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Los soldados cobaya están de luto en Francia

Esta semana ha muerto Marcel, el soldado cobaya que os presenté hace unos meses. Ya no podrá seguir contando al mundo cómo Francia lo mandó a los ensayos nucleares sin ninguna protección. No le ha ganado la batalla al cáncer, y tampoco al gobierno francés, que todavía no reconoce haber usado a los soldados como cobayas en sus primeras pruebas nucleares en Argelia, allá por los años 60.

Marcel (arriba) con sus compañeros de filas (foto cedida).

Marcel (arriba) con sus compañeros de filas (foto cedida).

Marcel coleccionaba todos y cada uno de los artículos y vídeos que se hacían sobre él. También nos pidió el que emitimos en Teleberri. Yo creo que verse en los medios era para él como ver la huella que dejaba su lucha por la verdad. Supongo que entre sus amigos y familiares habrá quedado esa fuerza que Marcel tenía para pedir justicia. Goian bego.

La cobaya humana

MARCEL1

Instantánea

Este fin de semana he conocido a Marcel. Tiene 70 años, pero el cáncer se ha encargado de que aparente muchos más. Lleva ya 4 operaciones contra el cáncer, y según me dice, tiene amigos a los que han operado hasta 40 veces. Todos tuvieron la mala suerte de estar en el ejército en plena Guerra Fría. En los sesenta Francia empezaba sus primeros ensayos nucleares, y un informe secreto que acaba de ver la luz reconoce que usaron como cobayas a las tropas.MARCEL3

Por culpa del tráfico parisino hemos llegado tarde a la cita con Marcel. Lo hemos pillado en medio de la cena, pero a este veterano del ejército francés le da igual dejarlo todo para atender a los medios. Quiere contar su historia cuanto más alto y fuerte mejor. Y tiene historias asombrosas sobre aquellos meses que pasó en el desierto del Sáhara.

Antes de iniciar su misión le hablaron de lo peligrosos que eran los argelinos, pero con el tiempo Marcel ha visto que su peor enemigo lo tenía entre sus filas: su enemigo más traicionero eran las bombas atómicas que probaba su ejército.

 
Dice que llegó a ver las bombas a unos 5-10 kilómetros, sin ningún tipo de protección, tal y como lo ven en la foto: en pantalón corto y sandalias. Ahora él y sus descendientes pagan por ello. Marcel empezó a pensar sobre las posibles consecuencias de aquellas bombas, cuatro años después de estar en el ejercito. A él nunca le han hecho una prueba para ver la radiación que acumuló, y ahora que Francia prepara una ley con la que compensar a aquellos soldados cobaya, Marcel tampoco recibirá nada porque la lista de enfermedades que Francia considera posibles efectos de las bombas atómicas, es demasiado corta. París vuelve a abandonar a sus soldados.