Liu Xiaobo está encarcelado desde hace casi un año y cumple una condena de once años por cargos de subversión. Liu, de 54 años de edad, participó en las protestas de Tiananmen, el 4 de junio de 1989, y fue, hace dos años, coautor de la polémica carta 08, una declaración en la que intelectuales y académicos de toda China pedÃan profundas reformas democráticas en el paÃs. Acusado de haber publicado artÃculos crÃticos con el partido comunista, incitando a la subversión del poder del Estado, se le impuso a Liu, el dÃa de Navidad del año pasado, una de las penas más duras de entre las dictadas en China contra disidentes polÃticos en los últimos años.
Nominado repetidas veces para el Nobel de la Paz, la candidatura de Liu ha despertado desde el principio un gran recelo entre las autoridades chinas. El director del Instituto Nobel, Geir Lundestad, ha reconocido recientemente haber recibido presiones por parte de las autoridades chinas para que el galardón no recayera sobre Liu Xiaobo, Hu Jia o cualquiera de los activistas chinos nominados. Según Lundestad, en dichos contactos se le aseguró que las relaciones entre Noruega y China se verÃan dañadas, en tal caso. En público, el Gobierno chino ha declarado en las últimas semanas, a través de portavoces del ministerio de exteriores, que serÃa un error dar un galardón tan importante a un preso por subversión.
Con el fallo de hoy, con la concesión del premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, y a toda la disidencia china en su nombre, la academia noruega se reafirma en su independencia, al enfrentarse a las presiones del gigante chino. Un movimiento especialmente oportuno tras la polémica concesión del galardón, el año pasado, a Barack Obama, sólo nueve meses después de ser investido como presidente de los Estados Unidos.