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República Democrática del Congo, ¿caos controlado?

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Aquí a Bukavu no llegan más que rumores del supuesto golpe de estado del pasado domingo. Porque a la versión oficial, después de tantos años de guerra, nadie le hace ni caso. De hecho es dudoso que ni siquiera los kinois presten atención a las explicaciones que se publican en los periódicos y en la televisión, y la verdad, tienen motivos de sobra para estar hartos de las intrigas de estado; muchos acaban pensando si acaso no tratan de distraerles, o peor, de aterrorizarles con golpes de efecto militares.

Al otro lado de la frontera, en Kigali, alguien lanza esporádicamente granadas contra los taxis matando gente inocente. La última vez fue ocurrió el pasado sábado en Nyamirambo. La versión del gobierno ruandés es que el responsable de los ataques es el FDLR e incluso han mostrado en la televisión única a una serie de individuos que confiesan haber perpetrado los ataques y que dicen ser del FDLR, pero entre tanto circulan otros rumores sobre la corrupción que hay en la base de esas declaraciones, y rumores que apuntan como responsable de los ataques a la propia autoridad militar de la República de Ruanda.

La riqueza mineral

Uno de los rumores que escuché ayer en Nyamirambo sobre lo que hay detrás del supuesto golpe de estado contra Joseph Kabila es que el aparato político ruandés no está de acuerdo con la voluntad expresada por el gobierno de Joseph Kabila de racionalizar la extracción, el comercio y la exportación de los minerales de Kivu y que por esa razón han tratado de eliminarlo. Lo que hace más dudosa está versión es el hecho de que el gobierno ruandés pueda no estar contento con el modo en que se adjudican las licencias o se sacan los minerales de Kivu.

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Viendo el lujo aislado de las mansiones de la frontera ruando-congolesa es bastante evidente que hay gente que en todo este caos organizado continúa haciéndose rica, y no sólo ruandeses, pensemos por ejemplo en Banro, una multinacional implicada en el pasado en la guerra contra Laurent Desiré Kabila, que ahora está siendo indemnizada y recompensada con licencias de extracción y exportación de oro. Hoy me decía un sacerdote de Bukavu que han desplazado poblados enteros en el territorio de Mwenga para que Banro tenga acceso libre al oro del subterritorio. Ah y se me olvida otro rumor según el cual en este mismo momento hay un avión nigeriano en el aeropuerto de Goma con 18 millones de dólares para comprar oro con la autorización del general Bosco Ntaganda, jefe del CNDP. ¿Habladurías? Un agente de OFIDA me ha confesado que el gobierno de Kinshasa acaba de levantar la suspensión de las actividades mineras de Kivu, una suspensión que durante 3 meses habría mantenido parados los caudales de los hombres de negocio y oficiales militares que se han apropiado de las colinas mineras o que controlan o tasan el comercio de los minerales. En realidad el CNDP ya no existe, los milicianos se “mezclaron” en el ejército regular de la RDC a través de los acuerdos acelerados entre John Numbi y James Kabarebe (a la vez que apartaron al general Laurent Nkunda del teatro de operaciones). Los militares del CNDP se integraron en las FARDC conservando los grados y la misma mentalidad que tenían antes. La cadena de mando del CNDP se ha transformado en un partido político que acaba de coligarse con la Alianza para la Mayoría Presidencial de Joseph Kabila (después de todos los muertos que se provocaron para deshacerse de él supuestamente).

De todas formas, si miramos a la base de la población y no a las estructuras militares como el CNDP que sirven no a la población sino a un puñado de intereses que tratan de imponer así sus políticas de gestión de recursos y manejo de la población, al servicio de formas de documentación y poder al servicio de los grandes poderes de occidente, observamos que la Alianza por la Mayoría Presidencial se enfrenta a grandes problemas este año de elecciones (en teoría en noviembre), porque Vital Karmerhe y Etiene Tshisekedi continúan manteniendo reuniones para ver si consiguen ponerse de acuerdo en sacar una candidatura unitaria como alternativa a los que hoy tienen el poder, y porque lo que venimos viendo en los últimos meses es que el Kivu, que votó en masa por Joseph Kabila en el 2006, ya no le apoya como antes. Presumiendo la buena fe del todavía joven presidente, sin hacer caso de las narrativas locales que le vinculan con el poder exterior, esto es, en el mejor de las casos, el sistema que constantemente reproduce el conflicto en el este, mantiene a Kabila rehén de una política permisiva, para conservar su poder y guardar el equilibrio de una paz injusta, frente a unos señores de la guerra que amenazan con llevar al este del Congo, otra vez, el caos.  Le ha pasado al pueblo un poco lo que a Vital Kamerhe que de escribir un libro sobre por qué eligió a Joseph Kabila ha pasado a explicar por qué ahora aspira a alcanzar el poder (tras ser forzado a abandonar su puesto de presidente de la Asamblea Nacional). La gente de Kivu ya no apoya en masa a Joseph Kabila porque la situación en que viven no ha mejorado pese a las promesas. Siguen sin construirse las infraestructuras económicas, las necesidades básicas siguen sin estar cubiertas y lo peor de todo, la inseguridad, continúan produciéndose desplazamientos pendulares de la población y el puro terror psico-social. Las ofensivas militares de las FARDC (Ex-CNDP) contra las supuestas fuerzas negativas no han dado otro fruto que el de dispersarlas, desmovilizarlas y removilizarlas otra vez, y convertirlas en más negativas todavía, porque viven de lo que saquean a la población.

Violaciones sexuales

Quienes más sufren todo este desastre son las mujeres porque son tratadas como ciudadanas de segunda categoría, no sólo por las costumbres locales y los hombres (militares o ex-militares) producto de la guerra, sino también, me dice una congolesa de la Marcha Mundial, por las agencias humanitarias internacionales, que parecen competir con las organizaciones de mujeres locales y con las propias mujeres y que en sus modos de saber convierten a las mujeres en beneficiarias de grandes proyectos, seleccionando y creando estructuras “operacionales” que compiten con las organizaciones de base (tratando de apoderarse de su lenguaje y ocultando las verdaderas razones de los proyectos gestionados con los fondos internacionales: conservar puestos de trabajo, gestión de capital etc).

Un dato que me ha dado Madame Adele, de la Marcha Mundial de las Mujeres: el año 2010 hubo 5.283 violaciones sexuales registradas en los distintos territorios de Kivu Sur. Habría que sumar todas las que no han sido registradas, y las sufridas por los hombres también (como durante la llamada operación jabón de un grupo armado burundés en Fizzi). Las mujeres que han sido violadas muchas veces prefieren guardar silencio, primero porque la mayoría de las veces no conocen a sus violadores y segundo porque las malas costumbres imponen a la mujer violada la obligación de sufrir en silencio, y por el estigma, el miedo al repudio o porque son tan pobres y tienen tan pocos recursos que no tienen esperanza de conseguir una respuesta que les proteja por parte del “sistema político-judicial”. Un puro dato: de esas 5.283 violaciones sexuales que se registraron en el 2010 en la provincia de Sur Kivu, sólo 10 casos llegaron a oídos del sistema judicial. Pero las cosas se están moviendo, las organizaciones locales de mujeres, pese a que son ignoradas por las grandes organizaciones internacionales, se están organizando en las colinas, no para mostrarse como víctimas, para seguir siendo estigmatizadas, marginadas y convertidas en grupos de últimas beneficiarias, sino para ayudarse entre ellas y reivindicar sus derechos políticos; para ser productoras, de dentro a fuera, de los modos de hacer de la realidad actual.