Yihad revolucionaria

Sus asistentes le llevan en volandas entre la multitud. El doctor Abdelhadi va cubierto con una túnica blanca y como todos los días se ha acercado a la plaza Tahrir para transmitir al pueblo la necesidad de “seguir resistiendo. Cada día que pasa debilitamos un poco más al presidente”. Tiene ocho años menos que Mubarak, pero su rostro parece mucho mayor. La apariencia contrasta, sin embargo, con la energía de un discurso que se eleva por encima de megafonías y silencia a todos los que están cerca. “Esto es una yihad. El Profeta nos enseñó que hay que enfrentarse al tirano y aunque lo estemos haciendo de forma pacífica, por supuesto que es la obligación de todo musulmán echarse a la calle y combatir por medio de la protesta”.

Yihad “sin matar a nadie”, matiza este experto en historia islámica vinculado a la oposición al régimen y que ha pasado largos años en Arabia Saudí. Desde hace quince reside en El Cairo y forma parte de la cúpula de la universidad Al Azhar, la que está considerada más antigua universidad del mundo con funcionamiento ininterrumpido. Su mensaje de paz contrasta con el llegado desde Irak con el último comunicado del Estado Islámico, brazo de Al Qaeda en suelo iraquí, llamando a la yihad en Egipto y advirtiendo que “la puerta está abierta para los mártires”. El apoyo de este grupo radical no beneficia a los intereses de unos manifestantes que ayer volvieron a colapsar el centro de la capital. Las concesiones del régimen no contentan a nadie y pese al férreo control de los medios oficiales que hablan de acuerdos y planes para la transición, la lucha en la calle sigue viva.

Es hora de partir. El doctor Abdelhadi se pone sus gafas y deja que sus asistentes se abran paso entre la masa. La gente le reconoce al pasar y quiere tocar al sheikh, saludarle y darle las gracias por su participación en las protestas. Como el resto de religiosos de Al Azhar cada día visita esta plaza y piensa que “no hay prisa para volver a las aulas porque en estos momentos todo estudiante con dignidad debe estar en Tahrir”. Un anuncio que poco tiene que ver con las intenciones del régimen de reabrir escuelas y universidades el domingo.

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