Los jefes están menos estresados

Hay una idea muy extendida según la cual los líderes, las personas que dirigen empresas o instituciones, sufren altos grados de estrés. Es una creencia errónea. Soportan mayor estrés los subordinados. Además, cuanto mayor es la autoridad de una persona, menor es el estrés que experimenta.

Dos experimentos han servido para llegar a esas conclusiones pero, antes de entrar en materia, conviene precisar que se considera líderes a las personas en cuya esfera profesional hay otras a su cargo. Es lo que muchas personas denominarían “jefes” o algunos, “ejecutivos”. Este trabajo se realizó en una universidad y los individuos participantes fueron reclutados en la misma universidad y en su entorno metropolitano. No suele ser fácil contar con una muestra suficientemente amplia de “líderes”, y esa es la razón por la que, como muestra del universo de personas con ese perfil, utilizaron en este trabajo a personas que asistían a un curso especial dirigido, específicamente, a altos responsables de instituciones, empresas y ejército. La muestra de población “normal”, se tomó de la comunidad del área metropolitana. No obstante, la condición de líder se determinó a posteriori, preguntando a los participantes si tenían subordinados en sus trabajos y cuántos subordinados tenían.

Nivel medio (la barra es el error estándar) de cortisol salivar en líderes y no líderes. Los datos que se presentan son datos normalizados.

En un primer experimento, los investigadores determinaron el nivel de estrés de los individuos participantes utilizando dos indicadores, uno fisiológico (concentración salivar de cortisol, mediante análisis de muestras de saliva) y otro psicológico (nivel de ansiedad que experimentan en sus actividades cotidianas, mediante cuestionario estándar). El cortisol (o hidrocortisona) es una hormona esteroidea del grupo de los glucocorticoides. Participa en la respuesta a condiciones de estrés agudo, esto es, en situaciones en las que hay que reaccionar rápidamente frente a una amenaza, pues provoca una pronta elevación en la concentración de glucosa en sangre. Pero si sus niveles se mantienen permanentemente altos a causa de estrés psicosocial crónico, ejerce efectos muy negativos sobre la salud, pues provoca hipertensión, reducción de la fertilidad, depresión, y disminuye la actividad del sistema inmune, con lo que aumenta la susceptibilidad a contraer enfermedades infecciosas. La ansiedad está más ligada a la otra modalidad de la respuesta de estrés, la que se produce mediante la activación del sistema nervioso simpático y la secreción de adrenalina. Los efectos fisiológicos de la activación del sistema simpático y de la adrenalina consisten en elevar la movilización de glucosa y su metabolismo, así como poner a los sistemas respiratorio y cardiovascular en condiciones de proporcionar el máximo aporte de oxígeno y glucosa a los músculos; lo que persigue ese dispositivo es proporcionar la máxima capacidad metabólica posible, para correr o para combatir (fight or flight). El nivel de cortisol salivar y el grado de ansiedad constituyen manifestaciones independientes del estrés y, de hecho, no están correlacionados entre sí; pueden activarse de manera simultánea, pero no necesariamente. En ausencia de condiciones de estrés ambiental agudo no es saludable tener un nivel alto de cortisol o experimentar ansiedad, pues son indicadores de un alto grado de estrés basal, no ligado a factores ambientales ocasionales.

Nivel medio de ansiedad para líderes y no líderes. Datos normalizados.

En el segundo experimento, además de las anteriores, también se midieron una serie de variables para caracterizar el nivel de autoridad de los líderes, y para eso se diferenciaron tres aspectos diferentes: 1) número total de subordinados bajo su responsabilidad; 2) número total de personas directamente a su cargo; este número es menor que el anterior, porque en el primero se incluyen, además de los subordinados directos (a su cargo), los indirectos (los que están a cargo de los directos); 3) nivel de autoridad o autonomía en la toma de decisiones acerca de los subordinados.

Los resultados del primer experimento fueron muy claros. Los líderes sufren un menor nivel de estrés que las personas que no lo son, tanto si el estrés se mide mediante el nivel de cortisol, como si se usa el grado de ansiedad. Los resultados del segundo experimento indicaron que hay una relación negativa entre la autoridad o liderazgo ejercido (combinando las tres variables utilizadas como indicadores) y el estrés experimentado, en cualquiera de sus dos manifestaciones. Además, la sensación de control resultó ser un factor mediador en la relación entre liderazgo y estrés, sobre todo cuando el estrés se manifiesta en forma de ansiedad, hasta tal punto que una vez incorporado ese factor en el análisis, la relación directa entre nivel de liderazgo y estrés dejó de ser estadísticamente significativa. Y por otra parte, esa sensación de control resultó ser mayor cuanto mayor es el número total de subordinados a cargo del líder (aunque no el número de subordinados directos) y cuanta mayor es la capacidad de decisión y autoridad que tiene el líder sobre los subordinados. Por lo tanto, cuanto mayor es la autoridad y el rango en la jerarquía, el líder experimenta una mayor sensación de control y, en buena medida, gracias a esa sensación, sufre menores niveles de estrés (o al revés).

Esquemas de los efectos directo y mediado por la sensación de control sobre el nivel de cortisol salivar (A) y la ansiedad (B)

Lo que no nos dicen los resultados del trabajo es si es la condición de liderazgo la que reduce el nivel de estrés (porque aporta sensación de control) o si, por el contrario, es la menor predisposición a experimentar estrés la que facilita alcanzar el liderazgo. Esto es, se desconoce cuál es la causa y cuál el efecto. Sería muy interesante dilucidar ese aspecto de la cuestión. Y de hecho, debo señalar que la tercera figura que acompaña esta reseña es, en ese sentido, equívoca, porque en cierto modo prejuzga que la causa está en el nivel de liderazgo, y bien podría ser que es el nivel basal de estrés el que determine la capacidad de liderazgo, a través, en parte, de la sensación de control. Buebo, estos son cuestiones que espero se vayan dilucidando con el tiempo.

Los resultados de este trabajo contrastan sobremanera con el pensamiento generalizado, incluso entre especialistas, de que los líderes de las organizaciones sufren mayor estrés que los subordinados. Y lo cierto es que es sorprendente que exista ese pensamiento, ya que los estudios realizados con otras especies de primates han mostrado que cuanto mayor es el rango en la jerarquía, menor es el nivel de estrés fisiológico que se sufre. Y por otra parte, se sabe que la gente que ocupa puestos de más nivel en las organizaciones humanas disfrutan de un estatus socioeconómico más alto y gozan de mejor estado de salud.

Resumiendo, parece que es mejor mandar que ser mandado. Se pasa mejor, se goza de mejores condiciones de vida y se disfruta de mejor estado de salud. Quizás por eso nunca quise tener jefes. 😉

Fuente: Gary D. Sherman, Jooa J. Lee, Amy J. C. Cuddy, Jonathan Renshon, Christopher Oveis, James J. Gross, y Jennifer S. Lerner (2012): “Leadership is associated with lower levels of stress” PNAS 109 (44): 17903-17907

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