En Asia, los baños con angulas son una de las últimas modas en lo que a tratamientos de belleza se refiere. Se dice que las pequeñas anguilas comen las células muertes de la piel y dejan nuestra epidermis suave y totalmente limpia.
Los impulsores del tratamiento no dudan en añadir que se trata de una “experiencia única y relajante”, pero… ¿y si uno de los pequeños animalitos siente el súbito impulso de explorar nuestras zonas íntimas e introducirse por el pene hasta llegar a parar a la vejiga? Suena de todo menos ‘relajante’.
Es lo que le pasó a Zhang Nan, un hombre de 56 años natural de la provincia china de Hubei. Según informa el Daily Mail, el hombre se metió en una bañera llena de angulas (de entre 10 y 15 cms de largo, algo mayores que las que se pescan para comer) y se relajó mientras los animalillos picoteaban suavemente su piel para alimentarse de las células muertas. “Pero, de repente, sentí un súbito dolor y vi como una de las angulas se estaba introduciendo por el orificio de mi pene”, relata la víctima.
El hombre tuvo que someterse a una operación de urgencia que duró tres horas para que le sacaran la angula de su vejiga. El animal fue encontrado muerto.
Según explica el doctor que operó a Zhang Nan, “el conducto de la uretra de un hombre es algo más estrecho que el diámetro de la angula. Pero estas están recubiertas de una sustancia viscosa, que es la que facilitó que el animal entrara en el conducto y llegara hasta la vejiga”.
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