Disco de la semana: Beck

Todos sabemos que Beck Hansen está como una cabra: poeta electro-folk y
cienciólogo devoto al mismo tiempo, su música puede encantarte o ponerte
de los nervios (Beck tiene discos que permiten ambas cosas) pero, sea
como sea, debes admitir que estamos hablando de uno de los músicos más
prolíficos e inquietos de la escena alternativa. A un año de distancia de
su último disco largo (Modern Guilt), y de que con él se recuperara del
bache que supuso su precedente The Information (2006), Beck tiene ya en
cartera la reedición de uno de sus primeros trabajos (One Foot in the
Grave) y se propone editar un disco de versiones cada mes.

Para dar cuerpo a este proyecto, Beck ha creado The Record Club: una
reunión de músicos y amigos de formación cambiante que se reunirán una vez
cada 30 días para regrabar completamente un disco clásico. La única regla
de este club es que la regrabación debe completarse en 24 horas, y ser
distribuida de inmediato…

Pues bien, The Record Club ya tiene su primer disco completo, y Beck ha
querido empezar por subirse a las barbas del clásico entre los clásicos;
el primer disco de The Velvet Underground. Las 11 canciones que Andy
Warhol produjo para Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison, Moe Tucker y
Nico han sido reelaboradas una a una por Beck con la ayuda del productor
Nigel Godrich. Por supuesto, la clave del sonido radica en beckizar a la
Velvet hasta el hueso: Sunday Morning se convierte en un valium folk,
mientras que Waiting for my Man o Femme Fatale aparecen reencarnadas en
juguetes de pop con marca de la casa. Aunque Beck se muestra respetuoso
con los originales la mayor parte del tiempo, e incluso cuidadoso a la
hora de añadir toques electrónicos (tenues en All Tomorrow’s Parties,
resultones en Run Run Run), no hay que ser muy lince para imaginar que, si
ha escogido este disco, es para poder hacer el cafre con las canciones que
se lo permitan. Esas son Venus in Furs y, sobre todo Heroin, que Beck
transforma en un sindios de folk esquizoide, aunque también
(sorprendentemente) There She goes again, a la que no hacía maldita falta
pervertir de la manera en que lo hace. Por el contrario, otras piezas más
estridentes en la versión original (Black Angel Death’s Song o European
Son) se quedan en su inofensivo esqueleto, adornadas de folk psicodélico.

Al final, lo que queda es una curiosidad morbosa por saber cuál será el
siguiente disco, y cómo encajarán en él Devendra Banhart, MGMT, Wolfmother
y Little Joy, que ya han confirmado su participación…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *