Encéfalos aptos para producir e interpretar expresiones faciales

gesticulando

Los seres humanos gesticulamos con la cara. Podemos ser muy expresivos utilizando los músculos faciales. Transmitimos información muy valiosa, tanto de manera voluntaria como involuntaria. Las expresiones faciales son una importantísima herramienta de comunicación en nuestra especie. Pero no somos los únicos mamíferos que hacemos uso de tal facultad. Se trata de un rasgo que compartimos con los primates antropoides, en general, si bien es cierto que la expresividad facial quizás ha alcanzado su máximo desarrollo en la especie humana.

La imagen representa la vía que sigue la información visual hasta alcanzar la corteza visual primaria (área azul más intensa)

La imagen representa la vía que sigue la información visual hasta alcanzar la corteza visual primaria (área azul más intensa)

La exhibición de expresiones faciales complejas exige, como es lógico, contar con la capacidad para producirlas. Se necesita, por tanto, una adecuada batería de músculos faciales y, además, un disositivo neuronal que produzca y transmita las señales nerviosas que estimulen los músculos faciales. Y del mismo modo, si existe un dispositivo neuromotor para producir expresiones faciales, ha de existir otro dispositivo que procese la información visual que recibimos de las caras de otros individuos. Esto es, ambas funciones, transmisión mediante expresiones faciales y procesamiento de la información visual correspondiente, han de tener un sustrato anatómico en el encéfalo. La recepción y procesamiento de la información visual corresponde, en primera instancia, a la corteza visual primaria, un área del encéfalo situada en el polo posterior de la corteza occipital (para que nos entendamos, podría decirse que está en la parte trasera del cerebro).

Los antropoides tienen (tenemos) muy desarrollada la corteza visual, algo que tiene que ver, lógicamente, con la importancia de la información visual en este grupo de primates. Además, la corteza visual primaria no está igualmente desarrollada en unos antropoides y en otros. Hay una alta correlación entre el volumen relativo de ese área en una especie y el tamaño típico de los grupos sociales que forman sus miembros, lo que sugiere que es posible que exista una explicación social para la expansión que ha experimentado la corteza visual primaria en el curso de la evolución de este grupo. Dicho de otro modo: es posible que exista un vínculo directo entre la capacidad para procesar información visual y el número de individuos con el que se interactua normalmente.

Vista posterior de la corteza visual primaria

Vista posterior de la corteza visual primaria

Un trabajo de reciente publicación ha analizado esa relación y la ha extendido a otros aspectos neurofisiológicos de la comunicación mediante expresiones faciales en primates antropoides. Esos otros aspectos se refieren a la transmisión de las señales motoras que estimulan la contracción de los músculos faciales, que son, al fin y al cabo, las señales que producen las expresiones faciales. Con ese propósito, han analizado la relación existente entre el volumen del nucleo motor del nervio facial y el tamaño del grupo social. El nucleo motor del nervio facial está formado por un conjunto de neuronas del tronco encefálico que reciben señales de la corteza motora primaria. Conviene aclarar que el tronco encefálico es la principal vía de comunicación entre el cerebro anterior, la médula espinal y los nervios periféricos.

En el trabajo al que hago referencia han comprobado que la relación entre los volúmenes relativos de las áreas encefálicas consideradas y el tamaño del grupo social no comprende a todos los primates antropoides. Hay una importante diferencia entre los simios platirrinos y los catarrinos. En los catarrinos sí existe una alta correlación entre esas magnitudes y el tamaño grupal. En los platirrinos, por el contrario, no existe tal relación.

Mono tamarino (platirrino)

Mono tamarino (platirrino)

Platirrinos y catarrinos son los dos grandes grupos de primates antropoides. Los catarrinos, -que son (somos) los simios del Viejo Mundo-, se llaman así porque tienen (tenemos) los orificios nasales orientados hacia abajo. Los platirrinos son los simios del Nuevo Mundo. Los orificios nasales (narinas) de estos son planos. Hay más diferencias anatómicas entre unos y otros simios, pero si nos circunscribimos a la cara, otra interesante diferencia entre platirrinos y catarrinos consiste en la expresividad facial. Los catarrinos son (somos) muy expresivos con la cara, exhibimos expresiones faciales complejas y, como ya he señalado al comienzo, transmitimos de esa forma importante información. Los platirrinos, por el contrario, son muy poco expresivos con la cara. Titís y tamarinos, por ejemplo, han sido descritos utilizando la expresión “cara de poker”, para hacer referencia a su expresividad facial.

Así pues, el hecho de que en unos simios (platirrinos) no exista relación entre los volúmenes relativos de las áreas encefálicas encargadas de la producción de señales motoras faciales y del procesamiento de señales visuales por un lado, y el tamaño del grupo social por el otro, sugiere que los miembros de este grupo no recurren a las expresiones faciales como medio de comunicación con otros miembros del grupo. Quizás son señales de carácter olfativo las que cumplen esa función en una medida mucho mayor.

Mandril (simio catarrino)

Mandril (simio catarrino)

Por el contrario, en los catarrinos, grupo al que pertenece nuestra especie, esas señales faciales cumplen una función social muy importante. En la evolución de estos, se ha producido un desarrollo anatómico de las áreas implicadas en la producción de expresiones y en su procesmiento visual muy relacionado con el tamaño del grupo social o, lo que es lo mismo, con el número de individuos con los que normalmente se interactúa. Cuanto mayor es el tamaño del grupo, más compleja tiende a ser la red de relaciones y más importancia tiene la precisión en la transmisión, recepción y descodificación de la información transmitida mediante señales visuales faciales.

Dicen los autores del trabajo que los catarrinos tenemos encéfalos adaptados para procesar expresiones faciales. Esto no debe entenderse en el sentido de que esa sea su principal función, sin duda, pero es cierto que en las especies de este grupo esa es una función de gran importancia, y considerado como grupo, es posible que la expresividad facial sea uno de sus rasgos comunes más genuínos.

Fuente: Seth D. Dobson y Chet C. Sherwood (2011): “Correlated evolution of brain regions involved in producing and processing facial expressions in anthropoid primates” Biology Letters 7: 86-88.

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