MAJOR LAZER es el último delirio de Diplo, que es un tipo absolutamente
delirante lo cojas por donde lo cojas. Tras haberse metido hasta el cuello
en el fango de las favelas, aportando combustible al resurgimiento del
funk brasileño (CSS, Bonde do Rôle) y encontrando la manera de que los
clubbers de medio planeta terminen encontrando excitante la batuca, Diplo
ha hecho las maletas rumbo a Jamaica para liarse a navajazos con lo más
casta de la escena dancehall y hacerlos pasar uno a uno (Elephant Man,
T.O.K., Lexxus, Ward 21, Busy Signal, Gyptian, Turbulence o Vybez Cartel)
por su estudio portátil.
MAJOR LAZER es, en realidad, un experimento a cuatro manos compartido
entre Diplo y Switch en que la música jamaicana sigue el turno del funk
carioca en la mesa de operaciones. Diplo usa bases de hip hop y breakbeats
recién salidos del horno para sostener el fraseo chulo y ardiente de
Kingston en 13 cortes salpicados de samples de reggae, loops acrobáticos y
hasta guitarras surf puestas a la tarea de alumbrar un disco de dance con
el que tus pies buscarán inconscientemente la arena de la playa.
Hold the Line es el primer single de MAJOR LAZER, un disparo a bocajarro
de funk con aires de western futurista y las voces de Santi Gold y Mr. Lex
enzarzadas en un duelo de muchos grados de temperatura. Pero el hecho es
que Guns don’t kill People…Lazers do tiene tantas esquinas como un
suburbio, y a lo largo de sus escasos 40 minutos de duración se acerca a
las formas más clásicas del reggae (Can’t stop now, Cash Flow), al hip hop
con toques gansta (Bruk out) o a los recodos más ásperos del drum n’ bass
(What U like, When U hear the Bassline) sin conceder respiro. En MAJOR
LAZER, Diplo suena como si se hubiera encerrado con Lee Perry en un
estudio repleto de trastos, puesto de metanfetamina y con ganas de liarla
parda. De hecho, estamos completamente seguros de que no ha podido ser muy
diferente.
