Archivo del Autor: Oscar Epelde

La carta de un transit-camp de Kivu sur

Todavía se me hace difícil contar la historia de estos refugiados ruandeses en la RDC sin tomar postura en el conflicto. La versión que da de su historia el otro concreto que aún encontramos en este campo de tránsito es para el gobierno de Kigali “literatura que ya ha sido extirpada de la realidad”. El gobierno de Ruanda propone que no es ya la etnia sino la habilidad de los individuos lo que ordena la sociedad, y justifica los persecuciones judiciales y políticas de la fiscalía general de la república en la necesidad de exigir la democracia y proteger el futuro de la nación. En las narrativas de los “New Times”, si se vieron obligados a bombardear los campos de refugiados del este de la RDC es porque en ellos se organizaban cuadros militares EX-FAR e Interahamwes que eran responsables de la inestabilidad de aquellos años después del genocidio y si en el 97, con la ayuda del Acnur, repatriaron a los refugiados de forma voluntaria e involuntaria, lo hicieron para salvar sus vidas y evitar que se convirtieran en rehenes de las “fuerzas genocidas”. Pero miles, quién sabe, decenas de miles de refugiados no fueron repatriados y muchos de los que lo fueron acabaron volviendo a la jungla congolesa, porque una vez perdido el estatuto de refugiado no les quedaría otro lugar donde vivir. En la guerra del 98 se aliaron con el ejército de la RDC para luchar con Laurent Desiré Kabila contra contra el ejército ruandés y sus aliados internacionales. Al mismo tiempo fueron la razón para éstos, o tal vez mejor la excusa, para justificar la invasión de “Eastern Congo”. No podemos olvidar que al mismo tiempo explotaron sus riquezas naturales “ilegalmente”.
La voces que dan voz a este documental forman parte de esa nube de refugiados ruandeses que desde 1994 permanecen en la RDC. Reflexionan todavía como lo hacían antes, en la época en la que el Frente Patriótico Ruandés inició la guerra de 1990-94. ¡Ha llovido tanto desde entonces! Los ruandeses ahora conocen a Kagame y al FPR. En las elecciones de agosto del año pasado, arrasaron. Sin embargo, si la enfermedad que padecen estas mujeres y hombres que hablan en el documental es por culpa de una representación paranoica de la realidad, pienso que la curación y la restauración de la justicia pasa por la mediación y la reconciliación, como dice Jorge de la Mota, el responsable del Acnur en Kivu Sur .

Costa de Marfil: es necesario el exterior para construir

El régimen de Laurent Gbagbo ha caído como un castillo de naipes. Blé Goudé continúa en paradero desconocido aunque hay muchos rumores de que ha sido detenido, también hay rumores de que se encuentra en un “lugar seguro”. Hoy los militares franceses ceden el control del aeropuerto Felix Houphouët-Boigny a los marfileños.

Yao N`Dré, el presidente del Consejo Constitucional, ¿ha jurado obediencia al presidente Ouattara? ¿Reconoce la prevaricación en aquella sentencia constitucional que dejó al país bloqueado tras las elecciones del 28 de Noviembre?

Laurent Gbagbo, detenido por las fuerzas de Alasane Ouattara.

La fidelidad a Gbagbo de la que se alardeaba en la opinión pública de Abidjan a finales de diciembre del año pasado no era mayoritaria. ¿Cabe pensar que muchos de quienes se declaraban partidarios de Gbagbo miraban más a su interés y conveniencia? Quienes ahora llaman a Gbagbo “carnicero de Africa” callaban entonces por miedo a las represalias de las fuerzas policiales y ciertamente la crispación alcanzó tales niveles que, como las mujeres de Abobo acabaron demostrando, había motivos para el terror. La operación militar apoyada por Francia y los gobiernos del resto del mundo, menos Angola y Uganda, han dejado a Gbagbo sólo (rodeado de los suyos). Además le han acusado de ser el mayor xenófobo de la historia de Africa, por haber amenazado la vida de los residentes de otros países de la CEDEAO como Burkina o Mali, sólo porque los gobiernos de sus países de origen habían reconocido la victoria electoral de Ouattara y no la suya. Todo estaba tan mal que las autoridades sospechaban sistemáticamente de los extranjeros, como el policía que me condujo a mi hotel para asegurarse de que no tenía armas escondidas en la habitación, el cual creía que los vendedores ambulantes de los semáforos eran soldados rebeldes disfrazados de indigentes que esperaban el inicio del ataque. En su cabeza no entraba admitir que la rebelión hubiera llegado a través de las urnas.

El jefe del estado mayor General Mangou todavía reconocía como presidente a Laurent Gbagbo, dada la sentencia del Consejo Constitucional. Los cambios de lealtad se han ido produciendo de forma espontánea durante la intensa campaña diplomática en favor de la validez de los resultados electorales certificados por la ONUCI. Los principales combates de artillería se produjeron en las inmediaciones de la radio-televisión RTI y el palacio presidencial de Cocody. Ocurrió tal y como dijo Patrick Achi, el ministro portavoz de Ouattara. Dijo que la intervención militar era necesaria pero que no provocaría una guerra. Guerra es seguro lo que nadie quiere en Costa de Marfil. Aún hay muchos misterios sin resolver, por ejemplo surgen cuando nos interrogamos hasta qué punto la dictadura de Gbagbo no se fue endureciendo por causa del golpe de estado y posterior rebelión del 2002 que dividió el territorio del país hasta la víspera post-electoral. O tal vez haya que entender la rebelión como consecuencia de la exclusión practicada en las elecciones del 2000 que dieron el poder a Gbagbo. En cualquier caso es seguro que pesa más la ilusión de despertar con un nuevo gobierno que abra el edén de Costa de Marfil al mundo exterior, después de un bloqueo que ha durado más de 10 años. Los ideólogos vienen asumiendo la interdependencia del mundo global y dicen cosas como “el exterior es necesario para poder construir”. El punto número uno de la agenda es la reconciliación, ¿tal vez hasta preceda a la justicia? Aunque el presidente ADO siga en su mansión cerca del hotel Golf dado que su predecesor le ha dejado el palacio presidencial casi en ruinas, instalado el gobierno, llama a los funcionarios a empezar a trabajar a partir del lunes.

…Desde el lunes todavía se han oído disparos en Youpougon. Los rebeldes que reclaman el poder legítimo, así como la prensa internacional, le llamamos ofensiva militar contra los últimas fuerzas pro-Gbagbo. Ouattara ha declarado a una agencia de información que aún hay mercenarios armados que no han entregado las armas y ha mencionado Youpougon como lugar en el que se han refugiado. Entiendo que es preciso explicar el punto de vista y la perspectiva de las conversaciones de Youpougon especialmente cuando el gobierno propone la ofensiva militar como la solución más sensata y razonable. De lo que se trataba en Youpogon era de defender la nación cuando se encontrara en peligro porque quisieran imponer desde el exterior un jefe de estado que represente los intereses de los dominadores. Escuche este corte del testimonio de Patrice, abanderado a L. Gbagbo, en la navidad del 2010. Tal vez habría reconocido este licenciado por la universidad de Cocody que estaba en guerra, pero era “una guerra de comunicación” habría apostillado, y no creo que fuera justo decir que es también un mercenario.

Paul Yao N`Dré el presidente del Consejo Constitucional ha reconocido que la victoria legítima corresponde al presidente Alassane Ouattara, haciendo click en link le veréis  estrechando la mano del nuevo presidente el día 21 de abril. No sabemos en qué posición coloca esta noticia los argumentos previos de quienes seguían reconociendo a Gbagbo como presidente. Creían éstos defender la ley, la soberanía, las libertades etc. de la Cote d’Ivoire y lo hacían todo en base a la sentencia del tribunal constitucional presidido por Yao N`Dré. El Comité Electoral Independiente o su presidente, después de vividos múltiples conflictos en el recuento de votos dio primero la victoria a Alassane Ouattara, pero después el Tribunal Constitucional de Yao N`Dré anuló votos en algunas circunscripciones electorales del norte de forma suficiente para dar la mayoría al ahora derrocado Laurent Gbagbo. Este habría sido conducido a una cárcel de Korhogo, aquí otra vez en link nos muestran la expresión de silencio con la que afrontaría en los tiempos venideros la defensa de su no-culpabilidad. Se ha publicado también un rumor según el cual una vez allí habría tratado de poner fin a su vida.

Antes de zanjar este resumen, quisiera aportar el testimonio de un profesor de literatura de la universidad de Cocody, llamado M. Koffi Kouakou. Nos concedió una entrevista por quiénes éramos y a pesar de que era un momento muy delicado, las navidades del 2011, y ho hizo además en un escenario muy sensible, la universidad de Abiyan de Cocody, uno de los principales bastiones del partido en el poder (que por aquel entonces controlaba el ejército y la RTI). El profesor se rebela porque la información que se libra de la crisis es información dirigida desde una toma de posición en el conflicto. Por contra propone la lectura neutra de un intelectual que ha presenciado los acontecimientos de los últimos 20 años desde la universidad de Abiyan. Siendo joven participó activamente en las manifestaciones estudiantiles de los 90 exigiendo el multipartidismo, aunque la perspectiva que ha alcanzado ahora le permite criticar la mentalidad que tenía entonces, el porqué y el cómo de lo que hacían y las consecuencias que tuvo. Tras la caída del muro de Berlín el gobierno de Francia obligó a sus ex-colonias africanas a instaurar el multipartidismo y así, apoyando ora a una facción ora a otra, contribuyó a desestabilizar la cohesión interna de los países para preservar su dominio en toda la región. Houphouët-Boigny no había aceptado la devaluación del franco CFA que exigía el gobierno francés a inicios de los 90 y rechazaba también el multipartidismo argumentando que los ciudadanos marfileños era todavía tan pobre que vendería sus votos a cambio de dinero. No faltaron agitadores y revolucionarios como Gbagbo, el cual salió de la misma universidad de Cocody y que buscó el exilió en Francia donde capitalizó los contactos necesarios para derrumbar la paz de Houphouët-Boigny y alcanzar el poder. El profesor Kouakou sintetiza su análisis afirmando que el conflicto que el país vive hoy (referido a diciembre del 2011) se explica por la lucha de ambiciones entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara; “ambos de conocen, son viejos amigos, se aliaron en la defensa del golpe de estado de Gueï Robert en 1999 y formaron gobierno juntos. Ya habían conformado anteriormente una coalición de partidos para lanzar un boicot activo contra las elecciones de Henri Konan Bédié (…) Después tras el golpe de estado se separaron porque ya no estaban de acuerdo, dado que lo que ambos querían era acaparar el poder”.

República Democrática del Congo, ¿caos controlado?

bukavu1

Aquí a Bukavu no llegan más que rumores del supuesto golpe de estado del pasado domingo. Porque a la versión oficial, después de tantos años de guerra, nadie le hace ni caso. De hecho es dudoso que ni siquiera los kinois presten atención a las explicaciones que se publican en los periódicos y en la televisión, y la verdad, tienen motivos de sobra para estar hartos de las intrigas de estado; muchos acaban pensando si acaso no tratan de distraerles, o peor, de aterrorizarles con golpes de efecto militares.

Al otro lado de la frontera, en Kigali, alguien lanza esporádicamente granadas contra los taxis matando gente inocente. La última vez fue ocurrió el pasado sábado en Nyamirambo. La versión del gobierno ruandés es que el responsable de los ataques es el FDLR e incluso han mostrado en la televisión única a una serie de individuos que confiesan haber perpetrado los ataques y que dicen ser del FDLR, pero entre tanto circulan otros rumores sobre la corrupción que hay en la base de esas declaraciones, y rumores que apuntan como responsable de los ataques a la propia autoridad militar de la República de Ruanda.

La riqueza mineral

Uno de los rumores que escuché ayer en Nyamirambo sobre lo que hay detrás del supuesto golpe de estado contra Joseph Kabila es que el aparato político ruandés no está de acuerdo con la voluntad expresada por el gobierno de Joseph Kabila de racionalizar la extracción, el comercio y la exportación de los minerales de Kivu y que por esa razón han tratado de eliminarlo. Lo que hace más dudosa está versión es el hecho de que el gobierno ruandés pueda no estar contento con el modo en que se adjudican las licencias o se sacan los minerales de Kivu.

Comptoir-dor-a-Bukavu

Viendo el lujo aislado de las mansiones de la frontera ruando-congolesa es bastante evidente que hay gente que en todo este caos organizado continúa haciéndose rica, y no sólo ruandeses, pensemos por ejemplo en Banro, una multinacional implicada en el pasado en la guerra contra Laurent Desiré Kabila, que ahora está siendo indemnizada y recompensada con licencias de extracción y exportación de oro. Hoy me decía un sacerdote de Bukavu que han desplazado poblados enteros en el territorio de Mwenga para que Banro tenga acceso libre al oro del subterritorio. Ah y se me olvida otro rumor según el cual en este mismo momento hay un avión nigeriano en el aeropuerto de Goma con 18 millones de dólares para comprar oro con la autorización del general Bosco Ntaganda, jefe del CNDP. ¿Habladurías? Un agente de OFIDA me ha confesado que el gobierno de Kinshasa acaba de levantar la suspensión de las actividades mineras de Kivu, una suspensión que durante 3 meses habría mantenido parados los caudales de los hombres de negocio y oficiales militares que se han apropiado de las colinas mineras o que controlan o tasan el comercio de los minerales. En realidad el CNDP ya no existe, los milicianos se “mezclaron” en el ejército regular de la RDC a través de los acuerdos acelerados entre John Numbi y James Kabarebe (a la vez que apartaron al general Laurent Nkunda del teatro de operaciones). Los militares del CNDP se integraron en las FARDC conservando los grados y la misma mentalidad que tenían antes. La cadena de mando del CNDP se ha transformado en un partido político que acaba de coligarse con la Alianza para la Mayoría Presidencial de Joseph Kabila (después de todos los muertos que se provocaron para deshacerse de él supuestamente).

De todas formas, si miramos a la base de la población y no a las estructuras militares como el CNDP que sirven no a la población sino a un puñado de intereses que tratan de imponer así sus políticas de gestión de recursos y manejo de la población, al servicio de formas de documentación y poder al servicio de los grandes poderes de occidente, observamos que la Alianza por la Mayoría Presidencial se enfrenta a grandes problemas este año de elecciones (en teoría en noviembre), porque Vital Karmerhe y Etiene Tshisekedi continúan manteniendo reuniones para ver si consiguen ponerse de acuerdo en sacar una candidatura unitaria como alternativa a los que hoy tienen el poder, y porque lo que venimos viendo en los últimos meses es que el Kivu, que votó en masa por Joseph Kabila en el 2006, ya no le apoya como antes. Presumiendo la buena fe del todavía joven presidente, sin hacer caso de las narrativas locales que le vinculan con el poder exterior, esto es, en el mejor de las casos, el sistema que constantemente reproduce el conflicto en el este, mantiene a Kabila rehén de una política permisiva, para conservar su poder y guardar el equilibrio de una paz injusta, frente a unos señores de la guerra que amenazan con llevar al este del Congo, otra vez, el caos.  Le ha pasado al pueblo un poco lo que a Vital Kamerhe que de escribir un libro sobre por qué eligió a Joseph Kabila ha pasado a explicar por qué ahora aspira a alcanzar el poder (tras ser forzado a abandonar su puesto de presidente de la Asamblea Nacional). La gente de Kivu ya no apoya en masa a Joseph Kabila porque la situación en que viven no ha mejorado pese a las promesas. Siguen sin construirse las infraestructuras económicas, las necesidades básicas siguen sin estar cubiertas y lo peor de todo, la inseguridad, continúan produciéndose desplazamientos pendulares de la población y el puro terror psico-social. Las ofensivas militares de las FARDC (Ex-CNDP) contra las supuestas fuerzas negativas no han dado otro fruto que el de dispersarlas, desmovilizarlas y removilizarlas otra vez, y convertirlas en más negativas todavía, porque viven de lo que saquean a la población.

Violaciones sexuales

Quienes más sufren todo este desastre son las mujeres porque son tratadas como ciudadanas de segunda categoría, no sólo por las costumbres locales y los hombres (militares o ex-militares) producto de la guerra, sino también, me dice una congolesa de la Marcha Mundial, por las agencias humanitarias internacionales, que parecen competir con las organizaciones de mujeres locales y con las propias mujeres y que en sus modos de saber convierten a las mujeres en beneficiarias de grandes proyectos, seleccionando y creando estructuras “operacionales” que compiten con las organizaciones de base (tratando de apoderarse de su lenguaje y ocultando las verdaderas razones de los proyectos gestionados con los fondos internacionales: conservar puestos de trabajo, gestión de capital etc).

Un dato que me ha dado Madame Adele, de la Marcha Mundial de las Mujeres: el año 2010 hubo 5.283 violaciones sexuales registradas en los distintos territorios de Kivu Sur. Habría que sumar todas las que no han sido registradas, y las sufridas por los hombres también (como durante la llamada operación jabón de un grupo armado burundés en Fizzi). Las mujeres que han sido violadas muchas veces prefieren guardar silencio, primero porque la mayoría de las veces no conocen a sus violadores y segundo porque las malas costumbres imponen a la mujer violada la obligación de sufrir en silencio, y por el estigma, el miedo al repudio o porque son tan pobres y tienen tan pocos recursos que no tienen esperanza de conseguir una respuesta que les proteja por parte del “sistema político-judicial”. Un puro dato: de esas 5.283 violaciones sexuales que se registraron en el 2010 en la provincia de Sur Kivu, sólo 10 casos llegaron a oídos del sistema judicial. Pero las cosas se están moviendo, las organizaciones locales de mujeres, pese a que son ignoradas por las grandes organizaciones internacionales, se están organizando en las colinas, no para mostrarse como víctimas, para seguir siendo estigmatizadas, marginadas y convertidas en grupos de últimas beneficiarias, sino para ayudarse entre ellas y reivindicar sus derechos políticos; para ser productoras, de dentro a fuera, de los modos de hacer de la realidad actual.


Uganda, el próximo paso

Yoweri Museveni, 25 años en el poder. (Foto: Barry Malone)

Yoweri Museveni, 25 años en el poder. (Foto: Barry Malone)

La Cooperación Inter-Partidos (IPC) ha denunciado que las elecciones de Uganda han sido un fraude masivo y ha puesto en cuestión el papel que han-hemos jugado los observadores internacionales que hemos asistido al evento. Los gobiernos occidentales han evitado ser fotografiados en la campaña del NRM (sabido que pese al discurso pro-democrático que le consagró en el poder a Museveni tras la tentativa de fraude electoral de Obote en 1986, pende contra él un sumario caliente de persecuciones contra la oposición y violaciones de derechos humanos que ponen en tela de juicio la línea correcta), pero han apoyado la reelección de Muzee y los observadores han cumplido el expediente dando el visto bueno al evento y disfrutando de una semana gastos pagados en Uganda con tratamiento de señor, hasta pequeños regalos que nos hicieran no darnos cuenta de lo que en el fondo piensan de nosotros.

Hay muchos negocios en juego en el lago Alberto, nadie quiso arriesgarse a perder su tajada, así que visitaron a Kizza Besigye, a Norbert Mao y a los demás candidatos de la oposición, les escucharon y les hicieron un guiño por si acaso. Fueron elecciones “desequilibradas”, los cargos tenían libre acceso a los fondos públicos y los vaciaron libremente para asegurar la reelección. La ministra de finanzas se lamentaba en el periódico East-African del desfalco que ha sufrido la vaca lechera. A la amenaza de la inflación viene a sumarse un momento en el que la oposición va a tener que organizarse socialmente para resistir contra el discurso que trata de gobernar el país.

La gente lista comenta en la pequeña pantalla el 70% de votos que ha logrado Museveni. Oí decir a Andrew Mwenda que en el contexto institucional ugandés la Comisión Electoral merece un 10 de puntuación, mientras los batallones militares se pasean por los barrios neutralizando toda ventura de revueltas en la imaginación. Tal vez los ugandeses creyeron que si Museveni no ganaba las elecciones volverían a la guerra y a la dictadura militar, o simplemente que no valía la pena ir a votar. Ahora si el régimen opta por continuar con la represión de los activistas de los derechos humanos, la voz de la resistencia será más y más penetrante y calará más profundo en las conciencias, nosotros no podemos sino confiar en la sensatez de las Ugandas pensando que cada vez sean ellos quienes decidan el próximo paso.