Imitar al triunfador

“La gente a menudo imita al triunfador. Los aspirantes a estrellas del pop imitan el estilo vocal y vestimenta de Madonna y los aspirantes a estrellas de la NBA imitan los mates de Michael Jordan, su solución a la calvicie y, si la Sara Lee Corporation ha gastado su dinero de manera inteligente, sus gustos en ropa interior. Ante hechos tales, resulta verdaderamente extraño que los publicistas obtengan cuantiosas recompensas por penetrar en nuestros cerebros.

Porque, famosos mediáticos al margen, lo cierto es que nuestra atracción por los triunfadores tiene sentido desde un punto de vista adaptativo. Determinar quién triunfa es mucho más fácil que determinar cómo triunfar. Imitando al triunfador tienes la oportunidad de adquirir los comportamientos que causan el éxito, incluso si no sabes nada acerca de qué características del triunfador son las responsables de su éxito. Si puedes imitar fielmente todo lo que hace, debieras ser tú también un triunfador, al menos en la medida en que el éxito se base en características que se transmiten culturalmente. Incluso cuando los precisos comportamientos que más contribuyen al éxito son muy difíciles de evaluar, hay rasgos fácilmente observables que están correlacionados con el éxito, tales como riqueza, fama y buena salud. En tal caso, puedes tratar de imitar todo lo que hacen los ricos en un esfuerzo por adquirir los rasgos que los hacen ricos, pero sin determinar con precisión como se produce la riqueza. Nosotros denominamos a este fenómeno “sesgo de modelo”, porque el sesgo depende, no de las características de una variante cultural en sí misma, sino de alguna otra característica de los individuos que son modelos fieles de esa variante, tales como, en este caso, los indicadores de prestigio.

El antropólogo Joe Heinrich y el psicólogo Francisco Gil-White sostienen que atribuimos prestigio, así como los favores que lo acompañan, a la gente de la que percibimos que posee variantes culturales superiores como forma de compensarles por el privilegio de su compañía y la oportunidad de imitarlos. Diferencian, por otra parte, el prestigio personal del fenómeno más extendido del dominio, que se ejerce cuando individuos más fuertes o astutos usurpan los recursos de los más débiles.”

Fuente: Traducción libre de unos párrafos (locations:1725-1736) del apartado Two more adaptive cultural mechanisms (en el Cap 4: Culture is an adaptation) del libro del libro de Peter J Richerson & Robert Boyd (2006) “Not by genes alone: How culture transformed human evolution” (The University of Chicago Press).

Juan Ignacio Pérez Iglesias

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