Disco de la semana: LA ROUX : LA ROUX

La Roux significa “la pelirroja”, y es el nombre que Eleanor Jackson
decidió dar a su proyecto musical tras consultar un libro de nombres para
bebés que encontró abandonado en una papelera de Londres. Como historia,
es una de las más absurdas que nos hemos encontrado jamás; queda dos
metros por encima de las que suele contar Morrissey para justificar
cualquier cosa que hace (desde su corte de pelo hasta la última línea de
sus letras) y casi a la altura de las que se inventa el NME para tratar de
convencernos de que, por fin, han encontrado un grupo bueno de verdad.

La Roux no está sola en esto; el productor Ben Langmaid la acompaña como
una sombra a todas partes, maqueando su música en el estudio y
co-escribiendo buena parte de sus canciones. Como dos felices siameses
unidos por algún órgano vital, ambos han conseguido subirse al carro del
synth-pop independiente ocupando asientos de ventanilla en apenas un año.
La Roux fue la afortunada en alguna de las expediciones de coolhunting que
los parisinos Kitsuné Maison emprenden de mes en mes por Londres…la
descubrieron gracias a una maqueta que alguien hizo llegar a su buzón y
les faltó tiempo para subirse al Eurostar y contratarla: La Roux comenzó
así editando EPs con Kitsuné (Quicksand en 2008, In for the Kill en 2009)
y colando sus canciones en las recopilaciones de rigor. Y de ahí al set de
los DJs que marcan el paso del french disco sólo había un paso.

Ahora, La Roux tiene sobre la mesa un contrato multinacional y en el bolso
un disco largo con 12 canciones de inminente aparición…no se ha quemado
las neuronas para darle título (el disco de La Roux se titula “La Roux”)
pero eso ya no le importa a nadie. Lo que tal vez sí importe es el
contenido; una vuelta de tuerca más al pop electrónico de los 80 con todo
el arsenal de guiños previsto (Eurythmics, Human League, Yazoo…), sus
singles de la época Kitsuné (In for the Kill y Quicksand) y 10 piezas más
de regalo. La Roux no se complica la vida, tiene una voz multiusos que le
sirve lo mismo para emular a Annie Lennox que para jugar a electro-diva, y
tiene una máquina de hacer música a pleno rendimiento a la espalda. A La
Roux le gustan las melodías sin complicaciones, le gusta imitar a Alison
Moyet (Tigerlily, Bulletproof, Cover my Eyes…) y le gusta dejar a
Ladyhawke como una segundona. El disco de La Roux es como un túnel
espaciotemporal que puede devolverte a los vertiginosos años del cubo de
Rubik, las hombreras y el cardado capilar en un salto. Eso está
estupendamente a veces (Fascination), medio bien a veces (Reflections are
Protection, Armour Love) y casi mal otras (I’m not your Toy), aunque lo
que más claro queda es que su terreno son los singles más que los formatos
largos. La parte buena es que, como ahora todo el mundo se descarga los
discos de Internet, puedes quedarte con las que merezcan la pena.

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