La conexión animal

pintura rupestre del Neolítico

Está ampliamente aceptada la noción de que la domesticación de los animales fue una práctica desarrollada por los seres humanos en el marco de la revolución neolítica, y a la que suele atribuirse el propósito de servir de garantía de suministro de alimento, manteniendo de forma permanente un stock de animales disponibles para el consumo humano. Los animales domésticos se han considerado, en cierto modo, como verdaderas despensas andantes, lo que es reflejo de la idea de que la revolución neolítica fue un proceso histórico dirigido a asegurar el suministro alimenticio.

Sin embargo, hay quien discrepa de ese punto de vista. El paleoantropólogo Pat Shipman sostiene que se trata de una idea errada y de que, en realidad, la domesticación de ciertas especies de animales se produjo como progresión natural de la estrecha asociación que habían venido manteniendo los seres humanos con otras especies animales y del conocimiento que habían adquirido de esas especies, así como de la comprensión de sus comportamientos.

Shipman sostiene que si se hubiese tratado de asegurar la comida de dentro de un mes o de un año, no es lógico que el primer animal domesticado haya sido el perro. Recientemente se ha encontrado el cráneo de perro más antiguo conocido hasta la fecha: data de hace 32.000 años, unos 20.000 años antes de que se iniciase el Neolítico. Y es muy improbable que la razón de su domesticación fuese de índole alimenticia. Tratándose como se trata de una variedad de lobo, puede ser un animal peligroso mientras se domestica y, además, es carnívoro, con lo que difícilmente hubiera merecido la pena su domesticación.

Un segunda objección a la idea de que los animales se domesticaron para proporcionar alimento es que solo se deja de comer hoy un animal para comerlo el año que viene, si se conoce a ese animal lo suficientemente bien como para hacer planes a largo plazo. Y para conocerlo así de bien, es necesario haber tenido con la especie una relación a lo largo de varias generaciones. Dicho de otra forma: lo lógico es que primero se produzca la domesticación de una especie y luego, si es el caso, se utilice como fuente de alimento. Y no parece lógico que se hicieran planes a tan largo plazo. Y por otro lado, el rendimiento de un animal, si se utiliza para obtener carne, es demasiado bajo si se tiene en cuenta los cuidados que hay que prodigarle.

Según Shipman, los animales domésticos proporcionan bienes si se mantienen con vida y sanos. Unos proporcionan fuerza de transporte o de arado, otros lana o pieles, otros leche, varios proporcionan estiercol para abonar los campos y construir edificios, otros ayudan en la caza, y otros protegen a la familia y el hogar. Por ello, la domesticación tuvo que basarse en la comprensión humana del comportamiento y la biología de los animales, pues de otro modo no hubieran podido mantenerlos con vida y en buenas condiciones. Hubo de surgir de forma un tanto casual, y cursar mediante comunicación y conocimiento mútuo. De esa forma, la domesticación no solo consistió en el amansamiento de los animales, sino también en la cría selectiva de unas variedades para eliminar unos caracteres y acentuar otros. El beneficio para los seres humanos consistió en un suministro contínuo de bienes que les ayudó a colonizar zonas del planeta nuevas para ellos. Y eso no habría sido posible sin la observación atenta y próxima, el conocimiento acumulado, y la capacidad para comunicarse con las especies que fueron objeto de domesticación.

Fuente: Pat Shipman (2011): “Creature contacts” New Scientist 210 (número 2.814): 32-36 (28 mayo 2011).

Nota: En el artículo de New Scientist, su autor hace un resumen del libro “The Animal Connection: A new perspective on what makes us human”, del que también es autor, y que acaba de publicar la editorial W. W. Norton & Company

Un pensamiento sobre “La conexión animal

  1. Ricardo Laviada

    La publicación es interesante y aborda un tema sugerente, no soy especialista en el asunto, pero la explicación que ofrece el autor me parece que tiene algunas cualidades positivas, pero se queda a medio camino sugiriendo una hipótesis que es todavía muy cerebral, casi como si en en el pasado los humanos hubiesen sido algo como proto-etólogos. La hipótesis que conozco es la de René Girard. Lo que dice esta reseña coincide en parte, pero la interpretación de Girard me parece más lógica, menos forzada. Él dice que la domesticación no pudo ser un proceso planeado, cómo se van a domesticar especies de animales que no se podía saber que eran domesticables. Claro, por qué empezar a domesticar a los lobos y cosas por el estilo, eso es un defecto teoricista de algunos planteamientos. De modo que debió haberse hecho sin que se pretendiese desde un principio, y claro, ¿para que gastar recursos en ellos? Entonces,, la idea de Girard, es que en un principio esos animales se mantuvieron viviendo cerca de los grupos humanos y fueron alimentados porque servirían de sustitutos de humanos en los sacrificios. Según su teoría del origen de la cultura, que sería muy tardado explicar aquí escribiendo con el dispositivo, las sociedades humanas han hecho sacrificios como parte de una dinámica compleja de mantener la cohesión y evitar que se desate la violencia. En algún momento, algunas sociedades sustituyeron a las víctimas humanas por animales, a los que se les dio un trato y una alimentación similar a la humana, por decirlo. Esto evitó los inconvenientes de los sacrificios humanos, sin dejar de realizar esos rituales que cumplían una serie de funciones en la colectividad. En este proceso y sin que fuese planeado o resultado de una suerte de investigación ex profesa, como algo derivado, se dio la domesticación, que no podía emprenderse, como decía, si no se sabía que era factible. De modo que es posible ver que la interpretación del antropólogo de origen francés encaja mejor con el diagnóstico que hace el autor que nos has expuesto. Claro, la interpretación antropológica no deja de ser polémica, tendría que contrastase, aunque no es el punto central de su obra, lo menciona como una implicación a investigar.

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