Clásicos del diseño industrial: Silla Wassily, de Marcel Breuer

por Leonor Karpolov

Los clásicos son aquellos que, por definición, nunca pasan de moda; esa condición ubicua -estar en todas partes, y, al mismo tiempo, en ninguna-, hace que los diseños sean modernos y clásicos al mismo tiempo.

Nada expresa mejor esa dualidad que el diseño industrial de principios del siglo XX. La “Edad Heróica” del Diseño -de hecho, la época en la que la disciplina se creó como tal-, y de la Arquitectura, ha dejado un legado que perdura y, probablemente, perdurará.

La silla Modelo B3, o “Wassily”, es fruto de la aplicación de los conceptos de diseño industrial -es decir, diseño para ser realizado en cadena, abaratando los costes, y con un uso racional de los materiales-, y, probablemente, una de las sillas que más gusta a arquitectos y decoradores.

La anécdota de este diseño, el origen del nombre -atribuido al también profesor de la Bauhaus Wassily Kandinsky-, viene a ser falsa, ya que en origen no tuvo apodo alguno. Fue durante una nueva edición de la silla por parte de la firma boloñesa Gavina, cuando adquirió ese sobrenombre Eso sí, los diseñadores de la firma italiana eligieron el mote debido a que el pintor ruso utilizó en su estudio el diseño de Breuer.

En la actualidad, y aunque existen un buen número de imitaciones, la patente la sustenta la firma Knoll, y el precio de catálogo asciende a 3.108 $ (las imitaciones suele costar bastante menos, no hace falta decirlo). Es curioso que, siendo un diseño concebido para facilitar la reproducción y abaratar los costes, se haya convertido en un artículo de lujo. Será que es un clásico.

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