Jaime Aznar: Cauterización fotográfica

Jaime Aznar (Pamplona, 1976) es un artista multidisciplinar sin remedio. Su carisma y una mente inquieta ávida de soportes de expresión no le dejaron elección, y se vio obligado a diversificar su talento y emplearlo en diferentes disciplinas. La que hoy nos ocupa es, sin duda, la más íntima, la que escupe de manera inexorable fragmentos de su personalidad a cada disparo. Me refiero, claro, a la fotografía.

El término “fotografía” procede del griego φως phos (“luz”), y γραφίς grafis (“diseñar” o “escribir”), con lo que podría definirse como la técnica de escribir o diseñar mediante la luz. Jaime es, si me lo permiten, un gran “redactor de la luz”, y no me refiero tan sólo a conceptos técnicos como la profundidad de campo, la textura o la velocidad de obturación, sino a términos menos tangibles y más subjetivos, aunque no por ello menos reales. La contemporaneidad que sugieren sus instantáneas es una de ellas, quizá la principal. Pero no es la única. Su capacidad para cauterizar sentimientos, su declarada intención o la sutil ironía de la que hace uso consiguen transmitir su percepción de una manera tan nítida que logra convertir al espectador en cómplice.

Conviértanse pues, sin dilación, en cómplices de Jaime Aznar. Y disfrútenlo.

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