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En defensa de Osakidetza

De vez en cuando la actualidad nos sorprende con noticias que nos reconfortan, siquiera un poco. Y no me refiero a la bajada de la prima de riesgo y la subida de la Bolsa de ayer tras el compromiso del BCE de comprar sin límite deuda soberana de España, a cambio de pedir otro rescate y de asumir, por tanto nuevos y más profundos recortes, seamos realistas. Estamos consiguiendo un poco de aire para seguir corriendo, pero el aire, aun siendo imprescindible, no es suficiente para el atleta, que necesita alimentarse e hidratarse, al igual que nuestra economía no necesita solo préstamos al Estado no demasiado caros y que pueda algún día devolver (esto es lo que se está discutiendo con los países ricos del euro, y al parecer consiguiendo, que no otra cosa) para que la Administración pública (la central, y por ende, las autononómicas) pueda eludir la quiebra, sino medidas que generen riqueza y empleo. Dicho de otro modo, lo que realmente se necesita, y más pronto que tarde, es el flujo caudaloso de dinero, de créditos en condiciones viables para que empresas y emprendedore inviertan y generen empleo. Porque la capacidad de los poderes públicos de crear empleo es cero; miento: lo que están haciendo las diversas administraciones es destruir empleo, porque no pueden hacer frente a los gastos que generan tan amplias plantillas. Nuestro drama no es la deuda pública, ni siquiera la privada, sino el desempleo y la pobreza (e imposibilidad de consumir y de pagar los créditos), que les acompañan y constituyen el padre de todos los problemas. Si no creamos empleo, y a manta, estamos abocados a la ruina y a que la crisis dure toda esta década que casi acabamos de comenzar.

Pero vayamos con la buena noticia de hoy. La sanidad pública vasca (Osakidetza) recupera su tradicional liderazgo en calidad en nuestro país,

al ocupar el segundo lugar (posición que no lograba desde 2009), tras la navarra, en el informe anual realizado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Salud Pública. ¿Las peores calificadas de todo el país? Valencia, Madrid, Murcia y Baleares. Osakidetza logra 37 puntos sobre 46 posibles y destaca sobremanera en el gasto sanitario por persona (1.557 euros al año, qué barbaridad; en Valencia, por ejemplo, no llegan a los 1.000 euros) y en el despliegue de médicos especialistas; apartados, ambos, en los que la CAV logra la primera posición de todas las comunidades autónomas. Los tres aspectos en que obtiene peor nota están relacionados con el consumo farmacéutico, tanto por el insuficiente gasto en genéricos como por la reducción del gasto farmacéutico en general. Otros ítem mejorables son el equipamiento médico (quinta posición en número de escáneres para TACs) y el número de camas hospitalarias, donde queda en sexto lugar del ranking. Destaquemos que la FADSP se declara, según leemos en El Correo, “apartidista, pero neutral, porque defendemos un sistema sanitario público, universal y redistributivo”; me gusta la definición, porque no creo nada en la neutralidad y sí –mucho, además- en el apartidismo, esto es, en que uno (me refiero, en este caso, a asociaciones, agentes sociales y a profesionales de la información y la opinión) tiene sus objetivos, sus sueños, sus rasgos de identidad y su manera pensar y de ver las cosas, incluso su ideología y sus preferencias políticas, pero actúa en conciencia, con vocación de servicio público y al margen de la dialéctica de partidos políticos, casi siempre maniquea (¿qué político reconoce algún mérito o acierto a quien gobierna, cuando su partido está en la oposición?) y poco orientada a informar y servir al ciudadano, por qué no decirlo. Es por eso que no hago lectura política de la noticia y me limito a señalar que podemos presumir de que Osakidetza ofrece uno de los mejores servicios sanitarios de todo el país. Creo que debemos estar orgullosos de ello y que debemos reconocer y reivindicar el trabajo de todo el personal, sanitario y no, de los cerca de 20.000 profesionales del sistema público vasco.

Hace tan solo dos años y medio que abandoné Lagun Aro (con una satisfactoria experiencia de usuario, en términos generales, a lo largo de más de dos décadas) y pasé a Osakidetza, y lo cierto es que aunque la comodidad es notablemente superior en esta red privada y en otras (como IMQ, cuyas prestaciones también conozco, por familiares y amigos), no tengo una sola queja relevante de nuestro sistema público de salud. Sólo una vez requerí de una atención médica compleja vinculada a una enfermedad crónica que padezco y la que recibí en el hospital de Cruces fue impecable; mejorable en lo que denominaríamos servicio hostelero (comida, ruido, trasiego nocturno, otros usuarios en la habitación y no precisamente amables ni silenciosos, régimen demasiado laxo en las visitas…), pero más que satisfactoria en lo puramente médico. El caso es que me moría de dolor, y al parecer, por muy agudo que fuera el brote de mi enfermedad no justificaba, no era compatible, con tanto sufrimiento como el que yo refería, que es como dicen los médicos -y abogados y policías- y es bonita expresión. Pues bien, durante tres días no pararon de moverme por las más diversas secciones del hospital para hacer pruebas y diagnósticos en las más sofisticadas máquinas. Me moría de miedo y de dolor en los incontables viajes camilleros que, con ese motivo, hice transportado por el amable personal del hospital, pero a la vez me decía: “qué bueno que, con nuestro trabajo e impuestos, podamos pagar este despliegue -público y a disposición de todos los ciudadanos- de médicos, enfermeras, personal no sanitario e infraestructuras y equipamientos y nuevas tecnologías; y qué desgracia que muchos países (EEUU entre ellos, no solo los subdesarrollados) no cuenten con él”. Cierto que, con los recortes a que nos obliga la crisis económica, se está reduciendo y lo hará aún más la calidad y las coberturas del sistema público vasco de salud, pero felicitémonos de tener Osakidetza, que es un logro de todos que debemos valorar, defender y proteger. Y otro tanto diría respecto de los recortes que afectarán a Osakidetza en breve: discutámoslos, incorporemos al debate tanto a los profesionales del sistema sanitario como a los usuarios y decidamos –dejando a un lado la lucha de instituciones y partidos políticos- qué hay que mantener, qué hay que ampliar y, sobre todo, qué se puede eliminar o reducir no solo a corto, sino también a medio y largo plazo. Porque, seamos realistas, el futuro es de recortes y nada, o bien poco, será mejor los próximos años.

¿Y la música?

Un disco recién publicado., que reúne al mito del funk blanco neoyorkino y más alternativo y moderniqui de los años 80, David Byrne (Talking Heads, sí) y a una joven artista del electropop más de hoy aunque anclado en ciertas revisiones del pasado, St Vicent. El tema que os dejo aquí abajo se titula “Who” y es una bomba, de precisión. Actual y añejo a la vez, perfecto.

Ley antitabaco, necesaria y bien aceptada

Volvemos al trabajo y nos topamos con las pésimas noticias macroeconómicas (PIB, desempleo, rescates) y también de nuestra economía doméstica. Sabemos que las siguientes facturas de electricidad y gas serán más onerosas que nunca, y nos informan hoy mismo de que el precio de los carburantes llega a máximos históricos (el gasóleo, que superará los 1,45 euros el litro por la adecuación al nuevo IVA, sale por primera vez más caro que en Francia, y llenar el depósito nos costará entre dos y tres euros más) y de que una de cada tres familias con niños sufrirá en nuestro país (afortunadamente, en Euskadi la situación será algo mejor) graves dificultades para comprar los libros escolares, que se estima han subido de media un 2,4%, sobrecoste al que hay que sumar, en la vuelta al cole de setiembre, el encarecimiento del material escolar con motivo de la subida del IVA que soportan artículos tan primariso como bolis, cuadernos o o sacapuntas, que pasa del 4% al 21%.

Pero hoy no hablaremos de la crisis, sino de un tema que recurrentemente resurge y reaparece en los debates mediáticos y en nuestras conversaciones con familiares, amigos y compañeros de trabajo.

¿Ha sido positiva la ley antitabaco, que prohibe fumar en todos los establecimientos públicos?

Sin rémoras: creo que, definitivamente, ha sido positiva, incluso mucho, ya que:

1) sigue disminuyendo el consumo de tabaco y el número de fumadores, y ceder en esta ley podría implicar el cambio de tendencia. Actualmente, en Euskadi el 28 por ciento de la población se considera fumadora habitual y el 25 por ciento no fuma pero sí lo ha hecho en el pasado. Sigue descendiendo, si bien lentamente, el número de fumadores.

2) la implantación de leyes antitabaco como la puesta en marcha en España hace un par de años ha logrado reducir en experiencias europeas similares la prevalencia de enfermedades vinculadas al consumo de tabaco; en concreto, se redujeron de media entre un 10 y 20 por ciento los infartos, principalmente entre los jóvenes y los fumadores pasivos.

3) la mayoría de la población apoya la medida: el 82 por ciento de los españoles no está de acuerdo con que se vuelva a la situación anterior y, de ese modo, se permita fumar en locales públicos y cerrados

4) no hay muchos incumplimientos ni denuncias: desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco se han interpuesto poco más de 300 denuncias en la CAV, más de tres cuartas partes en la hostelería. Es una ley que apenas genera conflictividad ni contestación social.

5) si casi la mitad (el 49%) de los vascos fumadores quiere dejar el vicio y es evidente que los ambientes con humo propician y animan al consumo de tabaco, parece obvio que mantener la prohibición de fumar en lugares públicos ayuda al fumador a dejar el hábito y, en su caso -que también deviene relevante- a fumar menos.

6) la repercusión negativa de la ley en el sector de la hostelería no parece ser tan importante: el 93 por ciento de los vascos dice acudir “igual o más” a los locales de hostelería tras la puesta en marcha de la Ley. Y el cierre de establecimientos estos dos últimos años se debe, seguramente, mucho más a la crisis económica que a la ley antitabaco. Además, no son pocos los no fumadores que desde que los bares y restaurantes son espacios sin humo, frecuentan más estos locales y permanecen más tiempo en ellos, y con esas personas hacen lo propio sus acompañantes, por supuesto.

En resumen, pienso que es una medida positiva y de progreso, con vocación de salud pública (el tabaco es un veneno cuyo consumo mata a largo plazo y, además de generar enfermedades muy graves, causa multimillonarios gastos al sistema sanitario; conviene recordarlo de vez en cuando) y de priorización del interés general sobre el particular

que ha resultado eficaz y que la inmensa mayoría de la población aprueba decididamente. No cuesta nada reconocer que esta regulación legal (como otras muchas) restringe la libertad de los ciudadanos y que estos primeros años de aplicación serán los más cuestionados ya que se prohíbe una actividad que durante décadas se realizó sin apenas limitaciones: fumar en la mayoría de los espacios públicos. Tampoco cuesta nada comprender que, como era previsible, la medida puede perjudicar a algunos negocios, y no solo la hostelería sino también la industria tabaquera y el sector primario vinculado a ella, pero igualmente lo hace –quién se toma hoy una copa después de cenar en el restaurante si sabe que va a dar “positivo” en lso controles de alcoholemia- la estricta limitación del consumo de alcohol a los conductores, y nadie con dos dedos de frente se queja: cómo hacerlo si se ha reducido, con su aplicación, a menos de la mitad el número de víctimas mortales en nuestras carreteras. Podemos, asimismo, aceptar que esta ley de restricción del consumo de tabaco sufre algunos problemas de aplicación y genera indeseables y nada nimios efectos secundarios (el más importante: aumento del ruido y la suciedad en las aceras y alrededores de los locales, pues los clientes salen de ellos para poder fumar), pero a nada que tengamos en cuenta la descomunal dimensión sanitaria del tema (mueren cada año en España 50.000 personas debido a enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, veinte veces más que por accidentes de tráfico) nos cercioraremos de que las medidas de limitación, lejos de suavizarse, quizá deberían endurecerse. Una de ellas sería esta -bastante radical- que se adoptará en Australia, de tinte más comercial que otra cosa, pero de mucha relevancia ya que dificulta el marketing-diferenciar la marca es siempre la clave- y la publicidad de las tabaqueras.

En Euskadi, la mortalidad atribuible al tabaco se sitúa en 2.600 personas al año. En las mujeres, el porcentaje desciende hasta el 3 por ciento de los fallecimientos, mientras que en el de los hombres alcanza el 23 por ciento. Cada año, se diagnostican más de 1.300 casos de cáncer de pulmón en el País Vasco. Continuando con datos de nuestro ámbito más cercano,

el 80 por ciento de los vascos vería mal que se derogase la Ley Antitabaco y solo un 11 por ciento está en desacuerdo con la Ley, y el 93 por ciento dice acudir “igual o más” a los locales de hostelería tras la puesta en marcha de la Ley

El tabaco es la principal causa de muerte prevenible en el mundo y el único producto de consumo que, utilizado siguiendo las recomendaciones de los fabricantes, es capaz de matar. Lo dice la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Además, provoca el fallecimiento “a más de un tercio de las personas que lo consumen regularmente: un fumador tiene una esperanza de vida 10 años menor que un no fumador. La última noticia sobre esta ley era de antes del verano, y se refería a la posibilidad de que se modifique para que se pueda fumar en casinos y bingos, con motivo de favorecer la implantación del polémico Eurovegas en Madrid; son bien conocidas las demandas del sector del juego para que con sus locales se haga una excepción a la ley y se permita fumar en casinos y casas de juego. Una de las entidades sociales que más admiro, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) pidió el pasado 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco, que no se dé “ni un paso atrás” en la Ley Antitabaco, que ha generado importantes beneficios en la salud de la población. Volver a permitir fumar “menoscabaría los derechos laborales de los trabajadores y supondría una pérdida de eficacia de la Ley del Tabaco como herramienta de Salud Pública”. Además, “supondría un agravio económico para con la hostelería en general y contaría con la oposición de una ciudadanía ejemplar que lleva año y medio apostando por la Ley Antitabaco y que no entendería excepciones interesadas”, dice el CNPT.

Algunos expertos afirman que hay que seguir actuando para que se fume menos. Medidas como la arriba citada tomada por Australia (por si no has hecho clik en el enlace: el empaquetado será genérico desde el próximo 1 de diciembre y restringirá los logotipos de la industria tabacalera, las imágenes de marca, los colores y el texto promocional) que ayuden a que los jóvenes no comiencen a fumar o a que abandonen lo antes posible esta insana práctica, como subir el precio del tabaco o ayudar a los adictos al tabaco a dejar de fumar, cuentan con mi apoyo y aprobación. Pienso que, sin agobiar en exceso a los fumadores -que bastante tienen con lo suyo y son los primeros interesados en abandonar su letal adicción- hay que insistir en iniciativas y disposiciones legales que logren reducir el consumo de tabaco.

¿Y la música?

Una de mis bandas nacionales favoritas, quizá la que más, MCENROE, acaba de publicar un deuvedé con cinco canciones, la mayoría de su nuevo disco, el aclamado “Las orillas”. Esta que os presento hoy, muhco menos conocida que hits del indie-rock nacional como “Tormentas” o “Los valientes” se titula “Al sur de mi vida”, pertenece a su primer disco, del mismo título y grabado hace casi diez años, es una de las que más me gusta de estos getxotarras.

El IVA y la electricidad subirán; otro mito alimentario cuestionado; y el mejor smartphone

¿Subirá el Iva?

Apuesten a que sí, que a Hacienda la vemos venir y que hay mucho G-20 y mucho FMI y Eurogrupo presionando para que se reduzca el déficit fiscal español, que lo tenemos engordado a punto de explosión letal. Esto quiere decir, además de la subida del IVA, eliminación de la desgravación por vivienda, reducción de los salarios de funcionarios… un planazo, vamos.

El IVA general del 18% subiría al 20%, lo que supone una subida, de golpe, del 11% de buena parte del coste de la vida. Un coche nuevo, por ejemplo, valdrá entre 400 y 700 euros más y el precio de los usados (se gravan con menos impuestos) será más competitivo: una banderilla más para un enfermo crónico, el sector del automóvil, necesitado de transfusiones que lo revitalicen y no de infecciones oportunistas como esta de la subida del IVA que empeoren su precario estado de salud. Han sido los primeros en quejarse preventivamente. Les han seguido los fabricantes de cerveza, que dicen que si sube el IVA peligran miles de puestos trabajo en las fábricas de la bebida veraniega por excelencia, y lo mismo pasaría en la hostelería, principal destinatario (más del 80% de las ventas, al parecer) del consumo de tan entrañable producto. Las cervecitas en el bar de abajo es casi lo último de lo que nos quitamos (aún no somos alemanes; no sé cuánto tiempo más nos lo permitirán) pero el precio de la caña (pongan aquí un cafelito los abstemios, o los que son más de vino) es un símbolo de la economía, lo último que un hostelero se atreve a subir de precio. Pero si no actualiza el precio de la caña (y el del resto de artículos) y traslada el incremento a sus clientes, se come él la subida, lo que en plena crisis de rentabilidad de estos negocios (y de todos), sitúa al empresario en un dilema nada sencillo de resolver. ¿mitad paga el hostelero y la otra mitad el consumidor? Por no hablar del sector turístico, que verá que su oferta de ocio cuesta al extranjero un poco más, con lo que los viajes a España pueden desviarse a otros dentinso más competitivos en precio. Ya veremos, pero casi seguro que el total de la subida acabaremos, antes o después, pagándolo los consumidores. La razón de la inminente subida del IVA, la hemos adelantado y ya lo sabemos todos, no en vano nos estamos convirtiendo a fuerza de prima de riesgo y de IBEX casi en expertos en finanzas. Subir el IVA es la medida más sencilla (y más difícil de tomar, por su impopularidad, en términos políticos; de ahí que haya sido casi la última) de que el Estado –presionado desde el exterior, más que famélico, a punto de quebrar de inanición y necesitado de socorro como nunca en la historia reciente- aumente sus ingresos rápidamente y reduzca un poco ese déficit público desbocado que nos desacredita ante los acreedores. Y todo ello, sin depender de una actividad empresarial que no levanta cabeza tan necesitada como está de créditos que el mercado financiero no quiere/puede ofrecer y de alguna expectativa positiva que levante el ánimo inversor, ni de los ierrepeefes de unos trabajadores cuyo número decrece sin freno desde hace años. Pegas a esta medida: todas. Encarece la vida de los ciudadanos en unos momentos críticos para la economía de millones de compatriotas, frena y desanima al consumo casi automáticamente, decrece la economía en general, puede reducir el ingreso de divisas procedentes del sector salvavidas de nuestra precaria economía, el turismo… Malos tiempos para la lírica, ya lo decía la canción. 1984, Golpes Bajos, qué tiempos aquellos, qué estética, qué confusiones, qué ilusiones…

¿Y la electricidad?

También subirá, pronto; y lo hará otra vez de modo obsceno en lo cuantitativo: se habla de que en julio se encarecerá la factura, de media, más de un 3,5%: Inaceptable, tras las subidas ya acusadas estos últimos meses. Se quejan las empresas eléctricas de que su producto no es caro en sí: el problema sería el apoyo político (subvenciones públicas, para entendernos) que reciben en nuestro país las energías renovables, superior al de otros países de la UE. Pero, ¿no se había reducido drásticamente este apoyo a las energías limpias? Leo, al respecto, que el Gobierno estudia nuevos recortes a las renovables precisamente para controlar el desmadre en que se está convirtiendo la puesta al día del precio de la electricidad; ahora bien, la patronal del sector de las renovables se queja y dice estar “ya a al límite”. Complicada tarea la de tomar ciertas decisiones políticas, desde luego.

¿Hay que volver a antenizar nuestros tejados?

Pues sí, ya nos podemos hacer a la idea de un nuevo gasto casi inevitable. Vamos a volver a pagar por la segunda estructuración de los canales de TDT; la primera fue la del apagón analógico. Los antenistas, supongo, encantados, con trabajo a mansalva; y nosotros, (aún más) cabreados: un nuevo gasto cuando lo que necesitamos es ingresos y no más desembolsos que apenas aportan nada. Saldrá la broma por unos 500 euros a cada comunidad de vecinos, aunque a algunas les pueda suponer hasta 2.000 euros. O sea que unas decenas de euros ya le podemos asignar a la broma. La causa del nuevo cambio es que los canales de TDT, todos ellos, cambian de frecuencia con el fin de que el espacio entre los canales que ahora ocupan el espacio del 61 al 69 los pueda utilizar la telefonía de cuarta generación. Problemas, disputas entre sectores, y sucesos tecnológicos de todo tipo para esta nueva adaptación, los hay a decenas; mientras, al común de los terrestres nos suena a chino esta jerga y la situación se complica más al entrar en liza el Gobierno, Industria en concreto, y el Tratado de la UE que prohíbe las ayudas públicas para sufragar algo que se nos antoja de sentido común: la emisión simultánea en el canal nuevo y el viejo mientras vamos resintonizando el dial. Además, el Gobierno quiere que los seis operadores privados que lograron un “canal múltiple” de cobertura nacional, con 4 diales cada uno, se las arreglen ahora en cinco canales múltiples y compartan otro u otros dos para las emisiones en alta definición. Aquí tenemos al otro actor de la comedia. De momento, los operadores de TV privados, los del 5 y el 3 que se han hecho con casi todo el pastel, se han negado a renunciar a sus canales propios. Un buen jaleo, sí. Y, al otro lado, el satélite (sistema de distribución de señales de TV apenas implantado en nuestro país, a pesar de su orografía tan particular y exigente) pide paso, ante la implantación de la TDT. En Alemania los grandes operadores de TDT emiten sus 14 canales en HD mediante satélite, canales que cuentan con dos millones de abonados. No sé, con los alemanes y británicos siempre me da la impresión de que nos llevan la delantera; pero no por más listos, sino por más aplicados, rigurosos, eficientes; y menos litigiosos, insensatos y lentos. La verdad es que a veces piensa uno que, en realidad, aquí ninguna innovación tecnológica funciona del todo bien. Tarda mucho en implantarse (pensemos en el ADSL o los servicios de banca por Internet) y te has de conformar con un nivel de implementación flojo, coherente con esa histórica filia por la chapuza y lo inacabado que lastra la imagen de país, término hoy de moda. Irrumpen nuevos adelantos tecnológicos que se venden como impecables portadoras de maravillosas ventajas para el usuario, pero ocurre que, pasado un poco de tiempo, las ventajas no son tan relevantes, el sistema adolece de graves y molestois fallos y las adecuaciones a los requerimientos coyunturales exigen de cambios permanentes que acaba teniendo que hacer, y pagar, el usuario. Carísimo e ineficaz todo; como el propio país, sí.

Otro mito sobre la comida, a punto de caer

A efectos de obesidad, podría importar tanto o más cuándo se come que qué o cuánto se come. Increíble, pero cierto. Según un estudio realizado en EEUU con ratones y publicado en la revista ‘Cell Metabolism’, establecer unos horarios fijos para alimentarse y respetar los tiempos de no ingesta es fundamental para prevenir la obesidad y mantener el peso a raya. Tanto los ratones que tomaron una dieta alta en grasas como los que comieron una dieta normal estuvieron igualmente protegidos de la obesidad siempre que la ingesta la realizaran en un horario restringido. En comparación con los que comieron sin control horario, los roedores que siguieron la pauta horaria establecida mostraron mejoras en sus ritmos metabólicos y funcionales, ganaron menos peso y sufrieron menos niveles de inflamación, un marcador relacionado con la resistencia a la insulina. El responsable del estudio, Satchidananda Panda, del Instituto de Estudios Biológicos, asegura que “el foco, hasta hora, ha estado puesto en lo que comen las personas, pero no hemos recogido datos sobre cuándo comen“. Lo que demuestra el estudio, según este especialista es que “mantener un ritmo de comidas de ocho horas frente a comer cuando tú quieras es mejor y genera cambios relevantes, como una reducción en los niveles de insulina, lo que supone una protección frente a la aparición de diabetes. Se piensa que este patrón óptimo, como el hecho de tomar una dieta mediterránea, aporta ventajas y evita la aparición de enfermedades cardiovasculares”. En resumen, que la aleatoriedad, comer cuando apetece o se puede (que es lo que en realidad tendemos a hacer), favorece la obesidad; e incluso, dicen algunos especialistas, no habría bases científicas sólidas para afirmar que es más saludable repartir la ingesta diaria en cinco comidas que en las tres de toda la vida.
Los autores del estudio reconocen, eso sí, las virtudes de la dieta mediterránea, que tanto peligro corre por la crisis económica, los cambios de estilo de vida (¿cuándo fue la última vez que nos preparamos en casa unas lentejas o unos garbanzos con berza?) y por el auge de la comida preparada y el fast food.
Otro mito que se cae, el de muchas comiditas en lugar de solo tres más copiosas, pero también una constatación de esas tautológicas que se confirma: las cosas son como son por algo. Queda claro que seguir los dictados que nos imponen, por un lado, el apetito y por otro, nuestro ritmo de vida, favorece la obesidad. Y que para hacer frente a esta epidemia sanitaria tan de nuestro tiempo y modus vivendi debemos actuar con proactividad y decisión casi militante; lo contrario de dejarse llevar por las circunstancias, para entendernos. Y mantener una disciplina. Es muy exigente el plan, y poco atractivo: por eso estamos cada vez más gorditos. Estética y salud, el preciado objetivo. Esfuerzo, sacrificio, rigor y constancia, el medio. Difícil, pero merece la pena, incluso en plena crisis, ¿no les parece? Comer menos sale más barato; consolémonos con eso, de momento.

El mejor smartphone del mercado, a fecha de hoy

Y ya termino. No tenemos la economía personal para gastos de este calado, pero seguro que alguien por ahí está pensando en ponerse al día de una vez y pillarse un smartphone. Para ellos, y para los más curiosos, esta es una información muy interesante. Y 100% fiable: la fuente es la OCU. Los técnicos de la asociación de consumidores de referencia en España han llegado a la conclusión de que el nuevo smartphone de Samsung, el Galaxy SIII, que llegó a las tiendas a finales del pasado mayo es la mejor opción del mercado; es mejor, en concreto, que su predecesor, el Samsung Galaxy SII, que el iPhone 4S y que el Motorola Razr. Un detalle curioso: hasta ahora el mejor calificado en los exámenes comparativos de OCU no era el sublimado iPhone, sino el Razr de Motorola. Las características mejor valoradas de este Samsung Galaxy SIII. Lo que más destaca en este móvil de última generación: la gran pantalla táctil (4,8”), con “sobresaliente” calidad de imagen (resolución de 720×1280 píxeles), su ajustado peso, la cámara de 8 megapíxele que permite fotos de calidad comparable al “iPhone 4S, y la batería (2100mAh) que dura cinco horas navegando por Internet, dos más que el iPhone. Pero es en el software en lo que más destaca: con la última versión de Android, Ice Cream 4.0, a la que se suma la “bonita y práctica” (lo dice la OCU) interfaz TouchWiz Nature UX. Y viene con una larga lista de comandos que se ejecuta mediante gestos en la pantalla: puedes, por ejemplo, hacer una captura de la pantalla con sólo deslizar la mano sobre la pantalla de un lado a otro. Y se puede silenciar una llamada o la música del teléfono dando la vuelta al teléfono y poniéndolo boca abajo sobre la mesa. O, si se está leyendo un SMS, puede llamarse a la persona que lo envió con tan solo acercar el teléfono a la oreja.
Por último, aporta innovaciones como Smart Stay: cuando se está leyendo una página, un sensor en la cámara frontal determina que los ojos están centrados en la pantalla y controla los ajustes del brillo de manera que la pantalla no se bloquea automáticamente pasado un tiempo, sino que seguirá encendida mientras el usuario la esté mirando.

¿Y la música?

Norah Jones, a pesar de ser como ideal y cuasiperfecta, siempre me ha gustado, como me ha pirrado desde niño la coliflor con mayonesa; no es gran cosa, pero me encanta y define mi (poco refinado) gusto. Y en este último disco, la voz y las canciones de Norah, más maduras, armadas y estilizadas, me gustan tanto o más que nunca.

El bienestar animal, responsabilidad o lujo inasumible: los pollos viven algo mejor, pero los huevos los pagamos un 50% más caros

Cierran en un solo año doscientas cincuenta granjas avícolas para la producción de huevos (una de cada siete de las 1.750 existentes en 2011 ha bajado las persianas) y sube un 50% el precio de los huevos.
¿El motivo de esta convulsión en el sector? La aplicación de una normativa UE de bienestar animal, que obliga a las granjas a disponer en sus jaulas de un 40% más de espacio para los pollos del (ínfimo: 500 centímetros cuadrados para cada animal) que tenían, en realidad, se ha obligado a que, al menos, puedan moverse un poco: siempre han vivido hacinados en esas enormes naves industriales, perfecto escenario de una película de terror escatológico. El número de pollos confinados en jaulas ha pasado, del año pasado al actual, de 43 a 35 millones. Sin embargo, el de gallinas camperas (de 800.000 a casi un mllión) y de las de “granjas en suelo” (de 335.000 a 1,45 millones) ha aumentado notablemente. Parece que las cosas van cambiando, a favor del bienestar animal y de la responsabilidad de los seres humanos para con sus animales de abasto, si bien a costa de un (más que probablemente) inevitable encarecimiento de un producto tan de primera necesidad como el huevo. ¿pasará lo mismo con los peces y mariscos de la acuicultura, o con el foie grass de los patos? ¿y con la carne de vacuno o porcino? ¿Podemos pagar en momentos tan difíciles para la mayoría de las economías familiares este sobrecoste, nos lo podemos permitir? Quizá fuimos demasiado lejos en la explotación intensiva del sector primario y es hora de dar marcha atrás, pero…

Cuatro de cada diez coches tendrán en España más de trece años de antigüedad en 2015. Hoy tienen trece o más años solo el 30% del parque automovilístico. Y la media de edad es de 10,5 años, dos años más que en 2008. La tendencia parece clara: en época de crisis, evitamos comprar coche y tiramos con el que tenemos. La cifra de ventas de coches da fe de ello: se venden menos coches nuevos que nunca, hasta el punto de que hemos llegado a una ratio récord: en 2012 se estima que se venderán 2,3 automóviles usados por cada uno nuevo, y según fuentes del sector “se debe más al hundimiento de la demanda de automóviles nuevos que al crecimiento del mercado de usados”. Y es cierto, porque apenas aumentan las ventas de los coches de ocasión (sólo un 1% en el último año). La crisis y la falta de financiación por parte de los bancos hace que los consumidores se decanten cada vez más no solo por coches usados en general sino por los de cierta antigüedad en particular, ya que son más baratos y por tanto pueden pagarse sin recurrir a créditos o, en su caso, con préstamos de menor cuantía. Indudablemente, los coches viejos contaminan más, consumen más carburante y son menos seguros (aumenta el riesgo de accidentes) que los coches nuevos y que los que cuentan con pocos años. Tras varios años de continuidad en esta línea, España es el segundo país de la UE, solo superado por Grecia, con coches más viejos: cuando finalice este año, el 45% de nuestro parque automovilístico tendrá 10 o más años.

Proliferan en Madrid las lavanderías autoservicio, al estilo de lo que hemos visto en el cine que ocurre en las ciudades de EEUU. Incluso hay franquicias compitiendo por este nuevo hueco comercial. La razón de previsible éxito es que estas lavanderías son un 50% más baratas que las tintorerías. No es que la gente haya dejado de hacer la colada en casa ni que no le llegue para comprar lavadora, lo que va a dejar es de ir la tintorería para limpiar sobre todo alfombras, mantas, cortinas y otros productos textiles.

Bruselas censura a España y critica a las grandes empresas eléctricas por el abandono de las energías renovables y el parón impuesto por el Gobierno al sector de las energías limpias, a pesar de que anteriormente uno de los más activos en las ayudas a la producción eólica y solar. La UE, además, critica directamente la “compensación escesiva” y los favores a las centrales nucleares e hidráulicas, “ya amortizadas” y que pagan los consumidores. Recalca también que las subvenciones al carbón son “ineficientes y perjudiciales para el medio ambiente”. En su reprimenda, la Comisión Europea recuerda que “España sigue retrasada respecto de otros países de la UE en la aplicación de la legislación medioambiental” y advierte de lo difícil que resultará España alcanzar el objetivo europeo para 2020. Incluso revela la CE que estas medidas anti-energías renovables no se han traducido en reducción de precios de la energía eléctrica, por lo que frenan el crecimiento económico. Las eléctricas convencionales (Iberdrola, Endesa, Gas Natural), por su parte, aducen que el déficit tarifario -que llevan años exigiendo equilibrar con costes de producción y distribución y que el Gobierno va compensando con las consecutivas y recientes subidas de precios de la alectricidad,- se debe a las primas, las subvenciones, que durante estos últimos años recibieron las energías renovables (éolica y solar, sobre todo).

Refrescos de más de medio litro, prohibidos en EEUU. La obesidad creciente sigue auspiciando medidas coercitivas en el consumo. Nueva York propondrá este jueves prohibir la venta de refrescos de más de medio litro en restaurantes , cafeterías y otros estableciemitnos alimenticios en la ciudad. La normativa pretende combatir así el consumo excesivo de bebidas azucaradas y la obesidad que este genera en una población muy aficionada al fast food. En nuestro país, no prosperó la propuesta de gravar con impuesto específico a la comida basura, pero vemos que en otras latitudes las autoridades establecen normas radicales para poner freno a la epidemia emblemática de este siglo: la obesidad.

Medio millón de muertos tenían seguro de vida pero los herederos que podían cobrarlos no lo sabían. Casi medio millón de personas han descubierto en los últimos cinco años que un familiar ya fallecido tenía contratado un seguro de vida gracias al registro creado por el Ministerio de Justicia para evitar que estos seguros queden sin cobrar. Desde junio de 2007 y hasta el 31 de mayo de 2012 el Ministerio de Justicia ha recibido más de un millón y medio de consultas y en 488.065 casos se ha concluido que el familiar fallecido sí contaba con un seguro de vida. La moraleja es evidente: si tienes un seguro de vida, que lo sepan tus familiares y herederos. Si temes que quieran quitarte de enmedio para cobrar, quizá deberías pensar en cambiar el testamento, digo yo y permitidme la broma.

Transparencia Internacional (TI) ha advertido de que España no sanciona ni controla “suficientemente” la ineficiencia, el despilfarro y las corruptelas en el sector público. Y recomienda la aprobación de un plan nacional de lucha contra la corrupción. La ONG, con sede en Berlín, ha publicado este miércoles un informe que aborda el problema de la corrupción y la importancia de sacar adelante una Ley de Acceso a la Información frente a la “cultura de opacidad”. Propone, además, al Gobierno que promueva un plan estratégico contra la corrupción que involucre a partidos políticos, ONGs, sindicatos, asociaciones empresariales y medios de comunicación. Por último, TI considera necesario reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal y plantea que la investigación de los delitos de corrupción por parte de los fiscales podría hacer “más viable” el sistema. ¿Cabe hacer comentarios?

Reebook y Skechers pagan multas millonarias por publicidad engañosa de sus zapatillas “adelgazantes” y saludables. La Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC) ha resuelto que los beneficios (perder peso, combatir la celulitis, reafirmar los glúteos, reducir el dolor lumbar y de espalda, prevenir las varices, comatir la celulitis…) carecen de fundamento científico, lo que se traducido en dos multas por publicidad engañosa, que las marcas han aceptado pagar: una de 18 millones de euros para Reebok en septiembre del año pasado y otra de 31 millones para Skechers a mediados de mayo. Ya denunció OCU en marzo que esos efectos fantásticos de las zapatillas no estaban probados, y citaba un estudio del American Council of Exercise, dependiente del Centro de Información sobre la Salud, que demuestra que el consumo de energía y la actividad muscular con estas zapatillas no son superiores a los que se producen al caminar con unas normales. Además, las autoridades estaounidenses obligaron a estos dos fabricantes a devolver el importe pagado estas zapatillas a los compradores que lo soliciten. De todos modos, las empresas no ceden en su empeño y, admitiendo el pago de las multas para evitar indemnizaciones multimillonarias, continúan anunciando sus zapatillas con promesas publicitarias similares a las prohibidas, que aun sin citarlos expresamente sugieren esos beneficios “saludables” que no consiguen demostrar.

Las multas para ciclistas que infringen la nueva normativa generan polémica en San Sebastián. Circular por la acera en bici supone una multa de 50 euros, lo mismo que llevar timbre o luz. Y la sanción sube hasta 200 euros si se circula con los auriculares puestos o hablando por el móvil. Multas estipuladas por la nueva legislación implantada por el gobierno municipal de San Sebastián para los ciclistas. La aplicación de esta medida, a pesar de los seis meses transcurridos desde la campaña de concienciación, ha despertado una fuerte polémica entre algunos ciclistas, que consideran abusivas las sanciones y reclaman una mejora de los bidegorris para garantizar la seguridad. Es habitual ver que ciertos ciclistas circulan por donde no deben y que no respetan las normas específicas de este vehículo, pero ¿no es demasiado pronto para sancionar a quienes usan un medio de transporte urbano tan elogiado como la bici?.

Y la música?

Pues hoy toca el pop juvenil emergente del quinteto británico Tigercats, banda más de mañana que de hoy, de recién surgidos y poco conocidos que son. Aunque tampoco renuevan en exceso la fórmula ya exprimida por Hefner o más recientemente transitada por Wave Pictures: canciones frescas, breves, vitaminadas, brillantes y enérgicas. Las peculiaridades de Tigercats: los preciosos estribillos, las dos voces (chico y chica, ambas bellas, dotadas técnicamente e idóneas para el estilo), las guitarras ochenteras ejecutadas con brío y querencia a los arpegios endemoniadamente recortados pero huyendo como de la peste de los solos (tal y como propugnaba la leyenda escrita en la guitarra del cantante), así como las percusiones (en este directo, limitadas a un cajón) dinámicas, livianas y resultonas; en suma, pop elegante, ameno y nervioso, con la tensión justa y con buen humor pero sin confianzas excesivas, perfecto para coger aire y saltar la alambrada que a cada paso nos plantan estos tiempos tan enervantes.

Vi ayer mismo en directo a Tigercats en el Fnac de Bilbao en un breve y poco concurrido concierto, y me sorprendió que pese a su juventud sonaran tan claro y redondo, y que, aunque parezca simple la sentencia, tocaran y cantaran tan bien.

Alimentarse bien, ¿tarea de héroes?

Me pregunto yo:

Si la comida basura (me refiero a la fast food y a la comida procesada de los supermercados), es cada vez más sabrosa (la industria alimentaria sabe lo que se hace), más accesible (nos tienta sin desmayo, está por todos lados; cuesta evitarla), más barata (las hamburguesas y pizzas deben ser lo único que no encarece) y más publicitada (vean la tele)

Si las frutas y verduras frescas, paradigma de la alimentación saludable, son cada vez cada vez más insípidas y menos apetecibles, como revelaba ayer mismo un informe de OCU, con cata masiva de frutas y verduras de decenas de puntos de venta de cuatro grandes ciudades (ninguna vasca, error mayúsculo.)

Si nosotros, los consumidores, somos cada vez más comodones y, con la que está cayendo por todos lados, nos encontramos menos motivados para cualquier cosa que suponga un esfuerzo (hacer la compra y ordenar el género en casa, cocinar.., uffff, mucha faena) que no reporte gran satisfacción o, al menos, je, genere ingresos….

Si cada día que pasa tenemos menos dinero disponible para hacer frente a la faena diaria del sobrevivir, y está más que demostrado que la cesta de la compra con los alimentos que componen la dieta saludable y equilibrada (y que todos identificamos perfectamente; no hay excusa, amigos) sale bastante más cara que la comida sabrosota, rica en grasas, sal, azúcares, aditivos espesantes, saborizantes, aromatizantes….

¿Cómo demonios vamos a alimentarnos bien y mantener un buen estado de salud, si ese propósito tan loable lo tiene todo, pero absolutamente todo, en contra?

Somos humanos, por Dios. ¡Pero si incluso el 90%, por lo menos, de los comestibles menos aconsejables para el consumo cotidiano (ponga ud. el que quiera de sus preferidos) son los que mejor nos saben y más satisfacen a nuestro paladar, y por ende, los que más contruibuyen a generar esas micro-felicidades que hacen más viables las largas horas que trae consigo cada día!

En realidad, convengan conmigo, somos poco menos que unos héroes.

¿Y la música?

Pues ya que estamos, que no falte la épica, y saquemos el ánimo de donde sea, que seguro que algo nos quedaba por ahí. David Bowie, por siempre. Héroes siquiera por un día. ¿Este, quizá?

Alimentos funcionales: la mayoría, poco más que publicidad

Lo prometido es deuda, y sin ceder a la tentación de arremeter contra cierta clase política que nos ha caído en desgracia, que no en suerte, y contra el modus operandi de los mercados financieros (¡cómo hemos podido llegar a esto!: más de cinco millones de parados, el IBEX-35 en 6.400 –las mayores empresas españolas, y los ahorros de millones de ciudadanos, valen la mitad que hace solo unos años- y la prima de riesgo por encima de 500 puntos básicos –o lo que es lo mismo, un Estado casi en quiebra y un país del que nadie se fía), hablemos de los alimentos funcionales.

Cosa muy propia en una fecha como la de hoy, Día de La Nutrición, en el que hemos leído noticias sobre el asunto: iniciativas solidarias para combatir la desnutrición que deteriora la vida de un tercio de los pobladores del planeta; las autoridades de la cosa en España (AESAN) que descartan gravar con impuestos especiales a la comida rápida o comida basura; decálogos para evitar el sobrepeso y la obesidad; talleres de consumo para alimentarnos de un modo más saludable… Es evidente, lo que comemos/bebemos y lo que dejamos de comer/beber marca nuestra vida. Y merece, por tanto, que le dediquemos tiempo y esfuerzo a reflexionar sobre el particular y a tomar medidas que conduzcan a una alimentación saludable y equilibrada sostenida a lo largo de las décadas: unos pocos años virtuosos no sirven para nada. Sí, todo está escrito. Llevo más de 25 años informándome e informando sobre temas de alimentación, y las sorpresas y descubrimientos no han sido muchos ni importantes en este tiempo. Así, de memoria: el Omega-3 y las bondades del pescado azul y el aceite de oliva en la dieta cotidiana, la aparición de las nefastas grasas trans, el papel de la fibra alimentaria en el metabolismo, la vinculación entre grasas animales y enfermedades cardiovasculares, la importancia de la higiene en todo el proceso -desde la producción hasta el consumo- para evitar toxiinfecciones alimentarias en otro tiempo numerosoas y muy graves; la sal y la hipertensión; la obesidad como enfermedad y como puerta de entrada a otras dolencias. Siguen valiendo axiomas muy conocidos y nada novedosos, trataba de decir. Comer de todo un poco, priorizando verduras y frutas, cereales y legumbres; más pescado y menos carne, salvo de la de ave o conejo; desayunar en más cantidad y variedad, y ser más frugal en la cena; reducir el consumo de alimentos ricos en grasa -en general, y saturada en particular-, en sal y en azúcares; no abusar de las cantidades, mejor todo en plato pequeño; alcohol, nada, y en su caso, un poco de vino tinto en las comidas. Qué sencillo todo; de puro repetido debíamos de saberlo casi de memoria. En realidad, ya lo sabemos, pero… somos débiles y comer es ese tipo de satisfacción siempre a mano, y que casi nunca falla.

alimentos funcionales

Constituyen una de las mayores novedades de la industria alimentaria estos últimos años. Y no me refiero tanto a los ya veteranos productos light (bajos en grasa, en calorías, en sal…, según el alimento de que se trate) como a lo que ya se comienzan a denominar medicalimentos, que –según predican sus fabricantes- han sido creados de tal forma que contribuyen a mejorar nuestra salud de un modo distinto y superior al que cabe esperar de un mero alimento.

Enriquecidos en fibra (para ir con más frecuencia al baño y evitar el estreñimiento) o en Omega-3 (para mejorar la salud cardiovascular), con microorganismos probióticos (para aumentar la flora intestinal y mejorar las defensas), con adición de vitaminas o verduras o frutas (para ayudar al crecimiento y otras funciones), con fitosteroles añadidos (para reducir el colesterol malo), con bifidobacterias para potenciar la regularidad en la evacuación intestinal, con soja para reducir ciertos tipos de colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares. Dentro de estos productos de nueva generación los hay aún más sofisticados, como el lácteo de una conocida marca que promete “cuidar tu piel desde el interior”, por estar enriquecido con un complejo de vitamina E, omega-6 (de la borraja), antioxidantes (del té verde) y probóticos exclusivos de ese fabricante. Os adelanto que este producto va a tener que dejar de usar esta alegación.

Una larga lista de propiedades pseudomilagrosas, publicitada hasta la saciedad sobre todo en televisión y vehiculada por personajes famosos, que abre en el consumidor una nueva interrogante: la mayoría de estos alimentos están muy ricos y en buena parte se compran por esta idoneidad organoléptica, pero

¿merece la pena, en términos de salud, el sobregasto que supone comprar productos con alegaciones nutricionales?

La respuesta es que, de entrada y en general, no compensa, porque no es necesario y porque podemos confundir los conceptos. En primer lugar, porque esas primorosas y saludables funciones las encontramos en alimentos naturales, asequibles y nada difíciles de conseguir en nuestros mercados, tiendas y supermercados. Las contadas personas que sufren alergias a ciertos alimentos (al pescado, a ciertas frutas, a la leche, a los frutos secos) deberían, en este caso, buscar otros productos que contuvieran estas sustancias saludables (Omega-3, fibra, vitamina C, esteroles vegertales, calcio, etc) y que no les causen alergia , ya que en casi todos los casos es posible.

Y, segunda razón, porque el consumo -incluso frecuente- de estos alimentos funcionales tampoco es tan efectivo ni decisivo; que apenas afecta a la salud, vamos.

En algunos casos, como los enriquecidos en fibra o en Omega-3, lo sensato y adecuado es consumir alimentos que contienen de modo natural gran cantidad de estas sustancias: la fibra abunda en cereales –sobre todo, integrales-, verduras, frutas y frutos secos; y la grasa Omega-3, en el pescado azul. La vitamina C, en naranjas, kiwis y otras frutas… y seguiría la lista. Así de claro y de sencillo. En otros, la acción específica del superalimento no es tal o no deviene tan relevante, ya que no se ha podido demostrar en laboratorio ni en ensayos clinicos, que es donde y como procede hacerlo; es el caso de los productos con soja (en breve, no podrán mencionar que previene las enfermedades cardiovasculares mediante una disminución de ciertos tipos de colesterol), y las de leches fermentadas con microorganismos del tipo Lactobacillus casei inmunitass, que no podrán indicar en la etiqueta ni asegurar en su publicidad que “ayuda a tus defensas”; o de los yogures y similares con bifidobacterias que dicen mejorar la regularidad para ir al baño, la flora intestinal e incluso la digestión. Pero tampoco nos felicitemos en exceso. Fijémonos en cierto anuncio de un lácteo que hacía antes esta alegación y comprobaremos cómo hoy, en lugar de decirlo a las claras, lo sugieren tangencialmente recurriendo a un juego de frases, quedando en el telespectador la impresión de que el producto realmente ayuda a las defensas de su organismo. Y es que la retórica publicitaria da tanto juego a los anunciantes que a veces uno duda de si merece la pena que Administración y asociaciones de consumidores trabajen tanto en establecer controles y comprobar científicamente la veracidad de ciertas aseveraciones muy vendedoras (hablamos de beneficios para la salud mediante el consumo de alimentos, poco menos que una fiesta…) pero no demostrables científicamente, por tanto, no suficientemente ciertas.

Volvamos al asunto, de todos modos. Tras muchos años de trabajo, la UE (en concreto la EFSA, la autoridad europea en materia de seguridad alimentaria, el organismo que autoriza o prohíbe las alegaciones nutricionales y de salud que pueden usarse en el etiquetado y publicidad de los alimentos) ha publicado la lista de alegaciones sobre propiedades saludables de los alimentos que entrará en vigor el próximo mes de diciembre y que, en palabras de OCU, se trata de “otro paso más para aclarar las cosas, saber qué contienen realmente y limpiar las etiquetas de algunos alimentos con supuestas propiedades sobre la salud, que han venido luciendo en los últimos años sin un control adecuado”. La publicación de esta lista supone, nuevamente en palabras de OCU, “un importante avance”, y ello “a pesar de que aún falta que se pongan en funcionamiento algunos perfiles nutricionales previstos en la normativa”, como que alimentos muy ricos en grasas saturadas, azúcares o sal tengan prohibido usar leyendas sobre efectos para la salud para promocionarse. Algunas alegaciones, como las que he citado más arriba, no han sido autorizadas por la UE, por lo que esos productos no las podrán utilizar en sus etiquetas ni en su publicidad.

De todos modos, algunos de estos alimentos que hacen alegaciones nutricionales sí cumplen, al menos en parte, con lo que prometen. La mejor muestra de este reducido grupo la componen dos conocidas bebidas lácteas y una grasa untable a las que se han añadido esteroles vegetales y cuya publicidad se basa en que “Ayudan a reducir el colesterol”. Puede admitirse que cumplen su función, si bien estarían dirigidos únicamente a quienes necesitan reducir su colesterol malo. Además, los esteroles vegetales pueden incorporarse a la dieta de modo más sencillo y económico, pues se encuentran de forma natural en muchas frutas y verduras, frutos secos y semillas, en leguminosas y en los aceites.

Seguiremos con el tema, pero ya tenemos materia para hablar, si os parece; quedo a la espera de vuestros comentarios. ¿Os convencen los alimentos con alegaciones nutricionales? ¿Confíáis en ellos? ¿Los compráis?

¿Y la canción de hoy?

Ideal para bailar, os traigo hoy pop de ensueño. Sin alharacas de producción ni sobrearreglos innecesarios, y con la dosis exacta de naturalidad, rareza, repetición y ruido, con una sabia mezcla de ritmo y encanto. En cuanto a la originalidad y el talento, se le da por supuesto a Here We Go Magic, la estupenda banda radicada en Brooklyn cuyo factotum es el otrora cantautor Luke Temple. Acaban de sacar nuevo disco, pero esta canción, Fangela, venía en el primer álbum de Here We Go Magic, un gozoso descubrimiento que hicimos en 2009.

Sillas que no sujetan a los niños, gastamos menos en ropa, cajas que engañan a sus clientes, la Ota más cara…

Mañana publicaré una entrada sobre “Alegaciones nutricionales en los alimentos, ¿un engaño?”, pero hoy, a modo de aperitivo os acerco algunas noticias, reeelaboradas y un poco resumidas, que considero muy interesantes y que a menudo cuesta encontrar en los medios de comunicación.

Reparación de ordenadores: aceptable, pero con excepciones hirientes. OCU denuncia que algunos talleres de reparación de ordenadores portátiles en España han cobrado a sus técnicos hasta 138 euros por una reparación que consistía simplemente en conectar un cable. La investigación puso a prueba a 25 talleres de Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia, y a pesar de que se registraron varias irregularidades, los resultados fueron aceptables y mejores que los del anterior examen, realizado hace pocos años.

Niños inseguros en sus sillas de retención del automóvil. Una de cada cuatro sillitas de retención infantil para vehículos (27%) suspende en seguridad, protección de los niños y manejo, según un informe en el que ha participado el RACE, que informa de que durante 2010 fallecieron 53 niños como consecuencia de un accidente de tráfico, de los que casi el 70% eran ocupantes de un turismo o una furgoneta; de ellos, “la mitad no llevaba un sistema de retención adaptado a su talla y peso”. De los 33 modelos de sillitas analizados, 16 sistemas resultaron ‘satisfactorios’ y ninguno alcanzó la calificación de ‘muy satisfactorio’. Cinco de ellos se revelaron ‘muy insatisfactorios’, al presentar “importantes deficiencias” de seguridad y dos sillitas de retención se hicieron acreedoras a un ‘insatisfactorio’.

Fraude en anuncios de empleo. Facua advierte del “aumento de fraudes en anuncios de empleo que aprovechan la coyuntura de crisis económica y las cifras de paro para ofertar falsas oportunidades laborales”. Denunci esta asociación que ciertas ofertas de trabajo publicadas en prensa ofrecen puestos de trabajo donde se indican números de teléfonos que remiten a números de tarificación adicional como los ‘807’, de un coste por minuto de 1,20 euros desde red fija y 1,57 euros por minuto desde dispositivos móviles. Facua destaca que el modo en que este número es ofrecido a los usuarios pretende evitar que el usuario se percate de que está llamando a un ‘807’.

Tirar de fondo de armario, medida anti-crisis. Gastamos un 40% menos en ropa que hace cinco años, y un 5% menos que el año anterior. Cada hogar español gastó una media de 1.130 euros en ropa, complementos y artículos textiles para el hogar en 2011, lo que supone un descenso del 5% respecto al año anterior (1.190 euros) y del 40% en los cinco últimos años (1.881 euros en 2006), según informe encargado por la patronal Acotex. Ligada a esta noticia, hemos podido leer otra, que comparte sentido: el gasto de una boda en España disminuye en 2012 por quinto año consecutivo, con una media de 13.190 euros por boda, un 8% menos que en 2011, según un estudio de FUCI para una boda con unos cien comensales.

En Euskadi todo es más caro, también aparcar. Las calles vascas tienen la OTA más cara de todo el país. Una exhaustiva investigación de OCU acaba de demostrar lo que quienes nos desplazamos a menudo en coche ya presumíamos: aparcar en las calles de las capitales vascas cuesta más que casi en cualquier otra ciudad española. Además, Vitoria lidera el ranking de las que han experimentado mayores subidas de tarifas: desde 2006, ha encarecido su sistema de aparcamiento regulado en superficie un 209%, un disparatado récord, cuando la siguiente ciudad que más las subió fueValencia, con un 47%. En Bilbao subieron un 15% y en Donosti, un 20%.

Ciudadanos engañados, en plena crisis, por entidades financieras de las que eran clientes. Adicae ha denunciado que las cajas de ahorros han utilizado a sus clientes para “tapar agujeros” mediante la colocación de acciones y participaciones preferentes. La asociación de consumidores especializada en temas financieros aseguró que Bankia, Caixabank y Banca Cívica “han encerrado los ahorros de toda la vida de miles de familias con el único objetivo de reforzar su capital”. El presidente de Adicae, Manuel Pardos, calificó de “engaño masivo” la colocación de acciones de los grupos de cajas fusionadas para convertirse en bancos, porque se centró en clientes y depositantes especializados, desconocedores de este tipo de mercados y a los que se convenció recurriendo a “información tendenciosa y engañosa y con políticas comerciales muy agresivas”. Estimó que unos dos millones de familias tienen su dinero atrapado en las acciones de estos tres grupos, que han perdido buena parte de su valor bursátil desde que empezaron a cotizar.

¿Y la canción?

“Boy With A Coin”, un temazo encuadrable en uno de mis palos predilectos, el folk-pop; en este caso, se trata del norteamericano Iron and Wine en su disco The Shepherd’s Dog, publicado en 2007. La estructura e identidad estilística de la canción es folkie, y el sonido muy lo-fi (en plan casi doméstico, vamos), pero los arreglos y la instrumentación del disco que la contiene ya superan esos vallados y nos trasladan a una experimentación que bebe del rock, el pop, la psicodelia, lo étnico, en fin, una rareza y una gozada.

Y para que comprobéis cuánto de folkie y de extraordinario artista es el amigo Sam Bean, que así se llama en la vida corriente, os dejo con este video en directo, de canciones pertenecientes su último y fantástico disco, Kiss Each Other Clean, del año pasado. Es un tubito largo, pero carece de un solo segundo de desperdicio. Tómate tu tiempo y sabrás lo que es bueno.

¿Más impuestos a la comida basura?

(perplejos y decepcionados por el papelón protagonizado estas últimas semanas por Banco de España, Gobierno actual, oposición cuando fue gobierno y, por supuesto, los responsables directos de la entidad, seguimos asistiendo al culebrón Bankia. Y nos preguntamos cómo se ha dejado agravar la enfermedad -me temo que no solo ha sido la contaminación del ladrillo- hasta el punto de llegar a la tesitura de operación a vida o muerte que supone la intervención por el Estado; y cómo puede justificarse que se haya hecho tan tarde, con ese coste tan desmesurado para el erario público, con esa imagen tan lamentable trasmitida a los mercados y al mundo en general en este dramático momento de la economía española y con tantos ciudadanos inocentes perjudicados; y es que no puedo dejar de pensar en los miles de accionistas que acudieron confiados a la salida a Bolsa de la nueva empresa hace aún pocos meses. ¿Se exigirán responsabilidades a los dirigentes -económicos y políticos- que han consentido la quiebra de una entidad que integraba, entre otras, a dos cajas de ahorros cruciales en el sistema financiero patrio como Caja Madrid y Bancaja? Todos echan balones fuera, el fracaso no tiene padres. Y mira que sería edificante que cada uno se hiciera cargo de su parte de responsabilidad en el desastre: aportaría un mínimo de esa confianza que está en niveles subterráneos desde hace demasiado tiempo. Y sin confianza no hay economía que crezca, ni tasa de desempleo que se reduzca).

(Euskadi, se ha comunicado hoy, entra oficialmente en recesión, ya que su economía ha decrecido –respecto del mismo periodo del año anterior- dos trimestres consecutivos. Es la segunda desde que se inició esta crisis que marcará los inicios del actual siglo: la primera recesión se fecha en el ya lejano 2007, lo que nos da una idea de lo mal que marchan los números, también para los vascos, estos últimos meses)

(he aquí, ¡albricias! -como se decía antes en los comics- una noticia positiva-: dos constructores han sido condenados por un Juzgado de lo Mercantil de Bilbao a indemnizar con 2,98 millones de euros a los propietarios de un edificio de viviendas de Barakaldo -un rascacielos de 22 plantas levantado hace siete años- por las graves deficiencias de que adolecen sus pisos. Los constructores denunciados por los vecinos propietarios deberán responder con su propio patrimonio, toda vez que la sociedad que construyó las viviendas está en concurso de acreedores y que el juez ha considerado que los constructores son responsables directos de la insolvencia de la empresa. Los vecinos han necesitado 5 años y acudir a varios juzgados para resolver la batalla legal, pero no han conseguido una indemnización suficiente para solucionar los problemas de sus pisos, que un perito tasó en 4,68 millones de euros).

Estamos programados para que nos guste comer, y de hecho es una de las pocas cosas que resulta agradable a todo el mundo, a pesar de lo redundante de la operación. Como seres inteligentes que somos, las acciones que repetimos cada día tendemos a mejorarlas e historiarlas un poco; nos lo pide el cuerpo. No otra cosa que este espíritu de hacer cada vez mejor lo que debemos hacer a menudo es el origen del desarrollo y el progreso económico y social, diría yo. De esta imperiosa necesidad de nutrirnos hemos hecho virtud y pacientemente, generación tras generación y siglo tras siglo, hemos ido convirtiendo este acto tan cotidiano y necesario en fuente no solo de satisfacción inmediata, sino también de entretenimiento y socialización definitoria de las costumbres, la economía y la cultura de cada etnia y zona del planeta. Algo tremendo. Si hemos llegado a calificar de arte al proceso de hacer comestibles, hermosos y digeribles los alimentos que ingerimos, reparen en hasta qué punto hemos sofisticado una acción tan prosaica como llenar la panza y proveernos de energía para seguir levantándonos cada mañana con ganas de hacer cosas.

Al igual que resulta placentero el trámite que procura la reproducción humana, el hecho de que comer sea una satisfacción (la única de ciertos días oscuros, sí) es un medio de garantizar la pervivencia de la especie. Ahora bien, ¿por qué, a pesar de tantos años de trabajo denonado con los productos, con sus preparaciones y con los platos, a pesar de haber convertido el quehacer culinario en carrera casi universitaria, lo que más nos gusta, por sabroso y apetecible, es casi siempre lo más calórico, salado, azucarado y rico en grasa; o sea, lo que más perjudica, a la larga, nuestra salud? ¿Para esto tanta evolución tecnológica? No niego que también se disfruta lo suyo dando cuenta de una imaginativa ensalada condimentada con originalidad y delicadeza, y un buen pescado fresco asado con esmero a la brasa. Pero este saludable menú, además de exigir entrenamiento gustativo y suponer un presupuesto poco coherente con los tiempos de crisis que padecemos, difícilmente nos deparará la satisfacción esencial de un chuletón con pimientos, una paella bien surtida de marisco y pollo, unas alubias con sus obscenos sacramentos o un plato de pasta con abundante nata y bacon. O, ya abandonando cualquier atisbo de mesura, pocas cosas resultan más tentadoras, cuando el hambre hace resonar el estómago, que una hamburguesa doble con queso y bacon, cebolla frita, mostaza y ketchup, acompañado todo de una gran caja de patatas fritas, un refresco dulzón o una cerveza y una copa de helado tamaño extra.

Sirva este prolijo preámbulo para situar el tema de esta semana, la comida rápida, o comida basura, que tantos aficionados lleva décadas cautivando, muy especialmente entre niños y jóvenes. Sabrosa al paladar y barata para el bolsillo. Dos cualidades que a nadie disgustan. Además, todo en los restaurantes fast-food es sencillo y rápido, por no requerir protocolo alguno no se necesita ni destreza con los cubiertos. Todo fácil y sin problemas.Y con dos vectores de refuerzo: las multimillonarias inversiones en campañas publicitarias que asocian esta comida a la juventud, la felicidad, la armonía familiar, la calidad nutricional, el sabor…; y por otro lado, la investigación de la industria alimentaria, dirigida a encontrar (o crear) las materias primas más sabrosas; y los aditivos, ingredientes y mezclas que más las realcen en sabor, aroma, textura y color; y las presentaciones más llamativas del producto, que hagan a estas comidas irresistibles; y vaya que lo logran: se discute, incluso, si son adictivas.

Científica y socialmente hay consenso. La obesidad y las enfermedades cardiovasculares (más en concreto, su mayor prevalencia) están directamente asociadas a las dietas demasiado calóricas, grasientas, saladas y azucaradas. Exactamente, y uno a uno, los atributos que definen la comida basura.

Tenemos encima de la mesa de debate social una interesante iniciativa, ya aplicada en algunos países y propuesta por cierto partido republicano catalán: gravar con impuestos especiales la comida basura, al modo en que se hace con el tabaco o las bebidas alcohólicas, y destinar ese dinero a la educación nutricional de la población y a fomentar el consumo de alimentos saludables. Tras reflexionar sobre la conveniencia de este impuesto específico para la comida basura durante unos días, se me ocurre esto:

Argumentos a favor de subir los impuestos a la comida basura:

Es una batalla más en la guerra -estratégica y de gran relevancia sanitaria-, que libran médicos, autoridades sanitarias y consumidores contra la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, vinculados tanto al consumo frecuente de comida rápida y procesada como al abandono de la dieta equilibrada, que tiene una adecuada aportación de vitamina, minerales y fibra, de lo que carece la comida rápida.

– Es un modo de conseguir que las multinacionales de comida rápida paguen y se hagan responsables de las repercusiones que sus productos y campañas publicitarias logran: el empeoramiento de los hábitos alimentarios, y por ende, de la salud de la población.

– Si la comida basura sube de precio, es más que probable que se reduzca su consumo. El encarecimiento del tabaco se ha demostrado una eficaz medida para que se fume menos.

– Si la comida basura aumenta los gastos sanitarios al favorecer la obesidad y las enfermedades a ella asociadas, es justo y razonable que aporte al sistema parte de esos gastos extra que genera

– El dinero que suponen esos impuestos especiales se puede destinar a campañas de educación nutricional, y a subvencionar alimentos saludables. Una compensación justa, vamos.

Los poderes públicos defienden y se comprometen con la salud de la gente, por lo que fomentan la dieta saludable, y penalizan la dieta -y el consumo de productos- que conduce a la enfermedad.

– Es un modo de alertar a la población de que el consumo frecuente de comida basura conduce a la obesidad y a las enfermedades cardiovasculares

– Subir los impuestos a la comida rápida e informar más sobre su contenido en calorías ayudar a limitar su consumo; es la conclusión de un estudio reciente de la Universidad de Maastricht.

– Médicos británicos de todas las especialidades han criticado duramente hace pocas semanas que su Gobierno “deja la responsabilidad en la industria para que voluntariamente rebaje las calorías, el tamaño de las porciones y asesore a los consumidores sobre la manera de comer saludablemente”. Y piden que no se permita que marcas como McDonalds y Coca-Cola patrocinen acontecimientos deportivos como los Juegos Olímpicos ni que famosos publiciten comida insana para niños.

Argumentos en contra de subir los impuestos a la comida basura:

No será eficaz, no logrará que se reduzca el consumo de comida basura ni que se reeduque a la población en materia de nutrición y dietética. No es tan sencillo cambiar los comportamientos de la gente, que por algo decide lo que decide en cada acto de consumo.

Subirá el precio de una comida popular y económica, y en tiempo de crisis, con muchas familias sin apenas recursos ni siquiera para la alimentación, eso es un error y una injusticia. Lo insano es el consumo excesivo, pagarían todos por la desmesura de unos pocos. Además, los de fast food son los restaurantes más baratos. ¿A dónde iremos, si se encarecen significativamente los menús de estos locales, cuando no tenemos dinero y necesitamos o nos apetece comer fuera de casa?

– Puede propiciar que la industria reduzca la calidad de sus materias primas y/o de otros elementos de la cadena de producción (servicio, seguridad alimentaria, condiciones de trabajo de los empleados, responsabilidad social)

– Es un exceso intervencionista del Estado, y una manera disimulada de subir los impuestos. Total, para que nada cambie…

– Es injusto con la industria alimentaria de comida rápida y procesada, que paga sus impuestos y, además, está sujeta a limitaciones específicas en materia de promoción, información, composición de los platos, etc.

Los ciudadanos son suficientemente maduros como para tomar las decisiones que más les convienen. Más aún, en un tema como el de la alimentación, en el que la información es abundante y está disponible (ese Internet) para quien desee hacerse con ella.

– Es desviar la atención y un ejercicio de hipocresía, ya que la responsabilidad de que niños y jóvenes se alimenten correctamente es de padres y educadores, del sector médico y sanitario, de los poderes públicos y en última instancia, del conjunto de la sociedad; y no de las multinacionales de la comida rápida y de la publicidad que estas hacen.

– La industria alimentaria tiene que cumplir la ley y ofrecer estándares satisfactorios y conforme a norma de calidad de producto y servicio, y de seguridad alimentaria. Y con eso debe ser suficiente; el resto es cosa del mercado libre y de la soberana decisión del consumidor.

Pues apuntados quedan los pros y contras de esta posible medida. Seguro que queda alguno por apuntar, ¿quién se anima?

Vamos ya con la música.

El Primavera Sound es un festival incomparable en calidad y cantidad a cualquier otro evento de música popular (pop, folk, rock, electrónica…, se entiende) que se celebre en España. A finales de mayo, dentro un par de semanas, congregará en Barcelona a miles de aficionados a la mejor música del momento, con indisimulada querencia a los sonidos (norte) americanos y a lo que se conoce como música independiente; traduzco: la ajena al paripé de los grandes sellos discográficos, el gran mercado, las canciones predigeridas y las emisoras de radiofórmula. Este 2012 será el primero que el Primavera no me contará entre sus asistentes, y eso que lleva ya una docena de ediciones. En cada una, de los en torno a 130 programados, hay una treintena de conciertos ineludibles para quienes perdemos buena parte de nuestro tiempo de ocio siguiendo la actualidad musical. Y de ese ramillete de shows seleccionados con deleite durante las semanas previas al acontecimiento, siempre hay un concierto particularmente ansiado, ese que no piensas perderte por nada del mundo. Esta vez, hubiera sido la actuación de Jeff Mangum, alma mater de Neutral Milk Hotel, la efímera banda de indie-rock de Lousiana (EEUU) a la que nadie ha visto por aquí en directo y que creó en 1998 un disco de culto que llevamos años escuchando y que fue el segundo y último de su carrera. Se titula “In the Aeroplane Over the Sea” y esta es la canción que da título al disco.

la última aberración en dietas adelgazantes

Hoy os sugiero dos lecturas:
un original y oportuno comparativo de Eroski Consumer que analiza cuatro videoclubs on line (Filmin es la plataforma más completa; Youzee destaca por su sencillez de uso) para ver películas en nuestro ordenador, y una investigación de OCU que denuncia la mala calidad de la información que prestan los SAT –servicios de atención al cliente- de las compañías de gas y electricidad que operan en nuestro país.

Fue ayer noticia que un doctor, cuyo nombre no citaré por no darle una publicidad que en absoluto merece, está logrando cierto éxito en Miami (EEUU) con una dieta que promete eliminar diez kilos en otros tantos días y cuyo método es el siguiente: mediante una sonda gasonástrica -de las que se usan en los hospitales con los enfermos que no pueden ingerir alimentos por vía bucal- se suministra al cliente una solución de aminoácidos, vitaminas y minerales que le aporta unas 800 calorías/día. Antes, por supuesto, hay que introducir en el organismo del cliente un tubo nasogástrico que ha de llevar encima 24 horas al día durante la semana y media que dura el tratamiento. El mecanismo de adelgazamiento es sencillo, se trata de una propuesta radicalmente hipocalórica; pensemos en que la media de nuestra ingesta puede representar un aporte energético de entre 2.200 y 2.600 calorías diarias. La ventaja es que no hay que hacer nada, incluso puede seguirse sin salir de casa, y parece que no se pasa hambre. Hablemos ya en serio. El director del Centro de Investigación Preventiva de la Universidad de Yale, de nombre David Katz, haciendo alarde de sensatez, sin dejar pasar el tiempo ha denunciado que este nuevo método de adelgazamiento viola la ética profesional y supone un peligro para el hígado, los riñones y la estructura ósea de quien lo siga. Además, añade que “transforma un tratamiento médico en una indulgencia fácil a la vanidad impulsada por el capricho de adelgazar unos kilos”. El dr. Katz,sin renunciar a la ironía, ridiculiza esta nueva insensatez dietética diciendo que “básicamente apoya la idea de que cualquier medio es bueno para perder peso. Siendo así, ¿por qué no diez días prenupciales a base de cocaína? Funcionará tan bien o mejor, y al menos será más divertido que una sonda nasogástrica”. Tampoco es ociosa esta reflexión que hace sobre el nuevo método: “abre un nuevo mundo de ideas sorprendentemente malas, como ayudar a perder peso recomendando el vómito forzado, aplicando quimioterapia a alguien sano para provocarle vómitos, anestesiándole o induciéndole a un estado de coma”. Suenan un poco a boutade, pero no lo son tanto. Porque el nicho de mercado en el que ha triunfado este método es el de personas particularmente ilusionadas en perder peso en muy poco tiempo: novias a punto de casarse a las que les sobran kilos y redondeces y les faltan centímetros en el precioso traje encargado para la boda. Una vez más, el mercado ofreciéndose, con propuestas caras (1.500 euros sale la broma) y poco saludables -a pesar de su apariencia médico/científica-, dispuesto a solucionar problemas que está perfectamente en nuestra mano resolver. Por no decir que, en última instancia son el propio marketing y cierta industria alimentaria quienes contribuyen a crear ese problema, el sobrepeso, incitándonos a alimentarnos mal, a deshora y en exceso.

Entiendo a las personas que caen en estas burdas trampas, y es que pocas cosas resultan más tentadoras que la posibilidad de resolver grandes marrones (los kilos de más, en el caso que nos ocupa) rápidamente y sin apenas esfuerzo. La ilusión mueve montañas, pero también puede nublarnos la razón. Lo prometo: pocas debilidades humanas me resultan ajenas. Lo que no me impide estar convencido de que en materia de dietética deberíamos reflexionar un poco y asumir, de una vez por todas, la verdad verdadera: el mejor y más duradero modo de adelgazar es una dieta saludable y equilibrada, adecuada a nuestro organismo y a nuestros hábitos de vida. No hay milagros, no hay soluciones mágicas. Lo que hay es gastar dinero a lo tonto e, incluso, poner en riesgo nuestra salud. Fundamentalmente, la salud física, pero también la mental, porque nuestro equilibrio psicológico sufrirá si vamos cayendo (y me consta que a mucha gente le pasa) en estas dietas y soluciones milagro, una detrás de otra, porque ninguna es útil, para lograr un objetivo que, previa imprescindible concienciación, no es tan difícil de conseguir, salvo en casos excepcionales, y me refiero –lo dicen los especialistas en obesidad- a no más del 5% de las personas con sobrepeso, que requieren soluciones más complejas.

En general, funciona muy bien esta combinación: comer menos cantidad en cada comida, alimentarnos con un poco más de conocimiento (merece la pena instruirse y leer un poco sobre nutrición) y conciencia, y hacer ejercicio todos los días. Las dos primeras medidas cuesta aplicarlas, porque comer sigue siendo un trámite agradable y además funciona como mecanismo cotidiano para combatir uno de nuestros grandes enemigos vitales: la ansiedad. Y la tercera, quemar calorías mediante la práctica frecuente de ejercicio físico también cuesta lo suyo ponerla en marcha, pero…
nadie dijo que adelgazar fuera fácil. Lo que sí aseguramos es que hacerlo de manera inadecuada no nos lleva a ningún sitio: sale caro, no funciona más allá de unas pocas semanas y puede perjudicar nuestra salud. Comer menos es más barato que comer mucho: al menos, tiene una ventaja directa en plena crisis económica, eso no me lo discutirá nadie.

Hablando ya de música

, el veraniego festival BBK Live, a celebrar en Bilbao a mediados de julio, ha confirmado que a su próxima edición acudirá James Murphy, artista norteamericano a quien conocimos hace no tantos años como emergente dj underground que tiraba de sonidos electrónicos enrevesados, sincopados y lúdicos; posteriormente lo vimos al frente de su celebrado proyecto de LCD Soundsystem (¿etiquetas?: dance, funk, punk, pop, de todo) y ahora, de nuevo boga en solitario. Baile y diversión con ritmos inteligentes y querencia vanguardista. Lo veremos pinchando en Bilbao en una sesión que puede sentar precedente, en el que diría que es el mejor cartel de los confeccionados por el BBK Live en sus siete ediciones, con dos nombres que quitan el hipo: Radiohead, la mejor banda rock de las últimas décadas, y The Cure, símbolo de los oscuros años 80 cuyos fantásticos singles siguen sonando perfectamente actuales. Os dejo con una canción de LCD Soundsystem, Daft Punk is playing at my house que anima a un muerto. Además, en directo. Disfrútese a alto volumen y con manos y piernas libres.Se quema calorías, sí.

Peligros inminentes, soluciones a medio plazo

Menudo Martes de Pascua llevamos. Seguimos, y cada hora que pasa más, sumidos en una situación límite: la Administración central adopta duras medidas de ajuste/recorte del gasto público diseñadas para el medio y largo plazo (lo último: 10.000 millones de euros de ahorro suplementario en materias tan sensibles como sanidad y educación, recorte anunciado ayer por el Gobierno) pero quien debe interpretarlas –positivamente, se quisiera-, los mercados financieros que prestan dinero al Estado, actúan pensando en el ahora mismo, no se creen que las medidas se vayan a aplicar en toda su extensión y, por supuesto, carecen de ética o preocupación social alguna, sólo buscan un beneficio, a poder ser rápido y sin excesivo riesgo. Y es que somos un chollo como país: a las cinco de la tarde, la prima de riesgo está ya por encima de 430 puntos, y el IBEX baja más del 2%, una auténtica ruina para nosotros, una mina para los inversores. Apenas nos sostenemos en pie sobre un terreno imprevisible y abonado para especuladores sin escrúpulos; vivimos meses, mejor dicho, años nefastos para el común de los ciudadanos. ¡No hay tiempo, el cambio ha de ser inmediato¡, pero hete aquí que el país necesita tiempo para recuperarse un poco de enfermedad tan grave y poder generar confianza para que, una vez reducido el déficit público al menos hasta niveles viables, pueda crecer un poco la economía y recuperar la capacidad de crear riqueza y empleo. Pero es que la banca dice que no es que no quiera dar crédito, sino que escasea la petición de préstamo solvente, el que aporta suficientes garantías de devolución. Ya, esto me suena. A lo que íbamos: el miedo a ser intervenidos como antes lo fueron Grecia o Irlanda atenaza a los dirigentes políticos y pone a temblar a cualquier persona que siga siquiera superficialmente la actualidad. ¿Qué hacer? Quién lo sabe; se me ocurre alguna sugerencia a los líderes políticos del país, pero esto es solo un blog de consumo y vida cotidiana, o sea que zapatero a tus zapatos.

En época de crisis, los consejos para ahorrar o eludir gastos evitables siempre son bienvenidos. Os sugiero que leáis, aquí un informe de Antonio Delgado para Eroski Consumer sobre aplicaciones para realizar llamadas gratuitas entre teléfonos móviles (no solo Viber, hay otras).

Volviendo al planteamiento del anterior post, os traslado algunas noticias interesantes, con breves comentarios míos.

El pueblo tarraconense de Rasquera decide hoy si cede a una asociación cannábica tierras municipales para cultivar marihuana, a cambio de 1,3 millones de euros en dos años.Es un dinero muy atractivo para unas arcas públicas, las de este pueblo, a buen seguro exhaustas y necesitadas de suministro urgente, pero cabe preguntarse si un ayuntamiento puede destinar terrenos públicos a este uso tan inhabitual y controvertido. Hay productos y hábitos que no conviene trivializar, menos aún desde instancias públicas, esa es mi reflexión.

El periodista Frank Bruni, hasta hace pocos meses cronista culinario de The New York Times, abandona su trabajo tras desvelar que padece gota, resultado de cinco años de gozoso trabajo describiendo la comida y el servicio de los mejores restaurantes del país. La buena noticia es que tras modificar su dieta diaria cambiando carnes y mariscos suculentos, sabrosas salsas y los más afamados vinos por cereales integrales, verduras y saludables vasos de agua, el periodista ha comprobado que los fuertes dolores causados por la gota remitían más pronto que rápido. Dice ahora estar convencido de que sustituir unos por otros productos no siempre tiene que ser desagradable. Seguro que echa de menos los banquetes, pero pocas cosas hay más gratificantes que mejorar súbitamente nuestro estado de salud. La salud es lo primero, sin duda, y podemos disfrutar comiendo sin dañarla demasiado, seguro que sí.

El aeropuerto de Loiu-Bilbao ha transportado un 12% menos de viajeros el día clave de esta Semana Santa (ayer, lunes de Pascua) que la del año anterior. Veo dos causas: la crisis, que crece y confirma que ha venido para quedarse, y los éxitos europeos del Athletic que obligaron a muchos aficionados a destinar el gasto de vacaciones a los traslados a Manchester y a la ciudad minera alemana del Shalke 04. Si gastas de más aquí, tienes que quitarlo de allí; está claro.

El Tribunal Supremo, basándose en informes periciales que analizaron en laboratorio el producto, condena a la empresa que produce el Ceregumil (concebido en 1907 por un farmacéutico) y ordena que se prohíba su venta como complemento dietético, ya que carece de propiedades terapeúticas ni produce beneficios a ningún colectivo concreto de personas. Lo he dicho muchas veces: productos milagro, stop, así de rotundo. No es desconfianza; es sensatez, y el resultado de la experiencia de muchso años, creedme.

A la banca española le sobran 41.400 empleados, un 16% del total y una de cada tres oficinas, lo dice un estudio del Instituto de Estudios Bursátiles. No nos coge de nuevas que nuestro país era el de mayor número de oficinas por habitante del mundo (en enero había unas 41.000 oficinas bancarias); lo que ignorábamos era que el exceso llegara a este nivel, más aún sabiendo que -por efecto de la crisis y también debido al auge de la banca online- la banca llevaba años reduciendo su sobredimensionada red de oficinas. La duda que me surge, aunque me dura poco, es con qué dinero van a hacer esta reconversión. Porque no creo que, con la casi nula demanda inmobiliaria de nuestras ciudades, se pongan a malvender esos miles de oficinas que les sobran. Si no lo hacen con los pisos embargados… De momento, como era de esperar, parte de la factura de la crisis financiera, de sus errores empresariales la vamos pagando, qué remedio nos queda, los usuarios. Al dato: la banca ha subido en el último año una barbaridad las comisiones por uso de tarjetas de crédito (9% de media, han pasado de 18 a 20 euros) y débito (11,6%, de 34 a 37,5 euros) en los últimos doce meses (marzo 2011-marzo 2012), según informe oficial del Banco de España. Además, también ha encarecido (un 4,11% de media) la disposición de dinero a débito en una sucursal de otra red (más de un 4% de media). Y asimismo han subido, hasta un 22%, las comisiones semestrales por mantenimiento de cuentas corrientes y de ahorro. Y también lo han hecho las comisiones de estudio, apertura, cancelación y subrogación de todo tipo de préstamos. Ningún otro sector se puede permitir estas alegres subidas de precios, hasta tal punto la banca nos tiene atrapados. Si no, ¿cómo, en plena crisis económica, pueden aceptarse subidas tan onerosas de los servicios bancarios? No es que las aceptemos, lo que ocurre es que no tenemos otra opción: o bien estamos atados a nuestra entidad (por la nómina, por los créditos, por…) o las subidas son generalizadas en el sector; o ambas cosas, claro.

Los pilotos de Iberia echan el resto y dan órdago a la empresa (otra huelga, en traducción rápida), para evitar que se consume la creación de Iberia Express, una línea filial lowcost para rutas de medio y corto radio. Solo en un día, el de ayer, impidieron la salida de 155 vuelos, el 40% de los previstos, y, según dicen es nada más que el comienzo). Recordemos que el pasado diciembre, los pilotos de Iberia realizaron 12 días de huelga. El reembolso a los clientes que contrataron estos vuelos cancelados, está garantizado. Según FACUA, los afectados no deben conformarse con la devolución del importe del billete si se cancela el viaje en lugar de modificar la fecha del vuelo, puesto que pueden exigir indemnizaciones por los daños que el cambio les causó. La empresa ha llevado al Sepla a los tribunales (pide que se declare ilegal la huelga y reclama una indemnización por los años causados por una protesta que estima “abusiva”) y, a su vez, el Sepla valora demandar a Iberia porque la creación de la lowcost contraviene un convenio previo al respecto. Lo que está claro es que -una vez más en un servicio esencial- los usuarios ejercemos el rol de rehenes, de -mediante la huelga y sus repercusiones-resorte a activar para conseguir objetivos sindicales.

En los dos últimos años, el abandono escolar (jóvenes entre 18 y 24 años que dejan de estudiar sin terminar el bachillerato o la FP) ha pasado del 31% al 26%, la proporción más baja desde que se mide este indicador. Ya no hay sector de construcción ávido de mano de obra que tiente a los adolescentes a dejar de estudiar con lo que empollar sigue siendo -si no la mejor-, casi la única opción. Está bien, he aquí un efecto positivo de la crisis, que sintomáticamente coincide con una coyuntura de recortes en la educación. No hay felicidad completa.

Un juzgado de Pamplona ha condenado al Gobierno foral a indemnizar, con el 50% de los daños, a un ciclista por una caída producida a mediados de marzo de 2009 tras chocar contra otro ciclista que se había ido al suelo al introducir la rueda delantera en una grieta del pavimento, en la carretera NA-411, en el término de Ostiz. El magistrado considera que se produjo una concurrencia de culpas: de la Administración por el mal estado de conservación de la vía y del propio ciclista por no respetar la distancia de seguridad, motivo por el cual sólo condena al Gobierno foral a indemnizar por la mitad de los daños causados. El ciclista recurrente “se encontró repentinamente con otro ciclista que había caído al suelo al introducir la rueda delantera de su bicicleta en una grieta del pavimento“. “No pudo esquivarlo, por lo que lo alcanzó, cayendo al suelo”, explica la sentencia. Una sentencia que deja sentada la responsabilidad de la Administración en algunos accidentes, y, por extensión, la conveniencia de denunciarlos ante la justicia si sospechamos que se deben al inadecuado mantenimiento de infraestructuras públicas, en este caso, viarias.

Termino con una información recogida en la web de OCU y que puede ayudarnos a reducir a casi la mitad el gasto en carburante para nuestro coche. Son siete pautas a seguir y un consejo final sobre la compra de combustible: 1) nunca superes los 120 km/hora; 2) no apures las marchas, cambia lo antes posible (de marcha inferior a superior, de segunda a tercera, de tercera a cuarta…), mantén el motor a bajas revoluciones y evita los acelerones bruscos; 3) apaga el motor en los atascos y paradas de más de un minuto; 4) mantén la presión adecuada en los neumáticos: presión más baja equivale a más consumo; 5) evita frenazos innecesarios, reduce siempre la marcha con tiempo y mantén la distancia de seguridad con el resto de coches, 6) limita el uso del aire acondicionado a cuando realmente resulte necesario, 7) no transportes en el coche objetos pesados que no necesites. Y, por último, localiza la gasolinera más barata de tu entorno, reposta siempre que puedas en ella y,esto lo digo yo, si te queda lejos de tus rutas habituales, llena el depósito porque, si no, te dará pereza ir hasta allí a poner 20 ó 30 euros de carburante.

La música de despedida

la va a protagonizar hoy una joven promesa que, originaria de Portland (Oregon), a pesar de seguir siendo tenido por tal, dejó de ser lo uno y lo otro hace ya tiempo, erigiéndose en uno de los más consolidados representantes de la música de autor con raíces folk y blues de estos últimos años. Con todos vosotros, M. Ward, os dejo con The First Time I Ran Hawai, una canción de su esperado nuevo disco.