Disco de la semana: SONIC YOUTH – THE ETERNAL by Korova

The Eternal hace el disco número 16 en la cuenta particular de Sonic
Youth, editado por Matador (que lo ha prometido para principios de junio),
producido por John Agnello y la propia banda y adelantado -mejor no me
preguntéis si legalmente o no- por Internet hace apenas un par de semanas.

Por lo general, los discos de Sonic Youth se dividen en dos bloques: los
que se anuncian como continuaciones del sonido de hitos como Sister (1987)
o Goo (1990), y los que no se anuncian de ninguna manera. Los segundos, en
realidad, suelen ser empanadas sónicas de experimentación a prueba de
valium que nadie escucha nunca enteras, de modo que esta vez podemos
alegrarnos de que The Eternal no esté entre ellos.

The Eternal arranca de forma más que aceptable con Sacred Trickster, una
canción clásica de la escuela Youth que remite a los parámetros de Kool
Thing y un puñado más: Kim Gordon se disfraza de Patti Smith y Thurston
Moore la envuelve en zumbidos de guitarra en apenas 2 minutos. Si las
cosas empiezan bien, el potaje eléctrico de Anti-Orgasm y sus 6 minutos de
divagaciones cacofónicas hacen temer que Sonic Youth nos la hayan metido
doblada y que Lee Ranaldo nos espere a la vuelta de la esquina con otra
ración de vanguardia pastosa…la alarma es felizmente falsa: Leaky Lifeboat
restituye el equilibrio, e incluso el medio tiempo de Antenna se pone
emocionante en el estilo en que Sonic Youth hacen emocionantes las cosas
(The Diamond Sea). Hasta aquí todo apunta al aprobado alto, pero las cosas
aún van a mejorar; What We know suena sorprendentemente convencional sin
renunciar a la dosis de veneno exigible, Calming the Snake es
deliciosamente ponzoñosa y Poison Arrow resulta lo más parecido a una
canción de pop sepultada bajo escombros. Malibu Gas Station tiene todos
esos cambios de ritmo y oleadas de feedback que andabas esperando, en
Thunderclap se permiten hasta un estribillo con yeah-yeah-yeah incluido y
No Way es tan compacta como una pedrada. A estas alturas, viene a dar lo
mismo que en la recta final del disco los Youth se relajen y gimoteen en
Walkin’ Blue, o que se tomen casi diez minutos de post-folk-core
semiambiental en Massage the History para despedir lo que sin ninguna duda
es el mejor disco que han grabado en un puñado de años.

Puede que The Eternal no sea el disco más visceral de Sonic Youth, lo que
tampoco resulta muy escandaloso para unos tipos que llevan casi 30 años
haciendo ruido sin descanso. A los seguidores tradicionales del grupo los
devolverá a tiempos mejores, a los que se desengancharon de la banda tal
vez los reconcilie con ella, e incluso es posible que algún fan
desorientado de Radiohead los descubra por sorpresa…No, olvidad eso: está
más que demostrado que los fans de Radiohead no son el tipo de gente que
descubre cosas, y menos por sorpresa.

by Korova

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