Disco de la semana: Comanechi: "Crime of love"

Comanechi

Japón no es un sitio como los demás. En Japón comen cosas crudas, hacen huelga trabajando más y hasta el Emperador ve dibujos animados. Trasladado todo eso al mundo de la música, resulta que Japón es el país en que cualquier grupo desconocido en su propia casa puede tener un éxito monstruoso. Desde Dylan hasta Coldplay, no hay un solo músico famoso que se precie que no tenga en su catálogo al menos dos discos editados exclusivamente para Japón… Sin embargo, las cosas no funcionan de la misma manera en sentido contrario: los japoneses rara vez consiguen vender sus grupos fuera, y suelen necesitar que algún freak occidental los apadrine para colarlos; eso pasó con Shonen Knife y Kurt Cobain o con 5678’s y Tarantino.

De este modo, lo que a los artistas nipones les queda como alternativa es emigrar y buscarse la vida en territorio enemigo: Cibo Matto se metieron en el bolsillo a medio Nueva York y Comanechi prueba fortuna en Londres.

Comanechi no es exactamente Comanechi sino Akiko, una desarreglada post-teenager nipona fugada a Inglaterra y Simon, un guitarrista local unido al proyecto. Comanechi apenas tienen editados un par de EPs a lo largo del último año, de manera que Crime of Love es tal vez el primer disco más primer disco de todos los que nos han pasado por delante en este 2009.

Crime of Love es el tipo de disco que puedes esperar de una veinteañera japonesa de vacaciones en Londres: punk paleolítico y chillidos que galopan por las 13 canciones que incluye, como una versión rupestre de White Stripes mezclada con todas esas cosas supuestamente ingenuas que vuelven locos a los indies. Comanechi a veces suenan como los Stripes puestos de fármacos caducados, como Royal Trux antes de pasarse con los farmacos caducados que los Stripes no se llegaron a terminar o como aquellos grupos de los 90 (las Lunachicks, Babes in Toyland…) que los tomaban cuando aún no habían caducado. Llegados a este punto, lo que realmente molaría es sacar la lista completa de posibles influencias (X Ray Spex, Slits…) y quedar como unos entendidos, pero maldita la falta que hace. Comanechi se pueden dar la mano con algunos de los grupos más despeinados de la escena independiente (Neil’s Children, Lovvers) o caer simpáticos a los fans huérfanos de Test Icicles, y con eso ya hay más que suficiente. Sucios y rugosos, Comanechi son la banda sonora perfecta para esos momentos de tu noche en que has bebido lo suficiente como para agradecer algo de ruido que te permita contorsionarte, despreciando la posibilidad de acabar perdiendo los dientes contra el suelo…A fin de cuentas, todos sabemos que, sin cicatrices, un fin de semana es tiempo perdido.

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