] de una sociedad suele estar asociado con la prevalencia de enfermedades infecciosas. Donde mayor prevalencia de esas enfermedades hay, las normas socioculturales son las que caracterizan a sociedades poco o nada individualistas; ello quizás es debido a que los comportamientos más colectivistas (en el sentido ya explicado) cumplen una función de defensa frente a los patógenos. Y por ello, los autores del trabajo citado pensaron que quizás existía alguna relación entre todos estos elementos: normas culturales relativas al nivel de individualismo-colectivismo, frecuencia de los alelos del gen del transportador de serotonina y prevalencia de patógenos.

Por otro lado, a partir de la relación observada en países occidentales entre el alelo S y los estados emocionales negativos, podría pensarse que en el este de Asia esos estados, junto con sus patologías derivadas, serían más frecuentes. Y sin embargo ocurre lo contrario. Por eso los investigadores pensaron que quizás la adopción de normas socioculturales más colectivistas podría proteger a los integrantes de las sociedades del Este de Asia si esas normas son efectivas para evitar la exposición a condiciones de estrés vital crónico, condiciones que es más probable que se produzcan en ambientes más individualistas (siempre según la interpretación de los autores). Lógicamente, asumen que las normas culturales o socioculturales tienen valor adaptativo; si no fuera así, toda esta argumentación carecería de sentido.

Los investigadores han trabajado con datos relativos a veintinueve países de los cinco continentes y tras valorar la posible existencia de relaciones entre diferentes variables, sostienen haber demostrado una asociación robusta entre valores culturales relativos a la opción (o eje) individualismo-colectivismo y la frecuencia alélica del gen que codifica el transportador de la serotonina. Las regiones con una menor grado de individualismo sociocultural exhiben porcentajes más altos del alelo S (el menos activo) del gen en cuestión. Por otro lado, la variación global en la prevalencia histórica de patógenos predice la variación observada en las frecuencia alélicas. Y lo que es quizás más relevante, detectaron una asociación negativa entre la frecuencia del alelo S y la prevalencia de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. En los paises en los que el alelo S es más frecuente se produce menos ansiedad y alteraciones del estado de ánimo, y esto, según los autores del trabajo, es debido a un mayor colectivismo social.

La tesis de los autores es que al promover normas sociales que, supuestamente, incrementan la armonía social y estimulan la prestación mutua de socorro, ese colectivismo ejerce una función anti-psicopatológica, y lo hace porque crea un nicho que reduce la incidencia del estrés vital crónico.

La verdad es que a mí todo esto me suena extraño. Estoy convencido de que la evolución genético-cultural existe y es una forma de evolución muy poderosa. Pero en este caso hay tres elementos que me suscitan dudas. Uno es que la relación entre la frecuencia del alelo S y los trastonos psicológicos no se haya investigado en otras culturas diferentes de la occidental. A la vista de lo que afirman haber demostrado los autores, creo que se imponía ese análisis, pues si esa relación no se observase en los países del este asiático o en otra zona del globo, las bases del trabajo habrían sido muy diferentes. El segundo elemento que no me cuadra es que no se apunta ninguna posible razón de que en unas zonas haya tan alta frecuencia de un alelo no beneficioso (por no decir otra cosa), como es el S. Creo que se requiere una explicación de las razones por las que ha alcanzado altas proporciones en algunas regiones del planeta; de lo contrario, no se explica tan alto porcentaje en las poblaciones orientales. Y el tercero es que las conclusiones de este trabajo no se compadecen con otras observaciones relacionadas con este asunto, como esta, por ejemplo.

Fuente: Joan Y. Chiao y Katherine D. Blizinsky (2010): “Culture-gene coevolution of individualism-collectivism and the serotonin transporter gene” Proc. Roy. Soc. B 277: 529-537.

Post scriptum: Andaba yo con estas dudas cuando acaba de publicarse en la misma revista una nota breve en la que otros investigadores cuestionan, por razones metodológicas, la validez de las conclusiones comentadas aquí. Así pues, quizás las cosas no son como aquí se han explicado, sino que las relaciones son de otra naturaleza. En todo caso, el tema es apasionante y no dudo de que se seguirá investigando esta cuestión, por lo que habrá que estar atentos a lo que pueda publicarse en los próximos meses.

Fuente: Dan T. Eisenberg y M. Geoffrey Hayes (2011): “Testing the null hypothesis: comments on “Culture-gene coevolution of individualism-collectivism and the serotonin transporter gene” Proc. Roy. Soc. B 278: 329-332.


[1] Colectivismo ha de entenderse como lo opuesto a individualismo; la wikipedia da una buena explicación de este concepto.

7 pensamientos sobre “Individualismo y serotonina

  1. zigaurre

    El tema es apasionante, desde luego. El funcionamiento de nuestro cerebro, la formación de lo que llamamos mente, sus efectos sobre las relaciones sociales… se me aparecen como la última frontera de la ciencia. Miramos a los fondos del mar y al vasto universo, pero la investigación en ¿neurociencia? ¿el término es correcto? es tremendamente sugerente. Mentiría si dijera que he entendido ni siquiera la mitad del artículo, pero observar los estudios, sus avances, la formulación de hipótesis, las correcciones, etc., de este viaje a nuestro cerebro me deja con la boca abierta. Y a fuerza de leer, supongo que algo me entrará, precisamente, en la mollera. Eskerrik asko.

    1. Juan Ignacio Pérez Iglesias Autor

      El término es neurociencia, sí, y tiene múltiples facetas, todas apasionantes. Una pena que no haya sido capaz de explicarme mejor. La próxima lo haré más comprensible.
      Saludos

  2. Io

    Me fijo en lo siguiente:
    “Estoy convencido de que la evolución genético-cultural existe y es una forma de evolución muy poderosa.”
    Vale.
    Lo suyo me parecde una intuición y quizás resulte estimable para orientar investigaciones sobre todo ello.

    Mi duda está en comprender cómo la herencia genética puede ser explicada de forma compatible desde una posición lamarkiana y darwiniana al mismo tiempo.

    No consigo hacerme a la idea. Sería estupendo que las habilidades adquiridas por un indivíduo y que le aportan alguna ventaja en términos de supervivencia, quedaran incorporadas a los genes que transmite al procrear. Pero no consigo entender cómo pueda ocurrir todo ello.

    Saludos.

    1. Juan Ignacio Pérez Iglesias Autor

      Mi expresión quizás no es la más correcta. No es una intuición. Hay casos demostrados, como el de la capacidad para digerir leche, capacidad muy reciente en nuestra historia, y que tienen relativamente pocos seres humanos. En nuestro pasado reciente esa capacidad, por mutación, ha surgido en varias ocasiones en distintos lugares, y siempre asociada a la adopción previa de la ganadería.
      En mi posición no hay lamarkismo. Quizás el artículo lo pueda dar a entender, pero no ha sido mi voluntad.
      Si lo que sostienen los autores de la investigación es cierto (cosa que no tengo clara), lo que hay es una selección (natural) de una variedad génética que va acompañada de unas normas sociales determinadas. No dice qué es antes y qué después. Y el artículo original es, además, confuso a ese respecto. Podría interpretarse que la presencia de más patógenos en una zona promueve las prácticas colectivistas, y bajo esas condiciones no se produce selección contra el alelo S del transportador de serotonina. En Occidente, sin embargo, no se habría producido esa secuencia y por ello predomina el alelo L. Esta es mi interpretación. En ningún caso hay herencia de caracteres adquiridos.
      Saludos

  3. Fujur

    Incluso hay quien, como el guionista de la película “El Rey Arturo”, relacionó a Lancelot con un guerrero sármata…

    Es evidente que fueron un pueblo poderoso, del cual salieron grandes contingentes de tropas mercenarias (al igual que pasó con godos, hunos, alanos… etc).

    Muy buen post!

  4. Pitiklinov

    Es interesante fijarse en una cosa que también aparece en la entrada sobre múltiples madres y esas ideas culturales de que se necesita el semene de varios padres para hacer un hijo. El tema es el de que las ideas siguen alos genes. Cuando a los genes les vienen bien unas ideas, esas ideas aparece…increible no?
    Aquí pasa lo mismo: uno podría pensar que una sociedad es colectivista por razones únicamente culturales, que sus filósofos, les ha dado por ahí, o a sus líderes religiosos…,pero los experimentos te dicen que una buena parte de eso se debe a que esas costumbres colectivistas defienden mejor de las infecciones. Es fascinante, no?

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