Ansiedad y depresión menor: menos pastillas y más psicología, por favor

La OMS pronostica que en 2020, junto con las enfermedades cardiovasculares, la depresión será la principal causa de discapacidad en el mundo. Y, no se hagan ilusiones, los vascos no constituimos la excepción. Por mucho que estemos encantados de conocernos, tengamos la mitad de paro que otras autonomías y casi prefiramos morir que irnos a vivir lejos de nuestros familiares, amigos y bares, Osakidetza gasta cada año 23 millones de euros (una media de 10 euros por habitante) en ansiolíticos y antidepresivos; y, en un dato quizá más revelador, el consumo de estos psico-fármacos ha crecido en los últimos cinco años más del 25%.

¿Empeora nuestra salud mental o, simplemente, somos cada vez más blandos y resistimos peor esos problemas puñeteros que insisten en fastidiar nuestro precario bienestar emocional? No tengo respuestas. No sé si la infelicidad crece a pasos de gigante en una población cada vez más desencantada, -inmersa en la liturgia del consumismo- y desprovista de referentes ideológicos y morales a los que aferrarse; ni si nuestra capacidad para afrontar la frustración merma sin parar y sin visos de cambio de tendencia. Pero sí percibo dos cosas; una, que el pastilleo se va generalizando: esas miradas tristes, dopadas y huidizas, delatoras del consumo de psicofármacos, las veo cada vez más a menudo en las caras de quienes me encuentro en mis paseos con el perro; y otra, que si vas al médico y no te receta algo, parece que el viaje y la consiguiente molestia (¡qué comodones nos hemos vuelto!) no han servido para nada. “No sé qué me pasa, me siento triste, decaído, ansioso, sin motivación, como sin ganas de hacer nada…”. Así comienza el tema, y termina, casi siempre, en la farmacia, de la que salimos satisfechos con el doping-remedio a nuestros males.

En estas andaba pensando cuando mis amigos de la OCU publican un informe basado en una investigación, que lo primero que dice es que la mayoría de los problemas de salud mental “están relacionados con el estado de ánimo, sobre todo con la ansiedad y la depresión menor”, y que, equivocadamente “en la mayoría de los tratamientos se recurre a la medicación: antidepresivos y tranquilizantes se prescriben en demasiadas ocasiones a pesar de que el tratamiento indicado para estos trastornos es la psicoterapia, alternativa a la que pocos pacientes tienen acceso” a pesar de que quienes reciben este tratamiento se muestran más satisfechos y de que la OMS lo recomienda, aconsejando evitar, en lo posible, el consumo de fármacos.

La OCU entiende que “el coste de la generalización de la psicoterapia se puede ver compensado con la reducción de las bajas laborales por este tipo de trastornos al recibir los pacientes un tratamiento más rápido y adecuado a su dolencia”. Señalan que hay que concienciar a los pacientes sobre el uso responsable del sistema sanitario y explicarles que cualquier dificultad vital no tiene por qué llevar aparejada una solución médica. Los médicos también han de jugar su papel, promoviendo la administración responsable de los fármacos y haciendo oídos sordos a las presiones de los pacientes y la industria.

Reclama asimismo la OCU que debe mejorar la dotación de los centros de atención primaria, “como primera parada de un número creciente de personas con dificultades para enfrentar los problemas de la vida cotidiana”, y que hay que impartir formación específica a los médicos de atención primaria para mejorar sus habilidades en técnicas de entrevista y escucha, además de acercar a los especialistas de salud mental a los centros de atención primaria y crear terapias de grupo y talleres en este primer nivel de atención, ya que pueden ser útiles y menos costosos que los individuales, para enseñar a relajarse, elaborar el duelo, afrontar el estrés, dominar el insomnio, etc. El círculo virtuoso termina en la especialización del personal de enfermería para administrar una parte de estas enseñanzas, mejorando así la eficiencia del sistema.

Estimados amigos, cuando uno lee informes tan reveladores y acertados como el de la OCU se ratifica en lo necesarias que son las asociaciones de consumidores para la mejora de la sociedad en que vivimos. Y en su irremplazable aportación específica, por su enfoque ciudadano e independiente (sin servidumbres ni intereses políticos, profesionales/sectoriales, ni empresariales) para la resolución de los problemas que lastran nuestra calidad de vida.

Os dejo con una canción de unos amigos del alma, los getxotarras Mcenroe, que acaban de publicar su nuevo disco, Las orillas. A ver si os gusta, la canción se titula “Mundaka“.

2 thoughts on “Ansiedad y depresión menor: menos pastillas y más psicología, por favor

  1. Patxi

    Muy buen tema y excelente artículo. Sin duda en muchas ocasiones serán casos serios y de problemas reales, pero también en otras muchas, esas depres, opino puedan ser fáciles de solucionar. ¿Quién no ha tenido una mala racha o pasado un mal trago? A ver si te animas con un árticulo para levantar la moral, fortalecer el espíritu y desesperezar el pensamiento y el cuerpo que, no siendo de la profesión, sin duda son aspectos de (relativamente) fácil aplicación.
    Aupa Ricardo, un abrazo

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  2. Iñaki

    Muy de acuerdo con el artículo.Quería añadir que además de la psicología existen otros métodos como el YOGA que van de cine para mejorar problemas de ansiedad y pequeñas depresiones. El Yoga practicado con asiduidad y dirigido por un buen profesional ( hay gente poco preparada dando clases….) ayuda en el conocimiento y aceptación de uno mismo , mejora la flexibilidad corporal y mental ,aumentando la autoconciencia. Es una filosofía-técnica minelaria que encierra un enorme potencial de mejora fisica y psiquica ,y porque no decirlo , espiritual en el ser humano. Os animo a probarlo

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