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El IVA y la electricidad subirán; otro mito alimentario cuestionado; y el mejor smartphone

¿Subirá el Iva?

Apuesten a que sí, que a Hacienda la vemos venir y que hay mucho G-20 y mucho FMI y Eurogrupo presionando para que se reduzca el déficit fiscal español, que lo tenemos engordado a punto de explosión letal. Esto quiere decir, además de la subida del IVA, eliminación de la desgravación por vivienda, reducción de los salarios de funcionarios… un planazo, vamos.

El IVA general del 18% subiría al 20%, lo que supone una subida, de golpe, del 11% de buena parte del coste de la vida. Un coche nuevo, por ejemplo, valdrá entre 400 y 700 euros más y el precio de los usados (se gravan con menos impuestos) será más competitivo: una banderilla más para un enfermo crónico, el sector del automóvil, necesitado de transfusiones que lo revitalicen y no de infecciones oportunistas como esta de la subida del IVA que empeoren su precario estado de salud. Han sido los primeros en quejarse preventivamente. Les han seguido los fabricantes de cerveza, que dicen que si sube el IVA peligran miles de puestos trabajo en las fábricas de la bebida veraniega por excelencia, y lo mismo pasaría en la hostelería, principal destinatario (más del 80% de las ventas, al parecer) del consumo de tan entrañable producto. Las cervecitas en el bar de abajo es casi lo último de lo que nos quitamos (aún no somos alemanes; no sé cuánto tiempo más nos lo permitirán) pero el precio de la caña (pongan aquí un cafelito los abstemios, o los que son más de vino) es un símbolo de la economía, lo último que un hostelero se atreve a subir de precio. Pero si no actualiza el precio de la caña (y el del resto de artículos) y traslada el incremento a sus clientes, se come él la subida, lo que en plena crisis de rentabilidad de estos negocios (y de todos), sitúa al empresario en un dilema nada sencillo de resolver. ¿mitad paga el hostelero y la otra mitad el consumidor? Por no hablar del sector turístico, que verá que su oferta de ocio cuesta al extranjero un poco más, con lo que los viajes a España pueden desviarse a otros dentinso más competitivos en precio. Ya veremos, pero casi seguro que el total de la subida acabaremos, antes o después, pagándolo los consumidores. La razón de la inminente subida del IVA, la hemos adelantado y ya lo sabemos todos, no en vano nos estamos convirtiendo a fuerza de prima de riesgo y de IBEX casi en expertos en finanzas. Subir el IVA es la medida más sencilla (y más difícil de tomar, por su impopularidad, en términos políticos; de ahí que haya sido casi la última) de que el Estado –presionado desde el exterior, más que famélico, a punto de quebrar de inanición y necesitado de socorro como nunca en la historia reciente- aumente sus ingresos rápidamente y reduzca un poco ese déficit público desbocado que nos desacredita ante los acreedores. Y todo ello, sin depender de una actividad empresarial que no levanta cabeza tan necesitada como está de créditos que el mercado financiero no quiere/puede ofrecer y de alguna expectativa positiva que levante el ánimo inversor, ni de los ierrepeefes de unos trabajadores cuyo número decrece sin freno desde hace años. Pegas a esta medida: todas. Encarece la vida de los ciudadanos en unos momentos críticos para la economía de millones de compatriotas, frena y desanima al consumo casi automáticamente, decrece la economía en general, puede reducir el ingreso de divisas procedentes del sector salvavidas de nuestra precaria economía, el turismo… Malos tiempos para la lírica, ya lo decía la canción. 1984, Golpes Bajos, qué tiempos aquellos, qué estética, qué confusiones, qué ilusiones…

¿Y la electricidad?

También subirá, pronto; y lo hará otra vez de modo obsceno en lo cuantitativo: se habla de que en julio se encarecerá la factura, de media, más de un 3,5%: Inaceptable, tras las subidas ya acusadas estos últimos meses. Se quejan las empresas eléctricas de que su producto no es caro en sí: el problema sería el apoyo político (subvenciones públicas, para entendernos) que reciben en nuestro país las energías renovables, superior al de otros países de la UE. Pero, ¿no se había reducido drásticamente este apoyo a las energías limpias? Leo, al respecto, que el Gobierno estudia nuevos recortes a las renovables precisamente para controlar el desmadre en que se está convirtiendo la puesta al día del precio de la electricidad; ahora bien, la patronal del sector de las renovables se queja y dice estar “ya a al límite”. Complicada tarea la de tomar ciertas decisiones políticas, desde luego.

¿Hay que volver a antenizar nuestros tejados?

Pues sí, ya nos podemos hacer a la idea de un nuevo gasto casi inevitable. Vamos a volver a pagar por la segunda estructuración de los canales de TDT; la primera fue la del apagón analógico. Los antenistas, supongo, encantados, con trabajo a mansalva; y nosotros, (aún más) cabreados: un nuevo gasto cuando lo que necesitamos es ingresos y no más desembolsos que apenas aportan nada. Saldrá la broma por unos 500 euros a cada comunidad de vecinos, aunque a algunas les pueda suponer hasta 2.000 euros. O sea que unas decenas de euros ya le podemos asignar a la broma. La causa del nuevo cambio es que los canales de TDT, todos ellos, cambian de frecuencia con el fin de que el espacio entre los canales que ahora ocupan el espacio del 61 al 69 los pueda utilizar la telefonía de cuarta generación. Problemas, disputas entre sectores, y sucesos tecnológicos de todo tipo para esta nueva adaptación, los hay a decenas; mientras, al común de los terrestres nos suena a chino esta jerga y la situación se complica más al entrar en liza el Gobierno, Industria en concreto, y el Tratado de la UE que prohíbe las ayudas públicas para sufragar algo que se nos antoja de sentido común: la emisión simultánea en el canal nuevo y el viejo mientras vamos resintonizando el dial. Además, el Gobierno quiere que los seis operadores privados que lograron un “canal múltiple” de cobertura nacional, con 4 diales cada uno, se las arreglen ahora en cinco canales múltiples y compartan otro u otros dos para las emisiones en alta definición. Aquí tenemos al otro actor de la comedia. De momento, los operadores de TV privados, los del 5 y el 3 que se han hecho con casi todo el pastel, se han negado a renunciar a sus canales propios. Un buen jaleo, sí. Y, al otro lado, el satélite (sistema de distribución de señales de TV apenas implantado en nuestro país, a pesar de su orografía tan particular y exigente) pide paso, ante la implantación de la TDT. En Alemania los grandes operadores de TDT emiten sus 14 canales en HD mediante satélite, canales que cuentan con dos millones de abonados. No sé, con los alemanes y británicos siempre me da la impresión de que nos llevan la delantera; pero no por más listos, sino por más aplicados, rigurosos, eficientes; y menos litigiosos, insensatos y lentos. La verdad es que a veces piensa uno que, en realidad, aquí ninguna innovación tecnológica funciona del todo bien. Tarda mucho en implantarse (pensemos en el ADSL o los servicios de banca por Internet) y te has de conformar con un nivel de implementación flojo, coherente con esa histórica filia por la chapuza y lo inacabado que lastra la imagen de país, término hoy de moda. Irrumpen nuevos adelantos tecnológicos que se venden como impecables portadoras de maravillosas ventajas para el usuario, pero ocurre que, pasado un poco de tiempo, las ventajas no son tan relevantes, el sistema adolece de graves y molestois fallos y las adecuaciones a los requerimientos coyunturales exigen de cambios permanentes que acaba teniendo que hacer, y pagar, el usuario. Carísimo e ineficaz todo; como el propio país, sí.

Otro mito sobre la comida, a punto de caer

A efectos de obesidad, podría importar tanto o más cuándo se come que qué o cuánto se come. Increíble, pero cierto. Según un estudio realizado en EEUU con ratones y publicado en la revista ‘Cell Metabolism’, establecer unos horarios fijos para alimentarse y respetar los tiempos de no ingesta es fundamental para prevenir la obesidad y mantener el peso a raya. Tanto los ratones que tomaron una dieta alta en grasas como los que comieron una dieta normal estuvieron igualmente protegidos de la obesidad siempre que la ingesta la realizaran en un horario restringido. En comparación con los que comieron sin control horario, los roedores que siguieron la pauta horaria establecida mostraron mejoras en sus ritmos metabólicos y funcionales, ganaron menos peso y sufrieron menos niveles de inflamación, un marcador relacionado con la resistencia a la insulina. El responsable del estudio, Satchidananda Panda, del Instituto de Estudios Biológicos, asegura que “el foco, hasta hora, ha estado puesto en lo que comen las personas, pero no hemos recogido datos sobre cuándo comen“. Lo que demuestra el estudio, según este especialista es que “mantener un ritmo de comidas de ocho horas frente a comer cuando tú quieras es mejor y genera cambios relevantes, como una reducción en los niveles de insulina, lo que supone una protección frente a la aparición de diabetes. Se piensa que este patrón óptimo, como el hecho de tomar una dieta mediterránea, aporta ventajas y evita la aparición de enfermedades cardiovasculares”. En resumen, que la aleatoriedad, comer cuando apetece o se puede (que es lo que en realidad tendemos a hacer), favorece la obesidad; e incluso, dicen algunos especialistas, no habría bases científicas sólidas para afirmar que es más saludable repartir la ingesta diaria en cinco comidas que en las tres de toda la vida.
Los autores del estudio reconocen, eso sí, las virtudes de la dieta mediterránea, que tanto peligro corre por la crisis económica, los cambios de estilo de vida (¿cuándo fue la última vez que nos preparamos en casa unas lentejas o unos garbanzos con berza?) y por el auge de la comida preparada y el fast food.
Otro mito que se cae, el de muchas comiditas en lugar de solo tres más copiosas, pero también una constatación de esas tautológicas que se confirma: las cosas son como son por algo. Queda claro que seguir los dictados que nos imponen, por un lado, el apetito y por otro, nuestro ritmo de vida, favorece la obesidad. Y que para hacer frente a esta epidemia sanitaria tan de nuestro tiempo y modus vivendi debemos actuar con proactividad y decisión casi militante; lo contrario de dejarse llevar por las circunstancias, para entendernos. Y mantener una disciplina. Es muy exigente el plan, y poco atractivo: por eso estamos cada vez más gorditos. Estética y salud, el preciado objetivo. Esfuerzo, sacrificio, rigor y constancia, el medio. Difícil, pero merece la pena, incluso en plena crisis, ¿no les parece? Comer menos sale más barato; consolémonos con eso, de momento.

El mejor smartphone del mercado, a fecha de hoy

Y ya termino. No tenemos la economía personal para gastos de este calado, pero seguro que alguien por ahí está pensando en ponerse al día de una vez y pillarse un smartphone. Para ellos, y para los más curiosos, esta es una información muy interesante. Y 100% fiable: la fuente es la OCU. Los técnicos de la asociación de consumidores de referencia en España han llegado a la conclusión de que el nuevo smartphone de Samsung, el Galaxy SIII, que llegó a las tiendas a finales del pasado mayo es la mejor opción del mercado; es mejor, en concreto, que su predecesor, el Samsung Galaxy SII, que el iPhone 4S y que el Motorola Razr. Un detalle curioso: hasta ahora el mejor calificado en los exámenes comparativos de OCU no era el sublimado iPhone, sino el Razr de Motorola. Las características mejor valoradas de este Samsung Galaxy SIII. Lo que más destaca en este móvil de última generación: la gran pantalla táctil (4,8”), con “sobresaliente” calidad de imagen (resolución de 720×1280 píxeles), su ajustado peso, la cámara de 8 megapíxele que permite fotos de calidad comparable al “iPhone 4S, y la batería (2100mAh) que dura cinco horas navegando por Internet, dos más que el iPhone. Pero es en el software en lo que más destaca: con la última versión de Android, Ice Cream 4.0, a la que se suma la “bonita y práctica” (lo dice la OCU) interfaz TouchWiz Nature UX. Y viene con una larga lista de comandos que se ejecuta mediante gestos en la pantalla: puedes, por ejemplo, hacer una captura de la pantalla con sólo deslizar la mano sobre la pantalla de un lado a otro. Y se puede silenciar una llamada o la música del teléfono dando la vuelta al teléfono y poniéndolo boca abajo sobre la mesa. O, si se está leyendo un SMS, puede llamarse a la persona que lo envió con tan solo acercar el teléfono a la oreja.
Por último, aporta innovaciones como Smart Stay: cuando se está leyendo una página, un sensor en la cámara frontal determina que los ojos están centrados en la pantalla y controla los ajustes del brillo de manera que la pantalla no se bloquea automáticamente pasado un tiempo, sino que seguirá encendida mientras el usuario la esté mirando.

¿Y la música?

Norah Jones, a pesar de ser como ideal y cuasiperfecta, siempre me ha gustado, como me ha pirrado desde niño la coliflor con mayonesa; no es gran cosa, pero me encanta y define mi (poco refinado) gusto. Y en este último disco, la voz y las canciones de Norah, más maduras, armadas y estilizadas, me gustan tanto o más que nunca.

Cuidado: Phishing y timo en Internet en la oficina

A una compañera (llamémosle Ainara) de la tele le robaron este pasado jueves casi 6.000 euros, que desaparecieron de su cuenta corriente en el banco en que ingresa su nómina cada mes y en la que tiene su hipoteca. Los delincuentes hackearon la web del banco justo cuando Ainara comprobaba el estado de su cuenta corriente. En el centro de la home de la web del banco había un llamativo banner en el que se indicaba a los clientes que con el fin de “mejorar la seguridad de sus operaciones” facilitaran su número de móvil. Esto, por infrecuente, extrañó a Ainara pero como le era imposible continuar operando si no facilitaba su número de móvil introdujo en la casilla correspondiente su número de móvil. Al de pocos segundos, recibe un sms en su móvil que le pide que introduzca un número en el banner de la web del banco, que aún no había abandonado pues todo esto ocurre en menos de un minuto. Una vez cumple el requisito, sigue nuestra Ainara con sus operaciones en la web identificándose, como lo hace siempre, con su nº de DNI y su clave secreta. Los delincuentes (supimos después), ya en su poder los números de acceso de Ainara, ordenan haciéndose pasar por ella, dos transferencias desde su cuenta corriente a dos cuentas de otras tantas entidades financieras por importe de más 2.900 euros cada una (al parecer, cuando las transferencias son superiores a 3.000 euros, salta la alarma en los sistemas de seguridad web de los bancos). Fueron suficientes cinco minutos para que todo el proceso se ejecutara. La primera transferencia se hizo a las 16:37 horas y la otra a las 16:40 horas. De la conversación que mantuve con Ainara obtuve una información valiosa: ella no hizo transferencia alguna ese día (en realidad, usa Internet solo para consultas y casi nunca para hacer operaciones, al igual que quien suscribe) y no facilitó, ni se lo pidieron, su número de seguridad para ordenar transferencias, un filtro más de seguridad para evitar estos robos. A pesar de ello, como es obvio, sí lograron ordenar esas transferencias. ¿Cómo lo hicieron, cómo es que sabían esta segunda clave secreta? Obviamente, habían logrado ese dato de la web del banco mediante alguna manipulación previa.

No creo que sea casualidad que Ainara hubiera efectuado la semana anterior una transferencia desde la web de este mismo banco a una amiga para pagar un viaje que proyectan hacer juntas este verano.

¿Nos vamos haciendo cargo de cómo pudo ser el ataque a la web del banco, y de su temible vulnerabilidad? Sigamos con el relato.

Poco después, en torno a las diez de la noche de ese mismo 17 de mayo, la entidad bancaria se pone en contacto telefónico con Ainara para comunicarle “dos movimientos sospechosos de fraude” en su cuenta corriente. Ella, tan sorprendida como asustada, les confirma que nada sabe de esas transferencias. Y, naturalmente, exige que el banco adopte las medidas oportunas para que el menor plazo de tiempo se le reintegre el dinero desaparecido de su cuenta. Todo ello, según me cuenta la propia Ainara, no sin inquietud y un poco de vergüenza (cuando te engañan así, es inevitable sentirse un poco zoquete), pero en la confianza de que al tratarse de una violación de la web del banco por unos delincuentes, la entidad que gestiona su nómina, su hipoteca y su cuenta corriente se hará cargo del problema y lo resolverá sin dilación.

¿Y qué ocurrió a partir de aquí?
Anotamos en el habe del banco:

1) la rapidez (tardaron solo cinco horas) con que que el servicio antifraude del banco detectó la comisión del delito financiero y la comunicó al cliente

2) el propio técnico del banco que le llamó le tranquilizó asegurándole que iban a “parar” las transferencias y que todo se iba a resolver al día siguiente, viernes, cuando acudiera a su oficina habitual, ubicada en Galdakao (Bizkaia)

¿Y en el debe, en lo que podrían haber hecho mejor, qué ponemos? Veamos:

1) La vulnerabilidad de la web del banco, uno de los mayores del país y del mundo, por cierto. La facilidad con que hackearon durante unos minutos su página web; y que, además, pudieran hacerse con la segunda clave secreta de la cliente, que había utilizado esa clave ¡una semana antes! para ordenar una trasnferencia

2) Que, al día siguiente, la directora de la sucursal del banco a la que Ainara acude a hacer sus gestiones presenciales, mostró una actitud bien distinta: le comunica que se ha puesto en contacto con el departamento de Fraudes de su banco y que es Ainara quien debe tomar la iniciativa; en concreto, cursar una denuncia en la Ertzaintza, cosa que hace esa misma mañana, la del pasado viernes, no sin emplear dos horas en el cometido. Cuando minutos después, envía por email la denuncia a la directora de la sucursal, esta le dice que no puede garantizar nada y que las diligencias siguen su curso. Planchazo. Además se sumirle en el temor y la desesperanza, esta actitud le sorprende, pues le han robado casi 6.000 euros de su cuenta corriente en un banco cuya web han violado los delincuentes, y parece que la culpa se la echan a ella. Unos delincuentes cuya estrategia se basa en hacer creer al cliente que la página web del banco que han vulnerado es la web original, y que la información que le piden es solicitada por el propio banco, y no por unos cacos. Parece obvio que la seguridad de la web que el banco ofrece a los usuarios para que estos hagan sus gestiones es responsabilidad exclusiva del propio banco, y no de sus clientes. ¿o no es así?

¿Y cómo concluye la historia?

Aún no lo sabemos, pero pinta bien. Quiero pensar que en parte se debe a una larga y documentada reclamación que enviamos al servicio de atención al cliente del banco el mismo viernes exigiendo que se hiciera cargo del problema. Más que nada, para que se dieran cuenta de que la cliente no se chupa el dedo ni está rumiendo su desconsuelo, paralizada por el miedo y poseída por la pegajosa vergüenza de no haber reparado en el engaño. Hoy, lunes, acaba de recibir llamada de la directora de la sucursal que, desprovista de empatía o amabilidad alguna, le asegura que recuperará su dinero en uno o dos días; no sin eximirse ella de la responsabilidad, ya que, según manifiesta, el problema nada tiene que ver con su trabajo ni con su sucursal; da a entender que es un asunto “de los de Internet del banco” y de la propia Ainara, que ha caído en la trampa urdida por los ladrones. Estos, los de seguridad de la web, acaban de enviar un mail a Ainara (“…verificamos que con fecha 17 de mayo tiene aperturado un procedimiento de fraude…”), en el que reconocen que las “dos transferencias fraudulentas se realizaron a través de la página web de nuestro banco”. Algo es algo.

Los 6.000 euros que volaron de la cuenta corriente de Ainara volverán a su sitio, estoy seguro, pero ello no va impedir que nos quede a ambos un regusto amargo tras valorar lo ocurrido desde el jueves. El comportamiento del banco en lo que a atención al cliente y protección de sus intereses y derechos respecta, ha sido insatisfactorio. El banco debería haber asumido desde un principio que el origen del problema estuvo en la inseguridad de su web y, partiendo de ahí, tranquilizar a su cliente y garantizarle desde el minuto uno que iba a recuperar su dinero. Y no tenerle cuatro días con la duda de si podía perderlo.

Este de Ainara es solo uno de los cientos de casos de estafas en la web registradas en los archivos policiales. Y no nos equivoqueños: se trata de una treintañera inteligente y despierta, lo que nos habla de que todos (y no sólo los mayores, los niños, los poco iniciados en la Red o el personal extremadamente ingenuo, que de todo hay) tenemos que permanecer alerta; cualquiera de nosotros puede ser víctima de un timo en Internet.

Y como nunca está de más, permitidme que os proponga diez medidas de prevención para minimizar la posibilidad de que nos roben en la Red mediante el phising o robo de datos; seguro que las conocéis, pero no nos vendrá mal repasarlas.

1) Nuestras contraseñas y claves secretas para operar en la web de bancos y cajas son un tesoro, deben ser aleatorias y no obvias (nombres de familiares, fechas señaladas…) ni lógicas; nadie ha de conocerlas y no debemos dejarlas al alcance de nadie (¡si hay quien las lleva en la cartera, y quien las tiene en la oficina a la vista de todo el mundo!)

2) Si la web de nuestro banco o caja nos pide algo que nunca ha solicitado, sospechemos. Los ladrones se aprovechan de nuestros descuidos, y su objetivo es hacerse con nuestras claves de acceso para operar como si fuéramos nosotros.

3) Y qué decir de los emails que parecen proceder de nuestro banco o caja. Nunca nos va a enviar mensajes para solicitarnos nuestras contraseñas o claves. Es así de rotundo: quien lo hace es siempre un ladrón cibernético, que envía millones de emails; le basta con que uno de cada diez mil usuarios pique y le proporcione sus datos. El año pasado, clientes de una gran entidad bancaria española recibieron un mensaje que les comunicaba que su tarjeta había quedado bloqueada o que su cuenta va a ser cancelada, indicando que se pinchara en un link que dirigía a una página web en la que les solicitaban las claves de acceso o datos de la tarjeta de crédito.

4) El protocolo de acceso a nuestras cuentas es siempre el mismo y no es por casualidad: esta rutina es una medida de seguridad. Recelemos de cualquier mensaje que sugiera una modificación en este acceso. La web del banco (por mucho que comprobemos que seguimos en ella, por ejemplo mirando la url) puede haber sido hackeada, y de ser así, dejaría de ser segura.

5) Las operaciones bancarias por Internet, y sirve también para las compras y para ver el correo, hagámoslas desde nuestro ordenador personal o smartphone, que habremos blindado convenientemente contra estos ataques; evitemos ordenadores públicos, de cafeterías y del trabajo, mucho más vulnerables.

6) Atentos a los redireccionamientos, que pueden llevar a webs falsas idénticas a las originales. Para acceder al correo, a las web de los bancos y a esas páginas donde compramos productos o servicios usemos siempre nuestra carpeta de “Favoritos”. Es una medida de seguridad sencilla; no es infalible (a Ainara no le hubiera servido, por ejemplo), pero no cuesta nada adquirir ese hábito.

7) Usemos filtros de seguridad específicos para evitar que los phisher puedan usar programas que se instalan en nuestros ordenadores para espiar y posteriormente registrar los datos y claves que manejamos en nuestras operaciones bancarias o de compra.

8) Otro plus de seguridad es usar, si lo tenemos, el DNI electrónico para acceder a la web de nuestro banco o caja.

9) Mantengamos siempre actualizados el sistema operativo de nuestro ordenador, el navegador y los programas antivirus: Y contemos con un cortafuegos que logre aislar nuestro PC de ataques.

10) Hacer operaciones bancarias, y lo mismo puede predicarse de las compras mediante Internet, es seguro. Te pueden robar en la Red, pero no más que en la calle. Por entendernos: a nadie se le ocurre salir de un cajero contando con deleite y ostentación un montón de billetes de 200 euros. En la Red también hay normas de prevención y seguridad; no son tan intuitivas como las del mundo físico ni estamos tan familiarizadas con ellas, pero si las conocemos y aplicamos con cierto rigor podemos operar en Internet con unos parámetros de seguridad más que razonables. Y, de ese modo, no renunciar a la comodidad y a todas las facilidades que la Red nos aporta.

¿ Y la música?

Os traigo hoy a Michael Kiwanuka, cantautor y guitarrista británico de origen ugandés que le da al soul con ricas influencias del blues y el folk, cuyo álbum de debut, ‘Home Again’, se publicó a finales de marzo. Como efecto de renombrados premios recogidos por este disco (el de la BBC, entre ellos), Kiwanuka es ya bastante conocido entre nosotros. No deja de sonar convencional su música, pero el disco, en parte por muy bien arreglado y producido, se hace de escucha fácil y contiene varios temas de factura impecable, como este Tell me a tale, de tempo ágil y ritmo animado: Lo escuchamos, y vemos, interpretado en un brillante directo de Michael Kiwanuka con la nutrida banda que le acompaña sobre los escenarios.

Todos, consumidores

No es la primera vez que en este blog ensalzo el trabajo de Eroski Consumer y de OCU, dos proyectos muy útiles para el conjunto de los consumidores, y no solo para sus usuarios más habituales. Uno, el primero, va dirigido al conjunto de la sociedad, mientras que el otro (OCU) se destina preferentemente a sus socios, aunque buena parte de sus iniciativas e informaciones llegan a todo el mundo.

Quiero hoy trasladar un reconocimiento muy sentido tanto a uno como a otro proyecto y a quienes los hacen posible.

A Eroski Consumer, en concreto a su página web, por su trabajo cotidiano informando a los ciudadanos de los asuntos de la vida cotidiana de los que hablamos en este blog y en su momento en el programa de ETB-2 “Consumidores”, que quizá algunos recordáis aún. La portada de hoy de Eroski Consumer, lunes 14 de mayo, conviene fijarse en los temas que aborda, todos ellos de creación propia y desarrollados con suficiente profundidad: ensaladas refescantes para el verano, cómo formalizar una reclamación contra un banco, qué hacer para reducir el riesgo de accidente de nuestros hijos pequeños, cinco formas para evitar que nuestro perro se aburra, información útil para la Declaración de la Renta 2011, nuevas redes sociales de recomendación de productos, cómo conservar mejor la especias, y el riesgo para el cerebro que pueden entrañar ciertos deportes de riesgo. No busquéis resultados deportivos, ni información política, ni cotilleo ni pasarelas de moda ni nada sobre famosos, ni sección de televisión…; solo hay info útil sobre temas prácticos y cotidianos, sobre las cosas que más nos afectan como ciudadanos en tanto que consumidores, y siempre bien presentada, además de impecablemente organizada, para su más fácil localización y uso. Pues bien, Eroski Consumer (junto a RTVE a la carta y Trip Advisor, nada menos) ha logrado ser finalista, entre más de 600 web presentadas, del premio anual a mejor web española, concedida por la AUI, la asociación de usuarios de Internet. Mi enhorabuena desde aquí a todo el equipo, con el que tuve la suerte de compartir sueños y esfuerzo durante muchos años. Estar ahí es ya todo un éxito para Consumer, y lo mejor es que a nadie extrañaría que ganara el premio, tan indiscutible es la calidad informativa de este ambicioso y veterano proyecto en Internet.. Se lo merece Eroski, por más de tres décadas informando desinteresadamente al consumidor y se lo merece el amplio equipo de periodistas y técnicos que lo hace realidad cada día. Todo un orgullo para Euskadi que una empresa nuestra compita ahí, a ese nivel, la excelencia en Internet, para entendernos.

¿Y la OCU? Pues podría felicitarles por haber ganado (en primera instancia) hace pocas semanas el juicio al que les llevó Fenil, la patronal de la industria lechera, por un análisis comparativo de su revista OCU-Compra Maestra que denunciaba que la leche UHT entera (en tetrabrik, la más consumida) había bajado de calidad estos últimos años, y que algunas conocidas marcas no respetaban algunos parámetros de calidad establecidos por la norma. Los análisis comparativos son la seña de identidad de las revistas de consumo, lo que las diferencia -por su rigor técnico, su independencia y su credibilidad; y por qué no decirlo, por el dineral que cuesta hacerlos- de cualesquiera otras publicaciones, y no sería bueno para los ciudadanos ni para el propio mercado que la Justicia pusiera en entredicho su fiabilidad técnica y su independencia absoluta de los avatares del mercado. Porque estos comparativos no solo constituyen una referencia de valor insustituible para los ciudadanos que gustan de elegir con conocimiento de causa lo que compran, ya sea una lavadora, una lata de atún, un seguro de hogar, un neumático o un programa para el ordenador; es que, además, estimulan a los fabricantes y distribuidores a mejorar sus productos, y al mercado en general le inducen a enfocar su trabajo hacia lo que de veras importa: la satisfacción de las expectativas del consumidor, de sus clientes. Pero no, quiero reconocer el trabajo de la OCU por un tema menos mediático que el del análisis de leche, pero que remite de modo diáfano al papel insustituible que juegan las asociaciones de consumidores en la sociedad del gasto en la que intentamos vivir. Al asunto: la denuncia ante los tribunales que OCU, junto a otras asociaciones de consumidores europeas, hizo de la práctica ilegal de Apple de dotar de solo un año de garantía (deben tener dos años, así lo estipula la legislación europea y española) a dispositivos tan implantados en el mercado como los Ipad, los Ipod y los Iphone y al conjunto de ordenadores de la marca de la manzana verde, obligó a la multinacional norteamericana a rectificar e informar de que sus productos, en Europa, cuentan con los dos años de garantía preceptivos. Y no es un tema menor: son tan caros estos artefactos, tenemos tanto miedo de estropearlos, que Apple vende un seguro específico (Apple Care Protection se llama el invento, y cuesta en torno a 70 euros/año para un Iphone, por ejemplo) para ampliar la cobertura de la garantía legal. Lo leo, aún hoy, en la propia página web de Apple: “Todos los iPhone incluyen garantía limitada de un año1 y hasta 90 días de asistencia técnica telefónica gratuita Apple Care Protection Plan para el iPhone amplía esta cobertura a dos años a partir de la fecha de compra del teléfono. Con solo una llamada te ayudaremos a resolver tus dudas relacionadas con iOS, las aplicaciones diseñadas por Apple para el iPhone y los problemas de conexión entre el iPhone y tu Mac o PC”: Tenemos que hacer clik en ese superíndice 1 de la garantía para que en la web de Apple se nos informe de que “Para aquellos consumidores protegidos por las normas en materia de consumidores y usuarios aplicables en sus países de compra respectivos o, si fuera diferente, en su país de residencia, los beneficios previstos en estas garantías de Apple se suman a los derechos y acciones reconocidos por las referidas normas en materia de consumidores y usuarios, y en ningún caso contrarios a éstas, que incluyen sin limitación: Derechos legales adicionales para consumidores en España.” Lo que deberíamos preguntarnos es lo siguiente: ¿por qué no obligan las autoridades a Apple a que en los productos que comercializa en España especifique que su garantía es de 2 años? ¿Quizá porque de este modo se suscribirían menos Apple Care Protection Plan? Por cierto, esta de reducir la garantía legal de sus productos es una práctica común en el mercado de la informática; lo dice la OCU, que señala otras muchas marcas que hacen lo mismo.

Lo dicho, las entidades y publicaciones que informan sobre los temas de la vida cotidiana, y muy en concreto las que lo hacen con el rigor, el compromiso y la imparcialidad de Eroski Consumer y OCU merecen el reconocimiento de sus beneficiarios, que no somos otros que los consumidores en general. Vayan estas sentidas líneas de aplauso para ellos.

La música, pues…

Muchos amantes del pop, el folk o el rock, incluso de lo que se entiende como música clásica, reconocen aburrirse y no poder con el jazz. Para ellos, vaya My Funny Valentine, hipnótica canción de los años treinta interpretada por el trompetista y cantante Chet Baker; a ver qué tal. Una maravilla, avisados quedáis.

la última aberración en dietas adelgazantes

Hoy os sugiero dos lecturas:
un original y oportuno comparativo de Eroski Consumer que analiza cuatro videoclubs on line (Filmin es la plataforma más completa; Youzee destaca por su sencillez de uso) para ver películas en nuestro ordenador, y una investigación de OCU que denuncia la mala calidad de la información que prestan los SAT –servicios de atención al cliente- de las compañías de gas y electricidad que operan en nuestro país.

Fue ayer noticia que un doctor, cuyo nombre no citaré por no darle una publicidad que en absoluto merece, está logrando cierto éxito en Miami (EEUU) con una dieta que promete eliminar diez kilos en otros tantos días y cuyo método es el siguiente: mediante una sonda gasonástrica -de las que se usan en los hospitales con los enfermos que no pueden ingerir alimentos por vía bucal- se suministra al cliente una solución de aminoácidos, vitaminas y minerales que le aporta unas 800 calorías/día. Antes, por supuesto, hay que introducir en el organismo del cliente un tubo nasogástrico que ha de llevar encima 24 horas al día durante la semana y media que dura el tratamiento. El mecanismo de adelgazamiento es sencillo, se trata de una propuesta radicalmente hipocalórica; pensemos en que la media de nuestra ingesta puede representar un aporte energético de entre 2.200 y 2.600 calorías diarias. La ventaja es que no hay que hacer nada, incluso puede seguirse sin salir de casa, y parece que no se pasa hambre. Hablemos ya en serio. El director del Centro de Investigación Preventiva de la Universidad de Yale, de nombre David Katz, haciendo alarde de sensatez, sin dejar pasar el tiempo ha denunciado que este nuevo método de adelgazamiento viola la ética profesional y supone un peligro para el hígado, los riñones y la estructura ósea de quien lo siga. Además, añade que “transforma un tratamiento médico en una indulgencia fácil a la vanidad impulsada por el capricho de adelgazar unos kilos”. El dr. Katz,sin renunciar a la ironía, ridiculiza esta nueva insensatez dietética diciendo que “básicamente apoya la idea de que cualquier medio es bueno para perder peso. Siendo así, ¿por qué no diez días prenupciales a base de cocaína? Funcionará tan bien o mejor, y al menos será más divertido que una sonda nasogástrica”. Tampoco es ociosa esta reflexión que hace sobre el nuevo método: “abre un nuevo mundo de ideas sorprendentemente malas, como ayudar a perder peso recomendando el vómito forzado, aplicando quimioterapia a alguien sano para provocarle vómitos, anestesiándole o induciéndole a un estado de coma”. Suenan un poco a boutade, pero no lo son tanto. Porque el nicho de mercado en el que ha triunfado este método es el de personas particularmente ilusionadas en perder peso en muy poco tiempo: novias a punto de casarse a las que les sobran kilos y redondeces y les faltan centímetros en el precioso traje encargado para la boda. Una vez más, el mercado ofreciéndose, con propuestas caras (1.500 euros sale la broma) y poco saludables -a pesar de su apariencia médico/científica-, dispuesto a solucionar problemas que está perfectamente en nuestra mano resolver. Por no decir que, en última instancia son el propio marketing y cierta industria alimentaria quienes contribuyen a crear ese problema, el sobrepeso, incitándonos a alimentarnos mal, a deshora y en exceso.

Entiendo a las personas que caen en estas burdas trampas, y es que pocas cosas resultan más tentadoras que la posibilidad de resolver grandes marrones (los kilos de más, en el caso que nos ocupa) rápidamente y sin apenas esfuerzo. La ilusión mueve montañas, pero también puede nublarnos la razón. Lo prometo: pocas debilidades humanas me resultan ajenas. Lo que no me impide estar convencido de que en materia de dietética deberíamos reflexionar un poco y asumir, de una vez por todas, la verdad verdadera: el mejor y más duradero modo de adelgazar es una dieta saludable y equilibrada, adecuada a nuestro organismo y a nuestros hábitos de vida. No hay milagros, no hay soluciones mágicas. Lo que hay es gastar dinero a lo tonto e, incluso, poner en riesgo nuestra salud. Fundamentalmente, la salud física, pero también la mental, porque nuestro equilibrio psicológico sufrirá si vamos cayendo (y me consta que a mucha gente le pasa) en estas dietas y soluciones milagro, una detrás de otra, porque ninguna es útil, para lograr un objetivo que, previa imprescindible concienciación, no es tan difícil de conseguir, salvo en casos excepcionales, y me refiero –lo dicen los especialistas en obesidad- a no más del 5% de las personas con sobrepeso, que requieren soluciones más complejas.

En general, funciona muy bien esta combinación: comer menos cantidad en cada comida, alimentarnos con un poco más de conocimiento (merece la pena instruirse y leer un poco sobre nutrición) y conciencia, y hacer ejercicio todos los días. Las dos primeras medidas cuesta aplicarlas, porque comer sigue siendo un trámite agradable y además funciona como mecanismo cotidiano para combatir uno de nuestros grandes enemigos vitales: la ansiedad. Y la tercera, quemar calorías mediante la práctica frecuente de ejercicio físico también cuesta lo suyo ponerla en marcha, pero…
nadie dijo que adelgazar fuera fácil. Lo que sí aseguramos es que hacerlo de manera inadecuada no nos lleva a ningún sitio: sale caro, no funciona más allá de unas pocas semanas y puede perjudicar nuestra salud. Comer menos es más barato que comer mucho: al menos, tiene una ventaja directa en plena crisis económica, eso no me lo discutirá nadie.

Hablando ya de música

, el veraniego festival BBK Live, a celebrar en Bilbao a mediados de julio, ha confirmado que a su próxima edición acudirá James Murphy, artista norteamericano a quien conocimos hace no tantos años como emergente dj underground que tiraba de sonidos electrónicos enrevesados, sincopados y lúdicos; posteriormente lo vimos al frente de su celebrado proyecto de LCD Soundsystem (¿etiquetas?: dance, funk, punk, pop, de todo) y ahora, de nuevo boga en solitario. Baile y diversión con ritmos inteligentes y querencia vanguardista. Lo veremos pinchando en Bilbao en una sesión que puede sentar precedente, en el que diría que es el mejor cartel de los confeccionados por el BBK Live en sus siete ediciones, con dos nombres que quitan el hipo: Radiohead, la mejor banda rock de las últimas décadas, y The Cure, símbolo de los oscuros años 80 cuyos fantásticos singles siguen sonando perfectamente actuales. Os dejo con una canción de LCD Soundsystem, Daft Punk is playing at my house que anima a un muerto. Además, en directo. Disfrútese a alto volumen y con manos y piernas libres.Se quema calorías, sí.

Peligros inminentes, soluciones a medio plazo

Menudo Martes de Pascua llevamos. Seguimos, y cada hora que pasa más, sumidos en una situación límite: la Administración central adopta duras medidas de ajuste/recorte del gasto público diseñadas para el medio y largo plazo (lo último: 10.000 millones de euros de ahorro suplementario en materias tan sensibles como sanidad y educación, recorte anunciado ayer por el Gobierno) pero quien debe interpretarlas –positivamente, se quisiera-, los mercados financieros que prestan dinero al Estado, actúan pensando en el ahora mismo, no se creen que las medidas se vayan a aplicar en toda su extensión y, por supuesto, carecen de ética o preocupación social alguna, sólo buscan un beneficio, a poder ser rápido y sin excesivo riesgo. Y es que somos un chollo como país: a las cinco de la tarde, la prima de riesgo está ya por encima de 430 puntos, y el IBEX baja más del 2%, una auténtica ruina para nosotros, una mina para los inversores. Apenas nos sostenemos en pie sobre un terreno imprevisible y abonado para especuladores sin escrúpulos; vivimos meses, mejor dicho, años nefastos para el común de los ciudadanos. ¡No hay tiempo, el cambio ha de ser inmediato¡, pero hete aquí que el país necesita tiempo para recuperarse un poco de enfermedad tan grave y poder generar confianza para que, una vez reducido el déficit público al menos hasta niveles viables, pueda crecer un poco la economía y recuperar la capacidad de crear riqueza y empleo. Pero es que la banca dice que no es que no quiera dar crédito, sino que escasea la petición de préstamo solvente, el que aporta suficientes garantías de devolución. Ya, esto me suena. A lo que íbamos: el miedo a ser intervenidos como antes lo fueron Grecia o Irlanda atenaza a los dirigentes políticos y pone a temblar a cualquier persona que siga siquiera superficialmente la actualidad. ¿Qué hacer? Quién lo sabe; se me ocurre alguna sugerencia a los líderes políticos del país, pero esto es solo un blog de consumo y vida cotidiana, o sea que zapatero a tus zapatos.

En época de crisis, los consejos para ahorrar o eludir gastos evitables siempre son bienvenidos. Os sugiero que leáis, aquí un informe de Antonio Delgado para Eroski Consumer sobre aplicaciones para realizar llamadas gratuitas entre teléfonos móviles (no solo Viber, hay otras).

Volviendo al planteamiento del anterior post, os traslado algunas noticias interesantes, con breves comentarios míos.

El pueblo tarraconense de Rasquera decide hoy si cede a una asociación cannábica tierras municipales para cultivar marihuana, a cambio de 1,3 millones de euros en dos años.Es un dinero muy atractivo para unas arcas públicas, las de este pueblo, a buen seguro exhaustas y necesitadas de suministro urgente, pero cabe preguntarse si un ayuntamiento puede destinar terrenos públicos a este uso tan inhabitual y controvertido. Hay productos y hábitos que no conviene trivializar, menos aún desde instancias públicas, esa es mi reflexión.

El periodista Frank Bruni, hasta hace pocos meses cronista culinario de The New York Times, abandona su trabajo tras desvelar que padece gota, resultado de cinco años de gozoso trabajo describiendo la comida y el servicio de los mejores restaurantes del país. La buena noticia es que tras modificar su dieta diaria cambiando carnes y mariscos suculentos, sabrosas salsas y los más afamados vinos por cereales integrales, verduras y saludables vasos de agua, el periodista ha comprobado que los fuertes dolores causados por la gota remitían más pronto que rápido. Dice ahora estar convencido de que sustituir unos por otros productos no siempre tiene que ser desagradable. Seguro que echa de menos los banquetes, pero pocas cosas hay más gratificantes que mejorar súbitamente nuestro estado de salud. La salud es lo primero, sin duda, y podemos disfrutar comiendo sin dañarla demasiado, seguro que sí.

El aeropuerto de Loiu-Bilbao ha transportado un 12% menos de viajeros el día clave de esta Semana Santa (ayer, lunes de Pascua) que la del año anterior. Veo dos causas: la crisis, que crece y confirma que ha venido para quedarse, y los éxitos europeos del Athletic que obligaron a muchos aficionados a destinar el gasto de vacaciones a los traslados a Manchester y a la ciudad minera alemana del Shalke 04. Si gastas de más aquí, tienes que quitarlo de allí; está claro.

El Tribunal Supremo, basándose en informes periciales que analizaron en laboratorio el producto, condena a la empresa que produce el Ceregumil (concebido en 1907 por un farmacéutico) y ordena que se prohíba su venta como complemento dietético, ya que carece de propiedades terapeúticas ni produce beneficios a ningún colectivo concreto de personas. Lo he dicho muchas veces: productos milagro, stop, así de rotundo. No es desconfianza; es sensatez, y el resultado de la experiencia de muchso años, creedme.

A la banca española le sobran 41.400 empleados, un 16% del total y una de cada tres oficinas, lo dice un estudio del Instituto de Estudios Bursátiles. No nos coge de nuevas que nuestro país era el de mayor número de oficinas por habitante del mundo (en enero había unas 41.000 oficinas bancarias); lo que ignorábamos era que el exceso llegara a este nivel, más aún sabiendo que -por efecto de la crisis y también debido al auge de la banca online- la banca llevaba años reduciendo su sobredimensionada red de oficinas. La duda que me surge, aunque me dura poco, es con qué dinero van a hacer esta reconversión. Porque no creo que, con la casi nula demanda inmobiliaria de nuestras ciudades, se pongan a malvender esos miles de oficinas que les sobran. Si no lo hacen con los pisos embargados… De momento, como era de esperar, parte de la factura de la crisis financiera, de sus errores empresariales la vamos pagando, qué remedio nos queda, los usuarios. Al dato: la banca ha subido en el último año una barbaridad las comisiones por uso de tarjetas de crédito (9% de media, han pasado de 18 a 20 euros) y débito (11,6%, de 34 a 37,5 euros) en los últimos doce meses (marzo 2011-marzo 2012), según informe oficial del Banco de España. Además, también ha encarecido (un 4,11% de media) la disposición de dinero a débito en una sucursal de otra red (más de un 4% de media). Y asimismo han subido, hasta un 22%, las comisiones semestrales por mantenimiento de cuentas corrientes y de ahorro. Y también lo han hecho las comisiones de estudio, apertura, cancelación y subrogación de todo tipo de préstamos. Ningún otro sector se puede permitir estas alegres subidas de precios, hasta tal punto la banca nos tiene atrapados. Si no, ¿cómo, en plena crisis económica, pueden aceptarse subidas tan onerosas de los servicios bancarios? No es que las aceptemos, lo que ocurre es que no tenemos otra opción: o bien estamos atados a nuestra entidad (por la nómina, por los créditos, por…) o las subidas son generalizadas en el sector; o ambas cosas, claro.

Los pilotos de Iberia echan el resto y dan órdago a la empresa (otra huelga, en traducción rápida), para evitar que se consume la creación de Iberia Express, una línea filial lowcost para rutas de medio y corto radio. Solo en un día, el de ayer, impidieron la salida de 155 vuelos, el 40% de los previstos, y, según dicen es nada más que el comienzo). Recordemos que el pasado diciembre, los pilotos de Iberia realizaron 12 días de huelga. El reembolso a los clientes que contrataron estos vuelos cancelados, está garantizado. Según FACUA, los afectados no deben conformarse con la devolución del importe del billete si se cancela el viaje en lugar de modificar la fecha del vuelo, puesto que pueden exigir indemnizaciones por los daños que el cambio les causó. La empresa ha llevado al Sepla a los tribunales (pide que se declare ilegal la huelga y reclama una indemnización por los años causados por una protesta que estima “abusiva”) y, a su vez, el Sepla valora demandar a Iberia porque la creación de la lowcost contraviene un convenio previo al respecto. Lo que está claro es que -una vez más en un servicio esencial- los usuarios ejercemos el rol de rehenes, de -mediante la huelga y sus repercusiones-resorte a activar para conseguir objetivos sindicales.

En los dos últimos años, el abandono escolar (jóvenes entre 18 y 24 años que dejan de estudiar sin terminar el bachillerato o la FP) ha pasado del 31% al 26%, la proporción más baja desde que se mide este indicador. Ya no hay sector de construcción ávido de mano de obra que tiente a los adolescentes a dejar de estudiar con lo que empollar sigue siendo -si no la mejor-, casi la única opción. Está bien, he aquí un efecto positivo de la crisis, que sintomáticamente coincide con una coyuntura de recortes en la educación. No hay felicidad completa.

Un juzgado de Pamplona ha condenado al Gobierno foral a indemnizar, con el 50% de los daños, a un ciclista por una caída producida a mediados de marzo de 2009 tras chocar contra otro ciclista que se había ido al suelo al introducir la rueda delantera en una grieta del pavimento, en la carretera NA-411, en el término de Ostiz. El magistrado considera que se produjo una concurrencia de culpas: de la Administración por el mal estado de conservación de la vía y del propio ciclista por no respetar la distancia de seguridad, motivo por el cual sólo condena al Gobierno foral a indemnizar por la mitad de los daños causados. El ciclista recurrente “se encontró repentinamente con otro ciclista que había caído al suelo al introducir la rueda delantera de su bicicleta en una grieta del pavimento“. “No pudo esquivarlo, por lo que lo alcanzó, cayendo al suelo”, explica la sentencia. Una sentencia que deja sentada la responsabilidad de la Administración en algunos accidentes, y, por extensión, la conveniencia de denunciarlos ante la justicia si sospechamos que se deben al inadecuado mantenimiento de infraestructuras públicas, en este caso, viarias.

Termino con una información recogida en la web de OCU y que puede ayudarnos a reducir a casi la mitad el gasto en carburante para nuestro coche. Son siete pautas a seguir y un consejo final sobre la compra de combustible: 1) nunca superes los 120 km/hora; 2) no apures las marchas, cambia lo antes posible (de marcha inferior a superior, de segunda a tercera, de tercera a cuarta…), mantén el motor a bajas revoluciones y evita los acelerones bruscos; 3) apaga el motor en los atascos y paradas de más de un minuto; 4) mantén la presión adecuada en los neumáticos: presión más baja equivale a más consumo; 5) evita frenazos innecesarios, reduce siempre la marcha con tiempo y mantén la distancia de seguridad con el resto de coches, 6) limita el uso del aire acondicionado a cuando realmente resulte necesario, 7) no transportes en el coche objetos pesados que no necesites. Y, por último, localiza la gasolinera más barata de tu entorno, reposta siempre que puedas en ella y,esto lo digo yo, si te queda lejos de tus rutas habituales, llena el depósito porque, si no, te dará pereza ir hasta allí a poner 20 ó 30 euros de carburante.

La música de despedida

la va a protagonizar hoy una joven promesa que, originaria de Portland (Oregon), a pesar de seguir siendo tenido por tal, dejó de ser lo uno y lo otro hace ya tiempo, erigiéndose en uno de los más consolidados representantes de la música de autor con raíces folk y blues de estos últimos años. Con todos vosotros, M. Ward, os dejo con The First Time I Ran Hawai, una canción de su esperado nuevo disco.

Cambia tu seguro de coche

(antes de comenzar con el post de hoy, sugeriros dos informaciones muy interesantes que acabo de leer ahora mismo. Una, de CONSUMER, que nos da pistas para desentrañar el galimatías de los resultados de los análisis de sangre; y otro, de OCU, que ha analizado en laboratorio el IPad-3, la nueva tableta de Apple, que se pone hoy a la venta en nuestro país tras el éxito descomunal de ventas en todo el mundo en su primera semana en el mercado. Concluyen los técnicos de OCU que no es para tanto, que el IPad3 aporta ventajas interesantes (mayor definición de imagen, mejor visualización de páginas web, mejora de la cámara de fotos y vídeo) pero no definitivas, ya que el IPad2 ya era bueno en todo eso y el IPad3 requiere más memoria, consume más batería y la red de velocidad 4G con la que permite operar no está aún implantada en España. Y al problema del calentamiento de esta nueva tableta del que tanto se ha hablado estos días, informan en OCU de que sí se calienta un poco más que el IPad2 (llega a 40 grados de temperatura frente a los 30 del modelo anterior), pero que es un problema de escasa relevancia tanto en términos de comodidad como de riesgo para el usuario. La duración de la batería, por último, sigue siendo parecida a la del IPad2, unas 10 horas. En resumen, que casi recomiendan comprar su antecesor, el IPad2 , un producto satisfactorio y más barato (cuesta unos 400 euros) que este nuevo, por el que hay que pagar desde 479 hasta 799 euros, según modelos. La info completa, aquí ).

Al lío: la lucha de precios en los seguros de coche está conduciendo a algunas compañías de seguros (¿os suena Axa?) a abandonar el “ramo automóviles”. Buena señal. Eso quiere decir que están compitiendo en lo importante, en el precio, y que la pelea va en serio. La crisis económica tiene también (pocos) efectos menos negativos. Lo percibimos a la hora de contratar servicios, como los seguros sanitarios privados o los seguros de coches, que protagonizan hoy esta bitácora. Porque la calidad y cobertura de prácticamente todos los seguros es suficiente, incluso satisfactoria, por mucho que las pólizas sean distintas y aun cuando, precisamente por ello, merezca la pena comparar en la amplia oferta disponible y elegir lo que más nos convenga. El seguro del coche es uno de los contados productos de compra obligatoria. Tan seguro como la finitud de nuestra vida o que pagaremos impuestos, es que tendremos que contratar una póliza de seguro para el coche; caso de que lo tengamos y queramos usarlo, claro. Ahora bien, ese seguro obligatorio del que no podemos escapar apenas cubre los daños que nuestra impericia, imprudencia o, sin más, mala suerte al volante, cause en terceros. Naturalmente, es la póliza más básica y la más barata que nos ofrece cualquier compañía. Desde 2008, el riesgo cubierto por esta póliza obligatoria ha aumentado mucho (llega hasta 70 millones de euros por daños personales y hasta 15 millones de euros por daños materiales), homologándonos con los estándares europeos e, inevitablemente, encareciendo el seguro. Claro que cuesta pagar más, pero es un cambio positivo: protege mejor al usuario, porque las consecuencias económicas de un accidente pueden ser absolutamente ruinosas para quien ya sufre ese castigo moral de saberse responsable de un hecho que ha causado víctimas o grandes daños materiales. Pensemos que la cobertura económica del seguro obligatorio actual es unas 200 veces superior a la del anterior, a todas luces insuficiente. Y no olvidemos que la póliza obligatoria no cubre daño propios, del usuario ni de su coche, ya que es un seguro “a terceros”. De todo hay entre los usuarios, pero lo más habitual es que contratemos seguros a todo riesgo con o sin franquicia, si el coche es nuevo, porque un siniestro total significaría casi la ruina; o “a terceros ampliado”, con coberturas como robo del coche, asistencia en viaje y rotura de lunas, o incluso defensa jurídica, que muchos consideramos ya casi imprescindibles.
En Euskadi tenemos uno de los mayores índices de siniestralidad de todo el país (¿será todo por la intrincada orografía o habrá algo más?), lo que explica en parte que contratemos más seguros a todo riesgo que la media nacional. Otra razón: a mayores nivel de renta, más segurolas nos volvemos, y menos nos gustan los imprevistos y los riesgos; son cosas de la naturaleza humana: quien tiene, quiere conservar. En consecuencia, más pólizas de seguros contratamos (coche, vida, hogar, responsabilidad civil, viaje, e incluso para esquiar o hacer deporte de riesgo) y con coberturas más amplias. Leía el otro día en una revista especializada que una luz roja de emergencia se ha encendido en el seguro del automóvil, debido a que el sector ha dejado de ganar dinero con la venta de pólizas y sobrevive a duras penas apoyado en otros ramos del negocio, y en rendimientos financieros del dinero del usuario, que paga el importe de la póliza antes de que la empresa lo utilice para pagar los daños.

Pero, recapitulando, lo importante, para nosotros, es:

1) Dar con el tipo de seguro que nos conviene, y reflexionar a fondo sobre qué coberturas nos interesa contratar, entrando al detalle. Esta es quizá la decisión más importante, saber qué seguro necesitamos, queremos y podemos permitirnos contratar. No es lo mismo, si somos veteranos conductores que si acabamos de estrenar el carné; tampoco lo es que no sepamos lo que es causar un accidente que tener un historial vergonzoso de siniestros. Y, ya en lo referente a la póliza, es bien distinto lo que cuesta un a todo riesgo con y sin franquicia; ysiguiendo en el a todo riesgo, lo que habremos de pagar por uno con franquicia de 300 euros y otro de 700 euros. Y difiere mucho, asimismo, asegurar un coche para un conductor veterano que hacerlo para su hijo o hija, jóvenes e inexpertos; o un coche nuevo y uno de segunda mano; o una berlina de lujo y un utilitario; y para un coche que usamos a diario y para uno que movemos de pascuas a ramos; o para el coche familiar con el que hacemos frecuentes y largos viajes que para ese trasto viejo al que apenas damos un uso esporádico. Hay que pensar un rato, calibrar las cosas y decidir en consonancia. Y lleva su tiempo, sí, pero merece la pena.

2) Y, una vez sabido qué tipo de seguro queremos, llegamos al segundo paso: dar con la compañía que nos ofrece, en esa modalidad elegida y con esas coberturas que hemos fijado como óptimas, la mejor relación calidad-precio. A nosotros, como conductores concretos y con un automóvil determinado (no olvidemos que aseguramos el riesgo de causar daños con nuestro coche pero -si no es a terceros-, también nuestro vehículo), porque una póliza perfecta para nuestro vecino puede resultar poco ventajosa para nosotros. Cada compañía de seguros tiene sus propias estrategias comerciales y decide a qué tipo de cliente quiere captar preferentemente y, por tanto, ofrecerle las mejores condiciones.

3) Y si esa compañía no es la nuestra (que no lo será, apostad por ello), tengámoslo claro, la decisión acertada es cambiar de empresa; no pasa nada. Lo de la fidelidad comercial es un cuento chino, una filfa. Si realmente nos aprecian tanto, traslademos a nuestra compañía los precios y coberturas que nos ha ofrecido la aseguradora que estamos tanteando y que los mejore, si puede y si quiere. La posibilidad de ahorro es muy grande, llega a varios cientos de euros al año entre pólizas con coberturas similares. Seguro que ya lo sabes, pero para comparar como es debido debemos fijarnos, con todo detalle, en de qué modo cubren lo que sigue: daños propios en caso de siniestro (incluido robo), asistencia en viaje cuando sufrimos un problema, responsabilidad civil voluntaria, defensa penal en caso de ser necesaria y reclamación de daños. Y preguntemos cómo aplican la cláusula bonus-malus, que premia o castiga al asegurado en la prima del año siguiente según los siniestros que declare, porque cada compañía tiene su librillo.

En Consumidores, el programa televisivo (ETB-2) que ocupó mis desvelos estos dos últimos años, mostramos bien a las claras hasta qué punto es cierto lo que acabo de plantear. Es perfectamente posible evitar el gasto inútil (y recurrente, cada año nos cobran la póliza) que representa pagar más de lo necesario por un servicio que no es mejor que el que nos puede ofrecer otra empresa. Os dejo un par de casos muy comunes, nada forzados, y sin marcas, para no despistar. Y porque hay aseguradoras muy convenientes para unos perfiles y nada ventajosas para otras. O sea que no os puedo quitar el trabajo, lo siento.

Caso 1: Para una mujer de 30 años con 12 de experiencia como conductora, con un coche nuevo pequeño/mediano y que no ha tenido accidentes, en la compañía X le costaría 392 euros al año una póliza a todo riesgo con franquicia de 200 euros. Mientras que en la compañía Y, un seguro idéntico en lo fundamental le saldría a esta misma usuaria 612 euros al año, es decir, 220 euros más.

Caso 2: Hombre de 40 años y con 15 de carné. Su coche es viejo y su siniestralidad media, ha sufrido algún que otro accidente. Pues bien, con una aseguradora la póliza a terceros ampliada le supondría 454 euros al año; con otra, debería pagar por una póliza similar 678 euros, o lo que es lo mismo, 224 euros más.

Teniendo en cuenta que las dos más baratas en estos dos casos son empresas tan reconocidas, fiables y consolidadas en el sector como las dos más caras, la conclusión solo puede ser una: no podemos dejar de preguntarnos si tenemos asegurado el coche de la manera más adecuada (el tipo de póliza) y en la compañía más competitiva para nuestro perfil de conductores y nuestro coche. Es muy difícil ahorrar más de 200 euros al año con una sola decisión y que además cuesta poco adoptar. Tomémonos nuestro tiempo, pero tengamos en cuenta que algunas compañías exigen un preaviso de dos meses antes de anular la póliza en vigor. No estamos para tirar el dinero, me parece a mí.

¿Y la música?

Pues como estas últimas semanas la programación de conciertos en las ciudades vascas es muy de mi agrado, cosa poco común, os dejo con una banda británica que toca hoy, viernes, en San Sebastián. Tindersticks facturan un pop-rock sublime, exuberante en arreglos y detalles orquestales pero en absoluto superficial, pretencioso o grandilocuente; epítome de la elegancia no elitista, pleno de jondura y tendente a la introspección, pero no a esa que conduce a la tristeza sino a la que potencia la inspiración y la autoestima. Hacen la música perfecta para, por ejemplo, ennoblecer y dignificar el rutinario y antiestimulante viaje findesemanal al hipermercado. No en vano Tindersticks llevan más de una década disfrutando del status de banda de culto de moda permanente. Seguro que encandilan a los asistentes; Stuart Staples, su indiscutible líder (una de las voces más hermosas, magnéticas y personales del planeta pop), es de lo más hipnótico que se pueda ver sobre un escenario. Y no sabe lo que es dar un mal concierto, a mí nunca me ha fallado, al menos, y los he visto muchas veces. Os dejo con “Medicine” una canción del disco nuevo que vienen a presentar.

Se acabaron los móviles de regalo

Movistar, líder del sector, dejará, al parecer en cuestión de días, de regalar terminales (los móviles propiamente dichos) como gancho promocional para que se contraten sus servicios de telefonía móvil. A nadie ha extrañado la iniciativa, y todos esperamos que los otros dos grandes operadores, Vodafone y Orange, secunden la medida. Y que, de inmediato, comiencen a librar la batalla en el terreno que corresponde: tarifas y calidad de servicio. Este sistema para captar clientes no les salía rentable, era evidente. Supongo que seguían enmarañados en esta ruinosa espiral porque en un principio quizá funcionó (el usuario se ahorraba el gasto en el móvil, un producto en constante renovación y sujeto a los vaivenes de la moda –tecnológica, en este caso- como pocos de cambiarlo cada cierto tiempo) y porque se sumaron los competidores (los grandes, que no todos) y no podían parar. Pero los móviles comenzaron a sofisticarse, llegaron los smartphone, mucho más caros que los móviles de la anterior generación, y ya casi nadie quiere un móvil normal.

Echemos cuentas: “regalan” el smartphone -o pagan hasta el 80% de su precio, si se trata de los más caros, caso del coqueto Iphone– que cuesta hasta más de 600 euros, cuando el gasto medio mensual de un usuario de móvil en nuestro país no llega siquiera a los 20 euros (llamadas y mensajes+Internet), y el compromiso de permanencia, que yo sepa, nunca excede de los dos años. 20 X 12 X 2= 480 euros de ingreso medio por cliente en esos dos años. Lo dicho,  no salen las cuentas.

Pero no hay de qué preocuparse, no pasa nada: las mejores promociones son las que rebajan directamente el precio de un producto o servicio y las que dan más por el mismo precio. Sí, me refiero a lo del dos por uno del supermercado –el tres por dos es mucho menos interesante-, al 40% ó 50% de las rebajas en textil, a las ofertas de vuelos mucho más baratos a determinadas horas o algunos destinos o en ciertos días concretos; o de habitaciones de hotel los findes a mitad de precio del día de labor. El regalo en especie no mola, salvo excepciones (y, ojo,que el del móvil podría ser una de ellas), no apela al raciocinio, a la ventaja objetiva para el consumidor, sino a la compra por impulso, a la seducción del momento. Pensemos en la batería de cocina que utiliza como argumento publicitario el banco o caja por un depósito de más de cinco mil euros o la tele de plasma por la domiciliación de la nómina; o en el juego de cuchillos o sartenes que regala el periódico por una cartilla de cupones que demuestre la fidelidad de compra del diario cada día en el quiosco (¿cuántos quioscos han desaparecido en Euskadi, por cierto?, qué pena).

Faltan clientes y atraerlos, y, sobre todo, fidelizarlos, es el gran objetivo de las empresas.  Cada uno tiene sus preferencias, pero yo pienso que lo más conveniente es “zapatero a tus zapatos”: tarifas y precios lo más económicos posible y servicios y productos de la máxima calidad para ese precio, ese y no otro debería ser el modo de lograr nuevos clientes y de mantenerlos. Porque ese planteamiento es una inversión de futuro, porque obliga a las empresas a repensarse, a atender más eficazmente a sus clientes, porque promueve la búsqueda de la excelencia, convierte en más competitivas a las empresas y las prepara mejor para un futuro que hasta un ciego ve muy difícil. Lo demás son parches, pan para hoy y hambre para mañana. Aunque, pensándolo bien, lo de que te regalaran el móvil quizá tampoco era tan malo. Por algo dejarán de hacerlo…

El detalle musical viene hoy de la mano de Leonard Cohen, que, sorpresa,  con su impecable nuevo disco, Old ideas, ha vuelto a liar, emocionándonos hasta donde no es pudoroso ni razonable.  Os dejo con  Going home, uno de los temas gloriosos de este  disco, a la altura de sus clásicos de hace más de 30 años. Un poeta/músico eterno, amigos.