Disco de la semana: WOLFMOTHER: 'COSMIC EGG'

WOLF DEMODE

El de Wolfmother es uno de esos casos que deberían aparecer en las enciclopedias: salidos de la nada, editaron un primer disco arrollador con el que consiguieron meterse en el bolsillo a la crítica y al público de golpe. Un single (“Woman”) fue suficiente para que todo el mundo los señalara como salvadores oficiales del rock n´roll, y Australia regresara al mapa como reserva inagotable de guitarras (Jet, Datsuns…).

Sin embargo, el final feliz no llegó: Wolfmother comenzaron una guerra civil en toda regla que terminó con el abandono de dos de sus tres miembros (Chris Ross y Myles Heskett, actualmente ocupados en dar forma a su nuevo grupo) y la amenaza más que seria de punto final para la banda. Andrew Stockdale se quedó solo y alivió la tensión anunciando que reformaría Wolfmother y seguiría adelante aunque le costara toda la sangre de sus venas… Así es como, 4 años después de su aparición, Wolfmother regresan convertidos en cuarteto.

Cosmic Egg ha sido íntegramente grabado en Los Angeles a las órdenes de Alan Moulder (Depeche Mode, Jesus & Mary Chain, Smashing Pumpkins…) y debe su título a una postura de yoga, posiblemente la que Stockdale adoptaba para no volverse loco durante la desbandada de los Wolfmother originales. Cosmic Egg contiene 12 canciones de musculoso hard rock producido con brillo, en las que se amontonan las referencias, los guiños y los detalles que recuerdan diez veces por minuto a Led Zeppelin -sobre todo- y Black Sabbath. De los primeros salen la mayoría de los riffs (desde “Inmigrant Song” a “Whole lotta Love” o “Communication Breakdown”) o ese penetrante falsete que Robert Plant debió patentar, dejando de lado el fusilamiento de Kashmir que cometen en “10.000 Feet.” Wolfmother beben de esa fuente a morro, imprimiendo velocidad a las canciones y simplificando las cosas para que sean directas y, de paso, para que no se note que ellos no tienen a Jimmy Page. De los segundos, Cosmic Egg tiene lo que el propio Ozzy Osbourne tenía de Plant y la rotundidad pesada de las guitarras (de Iron Man, de Paranoid), que en ocasiones como Sundial se vuelve mimetismo total.

Sumando todo esto, lo que sale es un disco de algo que hace 20 años hubiéramos llamado heavy metal y que hoy cae en el saco el rock alternativo. Cosmic Egg no tiene un puñetazo como Woman, pero mantiene el tipo con canciones atiborradas de anfetamina que irán a parar, una por una, a la próxima edición de Guitar Hero: notable alto para California Queen”, “New Moon Rising” y “Cosmic Egg”, aprobado para “Phoenix”, “Far Away”, “White Feather” o el ensayo psicodélico de “Violence of the Sun”. El rock de puño en alto está, por fin, de vuelta.

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