Ni humor, ni paciencia

La crisis sigue (sí, en pleno octubre) llenando las playas (el ocio activo más barato, salvo que se caiga en la tentación del helado) y vacía los cines, que cobran ya 8 euros por ver una peli si bien aumenta el número de días con descuento: nos han cobrado en una misma semana, en días laborables, 4, 6 y 8 horas por una peli a la misma hora (diez o diez y media de la noche) en las mismas multi-salas. La verdad es que cuesta levantarse cada mañana, al menos si pones la radio para desayunar y no dejas de estar en contacto con las noticias a lo largo del día, como es el caso. Hoy nos fue peor que ayer, pero mejor que mañana, y la cadena -que más parece una condena- no parece tener fin. El FMI acaba de asegurar que en 2013 no remitirá la recesión en España, con lo cual podemos aventurar que crecerá aún más el desempleo y que seguiremos sumidos en plena tormenta perfecta de crisis devoradora, implacable. Tampoco ayuda (el IBEX ha vuelto a bajar hoy, y mucho, en torno al 2%) la indecisión del Gobierno central sobre si pedir o no el rescate, a pesar de que hay casi unanimidad entre los expertos, que animan a que se solicite de una vez por todas la ayuda a los países ricos de la UE y podamos comprobar no solo si baja la prima de riesgo y el Estado, y la Administración en general, puede financiarse a precios no suicidas, sino también si fluye el crédito (asequible) para empresas y particulares y la economía puede comenzar a recuperarse y el empleo a dejar atrás esos guarismos dramáticos.

Aquí, en nuestras modestas economías domésticas, la impresión es que todo este esfuerzo que se nos exige a los ciudadanos, y que estamos pagando porque no nos queda otra, no pretende otro objetivo que transferir directamente dinero de la cuenta corriente de los afortunados que tenemos ingresos regulares, a los bancos y cajas que pecaron de avaricia e ineficacia en la gestión en la época de la burbuja inmobiliaria para que a su vez estos puedan pagar sus deudas a los bancos e inversores internacionales que les confiaron en su momento el dinero que ellos prestaron a promotoras y particulares. Y nosotros, en medio y pagando el pato. Pero de verdad: 2,3 millones de niños viven en España por debajo del umbral de la pobreza, 80.000 más que hace un año, debido al impacto de la crisis económica, según datos facilitados hoy por UNICEF. No es extraño que al ser preguntados por la situación económica del país, el 88% de los españoles la considere “mala” o “muy mala”, y que el paro sea considerado el mayor problema por el 82% de la población. Y la clase política es el tercer problema para los españoles , tras el paro y la economía. Entonces, ¿quién nos va sacar de esta? Estamos que fumamos en pipa, pero en breve tampoco vamos a poder: el gasto en tabaco creció en 2011 en España un 6,65%, hasta 201 euros por persona, lo que supone el segundo mayor incremento a nivel europeo. Como tampoco vamos a poder morirnos en paz: la reciente subida del IVA ha golpeado especialmente a los servicios funerarios, que han visto crecer su impuesto del 8% al 21%. Al respecto, la OCU nos avisa: algunas compañías de seguros están intentando trasladar esta subida a las primas de los seguros de decesos a pesar de que no pueden hacerlo hasta el vencimiento de la póliza: “no te despistes y no permitas que te hagan pagar de más”, nos dicen, y tomamos nota.

Si eres funcionario, llevas varios años con el sueldo congelado cuando no disminuido con algún zarpazo ocasional. Menos dinero para hacer frente a los gastos, que no hacen sino crecer

, porque, para más perjuicio, siempre hemos pensado que el IPC no da un dato cierto, ya que la vida (el super, la ropa y el calzado, el material escolar, el bus y el metro, el ibuprofeno aunque sea genérico, los impuestos, el café o la cerveza en el bar…) suben más de lo que revela este indicador. Y si eres autónomo, acabas de recibir otro hachazo. Me lo decía un amigo ayer: “a la empresa a la que facturo la mayor parte de mi trabajo ni me atrevo a hablarle de que necesito subirle la tarifa mensual que cobro por el servicio prestado, pero el Gobierno Rajoy me ha obligado a incrementar el IVA del 18 al 21% en mi factura, y el IRPF del 15 al 21%; conclusión: de un día a otro, cobro 100 euros menos al mes, así por la cara, para pagar el rescate a las cajas y bancos que han dejado un agujero negro que tenemos que pagar solidariamente todos.”

Y si eres consumidor, que lo somos todos, tenemos cada vez menos dinero, más gastos y menos humor.

No nos podemos permitir comprar electrodomésticos nuevos (se ha sabido hoy: ha disminuido su venta un 16% respecto al primer semestre del año anterior), con lo que hemos de tirar con los que tenemos y cuidarlos casi como si fueran nuestros hijos para no vernos urgidos a llamar a servicios técnicos para que reparen sus siempre inoportunas averías. El otro día vino uno de estos profesionales a ver qué ocurría con la lavadora de casa, que perdía agua. Me levantó, por menos de tres cuartos de hora de muy calmado trabajo y sin que pudiera apreciar signo alguno de apuro en su cara, 57 euros con el IVA del ya vigente 21% incluido, Sí, casi diez mil pesetas de las de antes. Recuerdo que indicaba la factura 19 euros en concepto de desplazamiento, por lo que una sencilla cuenta revela que la hora de trabajo del técnico salía a ¡36 euros+ IVA!, lo que significa 43,56 euros que paga el usuario; para los veteranos, 7.250 pesetas la hora. Si esto es lo que cobra un operario con cualificación (es un suponer) de FP, ¿cuánto cobra por hora de trabajo neto (sin contar desplazmientos, quiero decir) un abogado, un arquitecto, un profesor universitario o un dentista? Podemos recordar que el sueldo medio en España es, con el prorrateo de las pagas extraordinarias, de 1.345 euros mensuales, según la última Encuesta de Estructura Salarial hecha pública recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, unos 45 euros al día. Algo no funciona en este país. Volviendo al terruño, Expobodas recibió el pasado fin de semana en el BEC un 16% menos de visitantes que el año pasado, y a nadie debe sorprender el dato: ¿quién tiene humor hoy para casarse?
A algunos nos falta incluso la paciencia para soportar cosas como las dichas el domingo por un influyente asesor del gobierno alemán en un programa de esa cada vez menos soportable tele comercial en prime time, que aseguró que en nuestro país aún no nos hemos hemos hecho a la idea de que estamos inmersos en una gran crisis y de que hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades. Este plural es el que más fastidia. La mayoría de las personas que conozco no exageró en el gasto ni incurrió en compromisos impagables durante esos supuestos años de fastos y créditos baratos y fáciles. Lo que ha fastidiado, y en el peor de los casos hundido, las economías de los hogares es el paro, y no el desplifarro. No pueden decir lo mismo el Gobierno central, los Ayuntamientos, las Diputaciones, muchas empresas, y, sobre todo, algunas (que no todas: ahí está Kutxabank, sobresaliente en solvencia;y Caja Laboral, también a salvo) cajas y bancos, que nos metieron en este agujero del que nadie sabe cuánto tardaremos en salir.

¿Y la música?

Va, para variar y aportar un poco de vitalidad y optimismo, una de fresco pop juvenil. La banda se llama Teen, es de Brooklyn e íntegramente femenina, sus canciones no son precisamente originales ni emocionantes (una apreciable revista web especializada las ha definido como “un catálogo dream-pop de corte convencional con ocasionales virajes hacia la psicodelia, en un discreto álbum de debut, In limbo”), pero tienen arranque y ritmo suficientes para combatir esta languidez, cuando no directamente tristeza de las que resulta casi imposible evadirse, siquiera temporalmente. Aquí las tenemos. ¿Son tan mediocres? No lo creo, a mí me gustan. Y el vídeo, mola también.

2 thoughts on “Ni humor, ni paciencia

  1. Rita

    Ricardo:
    Parece una pesadilla pero todo es verdad y lo suscribo al pie de la letra. Que paguemos por igual el que engañó y se benefició que el que no tuvo culpa alguna, no defraudó ni obró con irresponsabilidad pidiendo créditos que no podia pagar… en fin. Hoy, una emisora de radio me ha preguntado por la calle que cómo solucionaría el problema de los politicos. Que si todos son unos incompetentes. Creo que no debemos estandarizar ni generalizar en ningún caso. Tambien tienen la culpa los cudadanos que votan a los mismos políticos sabiendo que han robado en esta o aquella comunidad autónoma, y ¿qué hacen? Nada. Hay tantos ejemplos….

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  2. Ricardo Oleaga Autor

    En cuanto a los políticos, creo que los ciudadanos/consumidores deberíamos ser más exigentes con lo que nos prometen los partidos y sus líderes en campaña y con los objetivos que establecen en su programa electoral; y si no cumplen suficientemente, o si nos engañan, o si permiten la corrupción, ahí estamos los ciudadanos, los votantes para reprochárselo y exigir un cambio de actitud en la “clase” política ; y la única manera de hacerlo es no dar el voto al partido que nos ha decepcionado, para que aprenda la lección y sea consciente de que no somos votantes cautivos, sino que sabemos pensar, reflexionar y decidir, libremente, sin prejuicios ni estériles y perniciosas fidelidades inquebrantables.

    Cuando en una tienda tradicional, en un bar, en un despacho de abogados, en una cadena de supermercados, o de estaciones de servicio, en una compañía aérea, en un seguro médico… donde sea (incluido un partido político), tienen la convicción de que somos nicho de mercado cautivo, que por la razón que sea, nos tienen cogidos y por ello les vamos a comprar por mucho que incumplan su cometido, que sean ineficaces en la gestión, que no evolucionen, que no atiendan debidamente al cliente…, acabarán antes o después, dando un servicio deficiente e insatisfactorio, porque no invertirán para adecuar el negocio a las nuevas necesidades y expectativas del cliente (siempre en evolución, por cierto) ni apenas se esforzarán para mejorar lo fundamental de su servicio y sus productos (total, para qué, si no hace falta, pensarán).

    En otras palabras, para que esto no ocurra hacen falta dos cosas: la libre competencia, para que nadie se sienta cómodo con sus clientes y se esfuerce cada día en servirles mejor y al menor precio posible, porque si no la tienda de al lado, que sí tiene ambición y proyección del futuro y sabe que la cosa va de satisfacer al cliente, y de, a ser posible, incluso adelantarse a sus necesidades, le quitará esos clientes que pensaba fieles y le obligará a cerrar el negocio. Y dos, evidentemente, hace falta consumidores, ciudadanos, formados y exigentes, que saben distinguir entre una buena tienda (y aquí entra todo: precio, gama, calidad, ubicación, atención al cliente…) y una menos buena, entre un taller de coches bueno y otro peor, entre un banco o caja y otro y, sí, entre un partido político y otro. Por mucho que tengamos costumbre de ir cada día a esta tienda, o de votar siempre al mismo partido. Cuando, desde la serenidad y previo análisis racional y objetivo, tomamos decisiones fundamentadas de cambio y abandonamos la tienda de toda la vida, y otro tanto podemos decir del banco, el taller para el coche, la agencia de viajes para las vacaciones y, claro que sí, el partido político de siempre, porque nos han decepcionado por la razón que sea o han dejado de satisfacer nuestras expectativas o necesidades, estamos dando un paso decisivo para mejorar nuestra sociedad, al dar oportunidad a los nuevos, a los emergentes, a los luchadores, a los distintos, a quienes quieren competir y ganar con nuevas ideas y con otros planes de trabajo. Quizá también nos decepcionen cuando implementen sus proyectos, pero al menos no serán los de siempre, que -podemos suponer -habrán aprendido la lección y no incurrirán en los mismos errores. Que nuestra sociedad sea tan comprensiva y resignada con la corrupción política, por ejemplo, es uno de los mayores impedimentos para la regeneración moral que la salida a esta crisis necesita. ¿Será posible hacer una cesta más sólida y consistente con los mismos mimbres -personas y planteamientos ideológicos- con que se tejió esta cesta que hace agua por todos lados? ¿O hay que crear unos mimbres nuevos e incluso crear una nueva forma de tejerlos?

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