La magia inconfundible del funicular donostiarra
Al mencionar el funicular de Donostia, alguien hasta puede sentir algo de nostalgia… Y es que ya es más de un siglo de historia (fue inaugurado el 25 de agosto de 1912) la que lleva el en sus vÃas. ¡La de anécdotas que podrÃan contar si hablaran 😉 . De hecho, hoy es el dÃa en el que mantiene intacto su encanto y embrujo.
Siempre resulta un plan perfecto y apetecible en San Sebastián subir al parque de atracciones de Igeldo en el funicular. No sólo con niños, también es encantador para pasar una tarde en familia, pareja o amigos. ¡Es apto para todos los gustos!
¿Porque quién se puede negar a disfrutar de las mejores vistas de nuestra ciudad, desde una perspectiva inmejorable e irrepetible? Podemos empezar con un paseo por la playa de Ondarreta, hasta llegar el Peine del Viento del gran Eduardo Chillida. Cuando las piernas nos pidan un descanso, ¡qué mejor que montar en el pintoresco funicular!
El trayecto cubre 312 metros a una velocidad de 1,5 kilómetros por hora: tres minutos de viaje, auténticamente relajante y reconfortante, os lo aseguramos. Si nos remontamos a su origen, cabe destacar que su construcción fue diseñada por el ingeniero Emilio Huici y dirigida por el ingeniero Severiano Goñi. Además, sabéis que fue inaugurado por la mismÃsima Reina MarÃa Cristina, todo un ‘sarao’, vamos.
Tras este guiño histórico, seguimos con el plan. Al llegar al monte Igeldo, podemos sacar nuestro lado más divertido en el parque de atracciones. Nadie se puede resistir a la ‘emocionante’ montaña suiza (que no rusa) y demás peculiares atracciones.