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Transición demográfica en el Paleolítico

Reconstrucción del oso cavernario

La aparición de seres humanos modernos en el Este de África hace unos 150.000 años y su posterior extensión por el resto de África, el Sur y Este de Asia, y Europa, supuso la sustitución progresiva de las formas humanas “arcaicas” anteriores hasta que, hace unos 30.000 años aproximadamente, tan solo quedó la especie o variedad que hoy denominamos Homo sapiens sapiens o, simplemente, Homo sapiens. Es muy posible que esa expansión se basase en un aumento de la fecundidad o una disminución de la mortalidad infantil.

Con independencia de cuál fuese la contribución de diferentes fenómenos, –mezcla, absorción o desplazamiento-, a la sustitución de unas formas humanas por otra, lo que está claro es se trató de un proceso de carácter demográfico. Aunque las principales expansiones geográficas ocurrieron muy probablemente hace 100.000 y hace 45.000 años aproximadamente, fue después de esta última fecha cuando se produjo el incremento poblacional humano más importante en el Paleolítico. Existen en el registro fósil indicadores de que hace entre 45.000 y 35.000 años se produjo, en determinadas zonas, un importante aumento en la densidad de las poblaciones humanas, hasta el punto de que en ese periodo se extinguió uno de los grandes carnívoros del Pleistoceno, el oso cavernario Ursus spelaeus, extinción que se atribuye a la presión depredadora de la especie humana.

De acuerdo con un análisis publicado recientemente, la expansión demográfica de ese periodo no se basó en un aumento de la esperanza de vida. En ese sentido, la esperanza de vida de los seres humanos modernos y la de los humanos correspondientes a formas arcaicas no eran sustancialmente diferentes, a tenor de los datos paleodemográficos disponibles (proporción relativa de restos de individuos humanos mayores de 40 años de edad). Tampoco parece verosímil que se produjera un cambio en la tasa de desarrollo o que, de haberse producido, tuviese algún efecto en la transición demográfica.

Excluidos esos factores, el crecimiento demográfico en ese periodo hubo de deberse o bien a un aumento en la fecundidad o a una disminución en la tasa de mortalidad infantil. Cualquiera de los dos pude explicar un aumento poblacional, pues ambos factores pudieron haber contribuido a aumentar el número de personas en condiciones de alcanzar la edad reproductora.

Fuente: Erik Trinkaus (2011): “Late Pleistocene adult mortality patterns and modern human establishment” PNAS 108 (4): 1267–1271.

Juan Ignacio Pérez Iglesias

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