Alimentar a la humanidad

Los cultivos proporcionan el 90% de la ingesta calórica de la humanidad y el 80% de la de proteínas y grasa. Esos porcentajes son tan altos, que la superficie de terrenos cultivables es un factor clave para la supervivencia de la especie humana y para que el crecimiento poblacional que ocurrirá durante las próximas décadas se pueda producir sin la amenaza de severas hambrunas. La necesidad de terreno para producir alimentos depende de tres factores, la cantidad de personas a las que hay que alimentar, el tipo de alimento que consumen esas personas y la productividad del terreno.

Durante las próximas tres o cuatro décadas, la población mundial seguirá creciendo, y eso traerá consigo que la necesidad de alimento no dejará de aumentar. Hay que tener en cuenta, además, que en la actualidad, cerca de mil millones de personas pasan hambre y que un objetivo prioritario para la humanidad es la erradicación del hambre.

Por todo ello me ha interesado un trabajo en el que se analiza cómo ha variado, entre 1963 y 2005, el consumo de alimentos por persona, la superficie cultivada por persona y la superficie cultivada total. Y lo ha hecho, además, diferenciando las necesidades asociadas a cada tipo de alimento, y comparando las tendencias registradas en el conjunto del planeta, pero analizando también cada una de las 17 regiones geográficas en que se ha parcelado. Es importante remarcar que este trabajo ha analizado las necesidades de suelo para proporcionar a la población de cada región la dieta que consumen sus habitantes; pero debido al comercio internacional de alimentos, eso no es equivalente a la cantidad de terreno cultivado en esa región.

La población mundial crece, pero el ritmo al que crece disminuye con el desarrollo socioeconómico. Además, también cambia el tipo de alimentos que se consumen. Normalmente, se pasa de productos ricos en almidón (cereales y tubérculos, principalmente), a proteínas animales, frutas y verduras. Por otro lado, la tecnología aumenta la productividad, lo que permite aumentar el rendimiento de los cultivos.

Considerado el conjunto de la humanidad, el consumo de alimentos ha aumentado de 2.250 a 2.750 Kcal por persona y día. En términos absolutos, el mayor incremento se ha producido en el consumo de cereales. Sin embargo, en términos relativos ha sido el de vegetales, frutas, carne, aceites vegetales y estimulantes el consumo que ha experimentado un mayor aumento; por contraste, tubérculos y legumbres se consumen ahora en menor proporción que antes.

Por otro lado, el consumo de calorías per capita aumentó globalmente de forma importante. La mayor subida se produjo en el este asiático (China, principalmente); en el norte de Europa y Oceanía no se registraron cambios, y la única zona en que disminuyó fue el centro de África. En general, en las zonas ricas el consumo de proteínas animales es elevado, mientras que en las zonas pobres tiene más importancia el de cereales y tubérculos.

La necesidad de suelo para producir alimentos ha aumentado en términos absolutos, pero ha disminuído la superficie por persona que se necesita: en 1963 hacían falta 2.650 m2 por persona y año, y en 2005 esa necesidad era de 1.700 m2; así pues, se necesitan ahora dos tercios de la superficie que se necesitaba hace cuarenta años para alimentar a una persona. Los productos para los que más se ha reducido la superficie necesaria para su cultivo son los cereales y las proteínas animales, pero mientras los cereales han pasado de requerir el 40% en 1963 al 31% en 2005, la producción de proteínas animales ha pasado de utilizar el 35% hace 42 años a utilizar el 38% ahora. En el este y sudeste de Asia es donde menos superficie se necesita para alimentar a una persona (entre 1.300 y 1.500 m2 por persona y año), y Oceanía y sur de Europa, donde más (más de 3.000 m2 por persona y año), debido en parte a que estas áreas son muy secas.

Aunque las necesidades de terreno de cultivo por persona han disminuido ininterrumpidamente de comienzos de la década de los 60, las necesidades totales no han dejado de elevarse. Ese aumento se ha debido tanto al crecimiento de la población como al cambio en los hábitos de consumo, ya que los productos cuyo consumo más ha crecido son aquellos que tienen mayores requerimientos de terreno. En el periodo considerado, el suelo cultivado pasó de 840 Mha a 1.100 Mha (un 30% de incremento), y en su mayor parte ese incremento se debió al crecimiento de la superficie destinada a producir carne, que se elevó en un 50%. Por otro lado, las mejoras en las tecnologías agrícolas y ganaderas, aunque de efectos importantes, no han sido suficientes para neutralizar, de manera simultánea, el efecto combinado del aumento poblacional y del cambio en el consumo. Ahora bien, si no hubiese cambiado el tipo de alimentos consumidos por la gente, las mejoras tecnológicas casi habrían permitido mantener constante la superficie destinada a la producción de alimentos. Dentro de esa tendencia general, ha habido grandes diferencias entre unas regiones del planeta y otras. Los mayores crecimientos de terreno cultivado se han producido en África, y sin embargo, el área utilizada en Europa para producir alimento ha permanecido constante o, incluso, ha disminuido en algunas zonas. Hay que tener en cuenta que en nuestro continente la población apenas ha cambiado, y tampoco ha habido importantes variaciones en las preferencias de consumo; por esa razón, la mejora en las técnicas de cultivo ha permitido que no aumentase el área destinada a los cultivos.

Un aspecto que merece la pena valorar es el relativo a la, en apariencia, sorprendente similitud de la superficie necesaria para alimentar a una persona (alrededor de 2.000 m2) en Europa occidental y en África. Ese parecido es casual, y es el resultado de una mayor ingesta calórica en Europa y de un menor rendimiento de los cultivos en África. Tanto en un factor como en el otro, esas dos zonas se hallan en los extremos, pero la combinación de ambos hace que coincidan en la extensión de la superficie por persona utilizada para producir alimentos.

Una conclusión importante de este estudio es que si, efectivamente, se cumpliesen las prdicciones de que en 2050 habrá 9.000 millones de seres humanos en el planeta, haría falta duplicar la superficie de suelo destinado a la producción de alimentos si todos consumieran lo mismo que los norteamericanos y contásemos con la tecnología agrícola actual. Si, en vez de los hábitos de consumo norteamericanos, todas las personas consumiesen como los europeos occidentales, habría que incrementar la extensión de los cultivos en un 70%.

No obstante, esas no son previsiones realistas. Por un lado, lo lógico es que las mejoras en la tecnología de los cultivos sigan haciendo que disminuya la necesidad de suelo por persona. Por el otro, si bien es previsible que cambien los hábitos de consumo en los países emergentes y poco desarrollados, no tienen por qué acabar siendo iguales a los de los occidentales. Y finalmente, es también posible que la población mundial no alcance ese máximo de 9.000 millones que se preveía a finales de siglo pasado. En definitiva; hará falta más suelo, deberá mejorar la tecnología, y seguirá habiendo presiones sobre los recursos básicos (agua, energía y fertilizantes), pero como no nos es dado conocer el futuro, no sabemos cómo se encontrará la humanidad dentro de cuarenta años. En cualquier caso, no parece mala idea seguir investigando en ciencia y tecnología agrícola y ganadera. Porque sin desarrollos añadidos a los actuales, la humanidad tendrá un serio problema.

Nota: Hace unas semanas me ocupé aquí de las necesidades de agua de la humanidad; hoy ha tocado hablar de alimentación.

Fuente: T. Kastner, M. J. Ibarrola Rivas, W. Koch, y S. Nonhebel (2012):  “Global changes in diets and the consequences for land requirements for food” PNAS 109 (18): 6868-6872

2 pensamientos sobre “Alimentar a la humanidad

  1. Pingback: Alimentar a la Humanidad

  2. Frytz

    La dieta vegana es una dieta idónea para la sostenibilidad del planeta, para dejar de explotar innecesariamente millones de animales, y de paso obtener mejor salud.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Confianza online