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El IVA y la electricidad subirán; otro mito alimentario cuestionado; y el mejor smartphone

¿Subirá el Iva?

Apuesten a que sí, que a Hacienda la vemos venir y que hay mucho G-20 y mucho FMI y Eurogrupo presionando para que se reduzca el déficit fiscal español, que lo tenemos engordado a punto de explosión letal. Esto quiere decir, además de la subida del IVA, eliminación de la desgravación por vivienda, reducción de los salarios de funcionarios… un planazo, vamos.

El IVA general del 18% subiría al 20%, lo que supone una subida, de golpe, del 11% de buena parte del coste de la vida. Un coche nuevo, por ejemplo, valdrá entre 400 y 700 euros más y el precio de los usados (se gravan con menos impuestos) será más competitivo: una banderilla más para un enfermo crónico, el sector del automóvil, necesitado de transfusiones que lo revitalicen y no de infecciones oportunistas como esta de la subida del IVA que empeoren su precario estado de salud. Han sido los primeros en quejarse preventivamente. Les han seguido los fabricantes de cerveza, que dicen que si sube el IVA peligran miles de puestos trabajo en las fábricas de la bebida veraniega por excelencia, y lo mismo pasaría en la hostelería, principal destinatario (más del 80% de las ventas, al parecer) del consumo de tan entrañable producto. Las cervecitas en el bar de abajo es casi lo último de lo que nos quitamos (aún no somos alemanes; no sé cuánto tiempo más nos lo permitirán) pero el precio de la caña (pongan aquí un cafelito los abstemios, o los que son más de vino) es un símbolo de la economía, lo último que un hostelero se atreve a subir de precio. Pero si no actualiza el precio de la caña (y el del resto de artículos) y traslada el incremento a sus clientes, se come él la subida, lo que en plena crisis de rentabilidad de estos negocios (y de todos), sitúa al empresario en un dilema nada sencillo de resolver. ¿mitad paga el hostelero y la otra mitad el consumidor? Por no hablar del sector turístico, que verá que su oferta de ocio cuesta al extranjero un poco más, con lo que los viajes a España pueden desviarse a otros dentinso más competitivos en precio. Ya veremos, pero casi seguro que el total de la subida acabaremos, antes o después, pagándolo los consumidores. La razón de la inminente subida del IVA, la hemos adelantado y ya lo sabemos todos, no en vano nos estamos convirtiendo a fuerza de prima de riesgo y de IBEX casi en expertos en finanzas. Subir el IVA es la medida más sencilla (y más difícil de tomar, por su impopularidad, en términos políticos; de ahí que haya sido casi la última) de que el Estado –presionado desde el exterior, más que famélico, a punto de quebrar de inanición y necesitado de socorro como nunca en la historia reciente- aumente sus ingresos rápidamente y reduzca un poco ese déficit público desbocado que nos desacredita ante los acreedores. Y todo ello, sin depender de una actividad empresarial que no levanta cabeza tan necesitada como está de créditos que el mercado financiero no quiere/puede ofrecer y de alguna expectativa positiva que levante el ánimo inversor, ni de los ierrepeefes de unos trabajadores cuyo número decrece sin freno desde hace años. Pegas a esta medida: todas. Encarece la vida de los ciudadanos en unos momentos críticos para la economía de millones de compatriotas, frena y desanima al consumo casi automáticamente, decrece la economía en general, puede reducir el ingreso de divisas procedentes del sector salvavidas de nuestra precaria economía, el turismo… Malos tiempos para la lírica, ya lo decía la canción. 1984, Golpes Bajos, qué tiempos aquellos, qué estética, qué confusiones, qué ilusiones…

¿Y la electricidad?

También subirá, pronto; y lo hará otra vez de modo obsceno en lo cuantitativo: se habla de que en julio se encarecerá la factura, de media, más de un 3,5%: Inaceptable, tras las subidas ya acusadas estos últimos meses. Se quejan las empresas eléctricas de que su producto no es caro en sí: el problema sería el apoyo político (subvenciones públicas, para entendernos) que reciben en nuestro país las energías renovables, superior al de otros países de la UE. Pero, ¿no se había reducido drásticamente este apoyo a las energías limpias? Leo, al respecto, que el Gobierno estudia nuevos recortes a las renovables precisamente para controlar el desmadre en que se está convirtiendo la puesta al día del precio de la electricidad; ahora bien, la patronal del sector de las renovables se queja y dice estar “ya a al límite”. Complicada tarea la de tomar ciertas decisiones políticas, desde luego.

¿Hay que volver a antenizar nuestros tejados?

Pues sí, ya nos podemos hacer a la idea de un nuevo gasto casi inevitable. Vamos a volver a pagar por la segunda estructuración de los canales de TDT; la primera fue la del apagón analógico. Los antenistas, supongo, encantados, con trabajo a mansalva; y nosotros, (aún más) cabreados: un nuevo gasto cuando lo que necesitamos es ingresos y no más desembolsos que apenas aportan nada. Saldrá la broma por unos 500 euros a cada comunidad de vecinos, aunque a algunas les pueda suponer hasta 2.000 euros. O sea que unas decenas de euros ya le podemos asignar a la broma. La causa del nuevo cambio es que los canales de TDT, todos ellos, cambian de frecuencia con el fin de que el espacio entre los canales que ahora ocupan el espacio del 61 al 69 los pueda utilizar la telefonía de cuarta generación. Problemas, disputas entre sectores, y sucesos tecnológicos de todo tipo para esta nueva adaptación, los hay a decenas; mientras, al común de los terrestres nos suena a chino esta jerga y la situación se complica más al entrar en liza el Gobierno, Industria en concreto, y el Tratado de la UE que prohíbe las ayudas públicas para sufragar algo que se nos antoja de sentido común: la emisión simultánea en el canal nuevo y el viejo mientras vamos resintonizando el dial. Además, el Gobierno quiere que los seis operadores privados que lograron un “canal múltiple” de cobertura nacional, con 4 diales cada uno, se las arreglen ahora en cinco canales múltiples y compartan otro u otros dos para las emisiones en alta definición. Aquí tenemos al otro actor de la comedia. De momento, los operadores de TV privados, los del 5 y el 3 que se han hecho con casi todo el pastel, se han negado a renunciar a sus canales propios. Un buen jaleo, sí. Y, al otro lado, el satélite (sistema de distribución de señales de TV apenas implantado en nuestro país, a pesar de su orografía tan particular y exigente) pide paso, ante la implantación de la TDT. En Alemania los grandes operadores de TDT emiten sus 14 canales en HD mediante satélite, canales que cuentan con dos millones de abonados. No sé, con los alemanes y británicos siempre me da la impresión de que nos llevan la delantera; pero no por más listos, sino por más aplicados, rigurosos, eficientes; y menos litigiosos, insensatos y lentos. La verdad es que a veces piensa uno que, en realidad, aquí ninguna innovación tecnológica funciona del todo bien. Tarda mucho en implantarse (pensemos en el ADSL o los servicios de banca por Internet) y te has de conformar con un nivel de implementación flojo, coherente con esa histórica filia por la chapuza y lo inacabado que lastra la imagen de país, término hoy de moda. Irrumpen nuevos adelantos tecnológicos que se venden como impecables portadoras de maravillosas ventajas para el usuario, pero ocurre que, pasado un poco de tiempo, las ventajas no son tan relevantes, el sistema adolece de graves y molestois fallos y las adecuaciones a los requerimientos coyunturales exigen de cambios permanentes que acaba teniendo que hacer, y pagar, el usuario. Carísimo e ineficaz todo; como el propio país, sí.

Otro mito sobre la comida, a punto de caer

A efectos de obesidad, podría importar tanto o más cuándo se come que qué o cuánto se come. Increíble, pero cierto. Según un estudio realizado en EEUU con ratones y publicado en la revista ‘Cell Metabolism’, establecer unos horarios fijos para alimentarse y respetar los tiempos de no ingesta es fundamental para prevenir la obesidad y mantener el peso a raya. Tanto los ratones que tomaron una dieta alta en grasas como los que comieron una dieta normal estuvieron igualmente protegidos de la obesidad siempre que la ingesta la realizaran en un horario restringido. En comparación con los que comieron sin control horario, los roedores que siguieron la pauta horaria establecida mostraron mejoras en sus ritmos metabólicos y funcionales, ganaron menos peso y sufrieron menos niveles de inflamación, un marcador relacionado con la resistencia a la insulina. El responsable del estudio, Satchidananda Panda, del Instituto de Estudios Biológicos, asegura que “el foco, hasta hora, ha estado puesto en lo que comen las personas, pero no hemos recogido datos sobre cuándo comen“. Lo que demuestra el estudio, según este especialista es que “mantener un ritmo de comidas de ocho horas frente a comer cuando tú quieras es mejor y genera cambios relevantes, como una reducción en los niveles de insulina, lo que supone una protección frente a la aparición de diabetes. Se piensa que este patrón óptimo, como el hecho de tomar una dieta mediterránea, aporta ventajas y evita la aparición de enfermedades cardiovasculares”. En resumen, que la aleatoriedad, comer cuando apetece o se puede (que es lo que en realidad tendemos a hacer), favorece la obesidad; e incluso, dicen algunos especialistas, no habría bases científicas sólidas para afirmar que es más saludable repartir la ingesta diaria en cinco comidas que en las tres de toda la vida.
Los autores del estudio reconocen, eso sí, las virtudes de la dieta mediterránea, que tanto peligro corre por la crisis económica, los cambios de estilo de vida (¿cuándo fue la última vez que nos preparamos en casa unas lentejas o unos garbanzos con berza?) y por el auge de la comida preparada y el fast food.
Otro mito que se cae, el de muchas comiditas en lugar de solo tres más copiosas, pero también una constatación de esas tautológicas que se confirma: las cosas son como son por algo. Queda claro que seguir los dictados que nos imponen, por un lado, el apetito y por otro, nuestro ritmo de vida, favorece la obesidad. Y que para hacer frente a esta epidemia sanitaria tan de nuestro tiempo y modus vivendi debemos actuar con proactividad y decisión casi militante; lo contrario de dejarse llevar por las circunstancias, para entendernos. Y mantener una disciplina. Es muy exigente el plan, y poco atractivo: por eso estamos cada vez más gorditos. Estética y salud, el preciado objetivo. Esfuerzo, sacrificio, rigor y constancia, el medio. Difícil, pero merece la pena, incluso en plena crisis, ¿no les parece? Comer menos sale más barato; consolémonos con eso, de momento.

El mejor smartphone del mercado, a fecha de hoy

Y ya termino. No tenemos la economía personal para gastos de este calado, pero seguro que alguien por ahí está pensando en ponerse al día de una vez y pillarse un smartphone. Para ellos, y para los más curiosos, esta es una información muy interesante. Y 100% fiable: la fuente es la OCU. Los técnicos de la asociación de consumidores de referencia en España han llegado a la conclusión de que el nuevo smartphone de Samsung, el Galaxy SIII, que llegó a las tiendas a finales del pasado mayo es la mejor opción del mercado; es mejor, en concreto, que su predecesor, el Samsung Galaxy SII, que el iPhone 4S y que el Motorola Razr. Un detalle curioso: hasta ahora el mejor calificado en los exámenes comparativos de OCU no era el sublimado iPhone, sino el Razr de Motorola. Las características mejor valoradas de este Samsung Galaxy SIII. Lo que más destaca en este móvil de última generación: la gran pantalla táctil (4,8”), con “sobresaliente” calidad de imagen (resolución de 720×1280 píxeles), su ajustado peso, la cámara de 8 megapíxele que permite fotos de calidad comparable al “iPhone 4S, y la batería (2100mAh) que dura cinco horas navegando por Internet, dos más que el iPhone. Pero es en el software en lo que más destaca: con la última versión de Android, Ice Cream 4.0, a la que se suma la “bonita y práctica” (lo dice la OCU) interfaz TouchWiz Nature UX. Y viene con una larga lista de comandos que se ejecuta mediante gestos en la pantalla: puedes, por ejemplo, hacer una captura de la pantalla con sólo deslizar la mano sobre la pantalla de un lado a otro. Y se puede silenciar una llamada o la música del teléfono dando la vuelta al teléfono y poniéndolo boca abajo sobre la mesa. O, si se está leyendo un SMS, puede llamarse a la persona que lo envió con tan solo acercar el teléfono a la oreja.
Por último, aporta innovaciones como Smart Stay: cuando se está leyendo una página, un sensor en la cámara frontal determina que los ojos están centrados en la pantalla y controla los ajustes del brillo de manera que la pantalla no se bloquea automáticamente pasado un tiempo, sino que seguirá encendida mientras el usuario la esté mirando.

¿Y la música?

Norah Jones, a pesar de ser como ideal y cuasiperfecta, siempre me ha gustado, como me ha pirrado desde niño la coliflor con mayonesa; no es gran cosa, pero me encanta y define mi (poco refinado) gusto. Y en este último disco, la voz y las canciones de Norah, más maduras, armadas y estilizadas, me gustan tanto o más que nunca.

Peligros inminentes, soluciones a medio plazo

Menudo Martes de Pascua llevamos. Seguimos, y cada hora que pasa más, sumidos en una situación límite: la Administración central adopta duras medidas de ajuste/recorte del gasto público diseñadas para el medio y largo plazo (lo último: 10.000 millones de euros de ahorro suplementario en materias tan sensibles como sanidad y educación, recorte anunciado ayer por el Gobierno) pero quien debe interpretarlas –positivamente, se quisiera-, los mercados financieros que prestan dinero al Estado, actúan pensando en el ahora mismo, no se creen que las medidas se vayan a aplicar en toda su extensión y, por supuesto, carecen de ética o preocupación social alguna, sólo buscan un beneficio, a poder ser rápido y sin excesivo riesgo. Y es que somos un chollo como país: a las cinco de la tarde, la prima de riesgo está ya por encima de 430 puntos, y el IBEX baja más del 2%, una auténtica ruina para nosotros, una mina para los inversores. Apenas nos sostenemos en pie sobre un terreno imprevisible y abonado para especuladores sin escrúpulos; vivimos meses, mejor dicho, años nefastos para el común de los ciudadanos. ¡No hay tiempo, el cambio ha de ser inmediato¡, pero hete aquí que el país necesita tiempo para recuperarse un poco de enfermedad tan grave y poder generar confianza para que, una vez reducido el déficit público al menos hasta niveles viables, pueda crecer un poco la economía y recuperar la capacidad de crear riqueza y empleo. Pero es que la banca dice que no es que no quiera dar crédito, sino que escasea la petición de préstamo solvente, el que aporta suficientes garantías de devolución. Ya, esto me suena. A lo que íbamos: el miedo a ser intervenidos como antes lo fueron Grecia o Irlanda atenaza a los dirigentes políticos y pone a temblar a cualquier persona que siga siquiera superficialmente la actualidad. ¿Qué hacer? Quién lo sabe; se me ocurre alguna sugerencia a los líderes políticos del país, pero esto es solo un blog de consumo y vida cotidiana, o sea que zapatero a tus zapatos.

En época de crisis, los consejos para ahorrar o eludir gastos evitables siempre son bienvenidos. Os sugiero que leáis, aquí un informe de Antonio Delgado para Eroski Consumer sobre aplicaciones para realizar llamadas gratuitas entre teléfonos móviles (no solo Viber, hay otras).

Volviendo al planteamiento del anterior post, os traslado algunas noticias interesantes, con breves comentarios míos.

El pueblo tarraconense de Rasquera decide hoy si cede a una asociación cannábica tierras municipales para cultivar marihuana, a cambio de 1,3 millones de euros en dos años.Es un dinero muy atractivo para unas arcas públicas, las de este pueblo, a buen seguro exhaustas y necesitadas de suministro urgente, pero cabe preguntarse si un ayuntamiento puede destinar terrenos públicos a este uso tan inhabitual y controvertido. Hay productos y hábitos que no conviene trivializar, menos aún desde instancias públicas, esa es mi reflexión.

El periodista Frank Bruni, hasta hace pocos meses cronista culinario de The New York Times, abandona su trabajo tras desvelar que padece gota, resultado de cinco años de gozoso trabajo describiendo la comida y el servicio de los mejores restaurantes del país. La buena noticia es que tras modificar su dieta diaria cambiando carnes y mariscos suculentos, sabrosas salsas y los más afamados vinos por cereales integrales, verduras y saludables vasos de agua, el periodista ha comprobado que los fuertes dolores causados por la gota remitían más pronto que rápido. Dice ahora estar convencido de que sustituir unos por otros productos no siempre tiene que ser desagradable. Seguro que echa de menos los banquetes, pero pocas cosas hay más gratificantes que mejorar súbitamente nuestro estado de salud. La salud es lo primero, sin duda, y podemos disfrutar comiendo sin dañarla demasiado, seguro que sí.

El aeropuerto de Loiu-Bilbao ha transportado un 12% menos de viajeros el día clave de esta Semana Santa (ayer, lunes de Pascua) que la del año anterior. Veo dos causas: la crisis, que crece y confirma que ha venido para quedarse, y los éxitos europeos del Athletic que obligaron a muchos aficionados a destinar el gasto de vacaciones a los traslados a Manchester y a la ciudad minera alemana del Shalke 04. Si gastas de más aquí, tienes que quitarlo de allí; está claro.

El Tribunal Supremo, basándose en informes periciales que analizaron en laboratorio el producto, condena a la empresa que produce el Ceregumil (concebido en 1907 por un farmacéutico) y ordena que se prohíba su venta como complemento dietético, ya que carece de propiedades terapeúticas ni produce beneficios a ningún colectivo concreto de personas. Lo he dicho muchas veces: productos milagro, stop, así de rotundo. No es desconfianza; es sensatez, y el resultado de la experiencia de muchso años, creedme.

A la banca española le sobran 41.400 empleados, un 16% del total y una de cada tres oficinas, lo dice un estudio del Instituto de Estudios Bursátiles. No nos coge de nuevas que nuestro país era el de mayor número de oficinas por habitante del mundo (en enero había unas 41.000 oficinas bancarias); lo que ignorábamos era que el exceso llegara a este nivel, más aún sabiendo que -por efecto de la crisis y también debido al auge de la banca online- la banca llevaba años reduciendo su sobredimensionada red de oficinas. La duda que me surge, aunque me dura poco, es con qué dinero van a hacer esta reconversión. Porque no creo que, con la casi nula demanda inmobiliaria de nuestras ciudades, se pongan a malvender esos miles de oficinas que les sobran. Si no lo hacen con los pisos embargados… De momento, como era de esperar, parte de la factura de la crisis financiera, de sus errores empresariales la vamos pagando, qué remedio nos queda, los usuarios. Al dato: la banca ha subido en el último año una barbaridad las comisiones por uso de tarjetas de crédito (9% de media, han pasado de 18 a 20 euros) y débito (11,6%, de 34 a 37,5 euros) en los últimos doce meses (marzo 2011-marzo 2012), según informe oficial del Banco de España. Además, también ha encarecido (un 4,11% de media) la disposición de dinero a débito en una sucursal de otra red (más de un 4% de media). Y asimismo han subido, hasta un 22%, las comisiones semestrales por mantenimiento de cuentas corrientes y de ahorro. Y también lo han hecho las comisiones de estudio, apertura, cancelación y subrogación de todo tipo de préstamos. Ningún otro sector se puede permitir estas alegres subidas de precios, hasta tal punto la banca nos tiene atrapados. Si no, ¿cómo, en plena crisis económica, pueden aceptarse subidas tan onerosas de los servicios bancarios? No es que las aceptemos, lo que ocurre es que no tenemos otra opción: o bien estamos atados a nuestra entidad (por la nómina, por los créditos, por…) o las subidas son generalizadas en el sector; o ambas cosas, claro.

Los pilotos de Iberia echan el resto y dan órdago a la empresa (otra huelga, en traducción rápida), para evitar que se consume la creación de Iberia Express, una línea filial lowcost para rutas de medio y corto radio. Solo en un día, el de ayer, impidieron la salida de 155 vuelos, el 40% de los previstos, y, según dicen es nada más que el comienzo). Recordemos que el pasado diciembre, los pilotos de Iberia realizaron 12 días de huelga. El reembolso a los clientes que contrataron estos vuelos cancelados, está garantizado. Según FACUA, los afectados no deben conformarse con la devolución del importe del billete si se cancela el viaje en lugar de modificar la fecha del vuelo, puesto que pueden exigir indemnizaciones por los daños que el cambio les causó. La empresa ha llevado al Sepla a los tribunales (pide que se declare ilegal la huelga y reclama una indemnización por los años causados por una protesta que estima “abusiva”) y, a su vez, el Sepla valora demandar a Iberia porque la creación de la lowcost contraviene un convenio previo al respecto. Lo que está claro es que -una vez más en un servicio esencial- los usuarios ejercemos el rol de rehenes, de -mediante la huelga y sus repercusiones-resorte a activar para conseguir objetivos sindicales.

En los dos últimos años, el abandono escolar (jóvenes entre 18 y 24 años que dejan de estudiar sin terminar el bachillerato o la FP) ha pasado del 31% al 26%, la proporción más baja desde que se mide este indicador. Ya no hay sector de construcción ávido de mano de obra que tiente a los adolescentes a dejar de estudiar con lo que empollar sigue siendo -si no la mejor-, casi la única opción. Está bien, he aquí un efecto positivo de la crisis, que sintomáticamente coincide con una coyuntura de recortes en la educación. No hay felicidad completa.

Un juzgado de Pamplona ha condenado al Gobierno foral a indemnizar, con el 50% de los daños, a un ciclista por una caída producida a mediados de marzo de 2009 tras chocar contra otro ciclista que se había ido al suelo al introducir la rueda delantera en una grieta del pavimento, en la carretera NA-411, en el término de Ostiz. El magistrado considera que se produjo una concurrencia de culpas: de la Administración por el mal estado de conservación de la vía y del propio ciclista por no respetar la distancia de seguridad, motivo por el cual sólo condena al Gobierno foral a indemnizar por la mitad de los daños causados. El ciclista recurrente “se encontró repentinamente con otro ciclista que había caído al suelo al introducir la rueda delantera de su bicicleta en una grieta del pavimento“. “No pudo esquivarlo, por lo que lo alcanzó, cayendo al suelo”, explica la sentencia. Una sentencia que deja sentada la responsabilidad de la Administración en algunos accidentes, y, por extensión, la conveniencia de denunciarlos ante la justicia si sospechamos que se deben al inadecuado mantenimiento de infraestructuras públicas, en este caso, viarias.

Termino con una información recogida en la web de OCU y que puede ayudarnos a reducir a casi la mitad el gasto en carburante para nuestro coche. Son siete pautas a seguir y un consejo final sobre la compra de combustible: 1) nunca superes los 120 km/hora; 2) no apures las marchas, cambia lo antes posible (de marcha inferior a superior, de segunda a tercera, de tercera a cuarta…), mantén el motor a bajas revoluciones y evita los acelerones bruscos; 3) apaga el motor en los atascos y paradas de más de un minuto; 4) mantén la presión adecuada en los neumáticos: presión más baja equivale a más consumo; 5) evita frenazos innecesarios, reduce siempre la marcha con tiempo y mantén la distancia de seguridad con el resto de coches, 6) limita el uso del aire acondicionado a cuando realmente resulte necesario, 7) no transportes en el coche objetos pesados que no necesites. Y, por último, localiza la gasolinera más barata de tu entorno, reposta siempre que puedas en ella y,esto lo digo yo, si te queda lejos de tus rutas habituales, llena el depósito porque, si no, te dará pereza ir hasta allí a poner 20 ó 30 euros de carburante.

La música de despedida

la va a protagonizar hoy una joven promesa que, originaria de Portland (Oregon), a pesar de seguir siendo tenido por tal, dejó de ser lo uno y lo otro hace ya tiempo, erigiéndose en uno de los más consolidados representantes de la música de autor con raíces folk y blues de estos últimos años. Con todos vosotros, M. Ward, os dejo con The First Time I Ran Hawai, una canción de su esperado nuevo disco.